Este 8M de 2023 lo afrontamos en una coyuntura de desmovilización social generalizada, en  el  marco del conflicto bélico propiciado por el imperialismo en Ucrania, y con unas consecuencias terribles que ha tenido para las condiciones de vida de la clase trabajadora, especialmente para las mujeres trabajadoras,  que ven cómo se agravan las ya difíciles condiciones materiales de vida, golpeadas crisis tras crisis.

Este Día Internacional de la Mujer Trabajadora donde las calles volverán a llenarse de mareas moradas, una ola feminista de fuertes consignas, en las cuales no se está profundizando. 

Desde el confinamiento, esta movilización ha vuelto a coger fuerza en la calle, sin la represión de anteriores convocatorias por el uso de este espacio público ¿Pero, estamos tomando la calle realmente? ¿Cuál es la posición real de lucha de esta movilización morada anual? 

Tenemos claro, y seguiremos reivindicando la calle y la manifestación como espacio de lucha, donde llevar nuestros lemas, pero también donde seguir concienciando el resto del año.  Muchas mujeres no se sienten representadas por el feminismo institucional y burgués, enfrascado en debates estériles intencionados, que dividen el movimiento feminista, por esto es fundamental  rescatar la voz pública del  feminismo de clase, impulsar propuestas y alianzas dentro del movimiento feminista que superen esta división interesada, por esto este año nuestro lema, el de las mujeres comunistas y feministas del PCPE es DERECHOS PARA TODAS: PAZ, PAN, TRABAJO.

Tomar las calles, es tomar el espacio público tantas veces negado a nosotras, las mujeres de extracción obrera y popular, y cuando hablamos de salir a ellas, no es para volver al espacio privado al día siguiente, es para tomar el espacio como camino en la determinación de la clase obrera y popular en su vía al socialismo. 

Las mareas feministas, deben transversalizarse al resto de protestas, como contra el imperialismo, por la sanidad pública, o las pensiones, dado que el patriarcado condiciona  todas las esferas de la vida de las mujeres, y supone su opresión y desigualdad al servicio del capital, nuestra lucha debe ser integral y claramente anticapitalista, para no permitir que la burguesía siga apropiándose de las luchas feministas, para desactivar o minimizar la potencia transformadora de este movimiento, como ocurre con algunos de los movimientos sociales actuales. 

Las condiciones materiales de vida de nuestra clase se han agravado, y de las mujeres aun mas, crece la pobreza y la situación en el mercado laboral es muy precaria, con mayor desempleo, a esto, ningún feminismo burgués, ni ninguna socialdemocracia puede dar solución, y solo conseguiremos nuestro empoderamiento como mujeres de extracción obrera y popular en una lucha conjunta, desde la organización comunista y en estos frentes. 

Las convocatorias de este año en algunos lugares se presentan con el movimiento feminista dividido, nosotras y nosotros priorizamos las de carácter
unitario. Aquellas que se alejen de la discriminación y de
posturas excluyentes y falsamente defensoras de los intereses  de las
mujeres y  de la realidad de las mujeres de clase trabajadora y sectores populares. Apostando dentro de las mismas por constituir un bloque de feministas de clase, desde el que tejer una amplia política de alianzas.

Ante esto, seguimos reivindicando la movilización y la organización por los Derechos para Todas: Paz, Pan y Trabajo, una consigna histórica que cobra actualidad en el marco de la guerra imperialista desatada mundialmente, donde derechos básicos están en permanente cuestión. Por ello apostamos por recuperar la esencia revolucionaria del feminismo y su vocación unitaria, en torno a planteamientos radicales y transformadores de esta sociedad machista, apostamos por la unidad en defensa de los intereses de las mujeres trabajadoras y de sectores populares, en esta tarea unitaria de lucha contra la opresión y la explotación nos encontraras a las feministas del PCPE.

Edurne Batanero 

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