Hay un tema que por estos días ocupa tanto a especialistas y decisores como a ciudadanos comunes en Cuba y genera noticia y opiniones incluso más allá de nuestras fronteras: el anuncio, el pasado mes de octubre por el Consejo de Ministros, de un proceso de unificación monetaria.

Se habla mucho de las formas y el posible escenario, del cronograma aún indefinido y las consecuencias que tendría este proceso. El sociólogo Aurelio Alonso, ensayista, investigador, subdirector de la revista Casa de las Américas y Premio Nacional de Ciencias Sociales 2013, es uno de los expertos que ha dado su opinión.

-Aurelio, se respira por doquier la expectativa que ha despertado el anuncio de la unificación. Para adentrarnos en el tema sería bueno un breve recorrido por la historia de la circulación de dos monedas en nuestro país.

-Mira, si nos ponemos a rebuscar en la historia, este ha sido un país de dualidad monetaria desde que se hizo república. Incluso en los años de ocupación norteamericana, entre 1898 y 1902, circulaban no dos sino tres monedas: el dólar estadounidense, que ya entraba en la economía cubana; el doblón español, que se cotizaba por arriba de los cuatro dólares, y el luis de oro francés, el de más alta cotización.

Posteriormente, cuando se estableció el peso cubano, la economía nacional se organizó tan sujeta, tan dominada por la economía norteamericana, que el dólar también circulaba en muchos lugares y se mantuvo una paridad uno a uno entre ambas monedas que duró hasta el triunfo de la Revolución. Incluso, en los años ´50 había muchos cubanos que tenían cuentas bancarias en dólares; había una fuga de divisas ordinaria, regular, por esa identidad, esa dolarización de la economía…

La gente dice ahora que la economía cubana está dolarizada… Bueno, dolarizada estuvo en la primera mitad del siglo pasado: ahora se re-dolarizó en cierta medida, en otras condiciones. Porque los conceptos tienen distintas connotaciones: no es lo mismo la dolarización en Ecuador, donde un presidente en los ´90 decidió darle la cara a la crisis dolarizando y eliminando la moneda nacional, que en otros países donde se dolarizó estableciendo una equivalencia artificial con la moneda nacional, como hizo Ménem en Argentina, lo que llevó a imponer el corralito financiero, una terapia de shock con la cual dio un golpe brutal a la clase media…

-Hablaba de la dolarización hasta 1959, cuando hubo un cambio radical con la Revolución, con una política diferente…

-Sí, y con un bloqueo brutal de los Estados Unidos, que fue comercial y también financiero. Recordemos que la moneda es también una mercancía, y la moneda estadounidense es un medio de cambio a nivel mundial. Se bloqueó la moneda norteamericana y Cuba decidió de todos modos mantener la equivalencia del dólar y el peso cubano para los cálculos de su economía, como se venía haciendo., en una situación en que no se sabía exactamente cómo iba a comportarse.

A nivel de pueblo, a nivel de consumidores, cuando nos hablan de doble moneda pensamos en el CUP, el peso cubano, y el CUC, el peso convertible. Nuestros economistas suelen plantear que la dualidad empezó en 1993, cuando se despenalizó el dólar… Sí y no, porque ya existía una diferencia establecida entre la macroeconomía del país, con la que se insertaba en el mercado mundial y en el CAME, donde el dólar se seguía evaluando como equivalente del peso, y el rublo también como equivalente del peso, y la economía interna, donde la moneda nacional no era convertible y no había equivalencia, se había convertido en un certificado, en una moneda interior…

¿Qué sucede? Cuando se derrumba el Campo Socialista y la economía cubana cae brutalmente -se derrumba entre un 35 y 36% el PIB, en más de un 75% la capacidad adquisitiva del país-, se viene todo abajo y el dólar empieza a circular más activo y a tasarse en el mercado negro… Empieza a subir. Según algunos autores llegó hasta 75, según otros hasta 120, pero muchos recuerdan que estuvo a 150 pesos. La despenalización del dólar logró que se fuera reduciendo hasta la cantidad que tenemos hoy. O sea, la decisión de 1993 fue acertada.

-Hablamos con mucha gente en la calle y se repiten las opiniones sobre la gran diferencia entre ambas monedas, el poco valor del peso, la extrañeza sobre dos monedas nacionales tan distintas una de otra, las ventas y servicios mejores en una moneda que en la otra, y el constante criterio de que es algo nocivo… Decía que la decisión de 1993 fue acertada, ¿cuál es la realidad 20 años después?

-Hoy la dualidad se ve con luces distintas a las de los ´90, hay grandes diferencias entre aquella etapa y el momento actual. El período de los ´90 comenzó con una caída en un barranco y el país tuvo que comenzar a apoyarse en otras vías de ingreso para reponer la economía. Fue, por ejemplo, el comienzo del turismo. El nivel del turismo hoy no es el de los ´90, tampoco el de los ingresos por servicios profesionales como los médicos; no existía el fenómeno de las remesas como existe hoy… Las remesas generan un dinero que no entra por la macroeconomía sino por la economía de la familia, que termina comprando en la TRD. Hay hoy una circulación monetaria distinta en el país, y una posibilidad de retornar a la búsqueda de una moneda única.

Claro, hay que ser realista. No existe una varita mágica. Esto no va a ser la solución de los problemas porque a veces se dice “bueno, no podemos seguir con la equivalencia 25 a uno, es demasiado, tienen que abaratarse los productos, o subir los salarios”, pero la mayor capacidad de ingresos tiene que estar respaldada por un efecto productivo mayor en el país. Una economía nacional, un país, no puede comerse más de lo que produce, en términos monetarios, de números; incluso, la economía supone que existe una equivalencia entre lo que se llama Producto Nacional Bruto y el Ingreso Nacional Bruto; tiene que haber una correspondencia. Cualquier otra cosa es una anomalía económica.

-Para muchos, la pérdida de esa equivalencia y la doble circulación ha tenido un impacto económico que ha afectado profundamente en los últimos años las economías individuales.

-El sentido común nos lleva a pensar que la pérdida de esa correspondencia entre salario y capacidad adquisitiva para satisfacer las condiciones mínimas de vida es un resultado de la doble moneda, pero es la doble moneda el resultado de una situación económica en que se ha perdido esa capacidad, que es lo tiene que ver con el derrumbe de la primera mitad de los años ´90.

Hay muchas preguntas en este sentido. ¿Por qué la relación de 25 a uno? Porque es una relación que llega a establecerse con el dólar, porque el problema grave aquí es que el eje de la dualidad no está en la diferencia entre el CUC y el CUP, las dos monedas nacionales, una equivalente al dólar, establecida para ser equivalente al dólar… ¿Qué es un billete de un CUC? Es como si fuera un billete de 25 CUP. En este caso, la diferencia no está tanto en la moneda como en la administración de la distribución: con 25 CUP no se compra en la TRD; con un CUC sí. Es decir, hay una diferencia de acceso al mercado… Como esto expresa una equivalencia con el dólar, por detrás del CUC, el problema está en que hay que equilibrar la economía del peso cubano con el dólar, y hay que empezar a equilibrarla por el Estado…

Ya se ha llevado la economía en algunos medios empresariales a una relación de diez por uno, y se está operando con base en esa relación, por ejemplo, en las ventas del sector campesino al turístico, y se está haciendo también en las relaciones a nivel internacional con el dólar. Mientras más baja, más beneficia a la población la circulación interior, pero no puede ser una acción voluntarista, hay que buscar cuál es la equivalencia adecuada, la que responde a los balances financieros. Por eso este es un proceso largo, que puede durar tres, cuatro, cinco años, también para no recurrir a terapias de choque.

-Es un proceso que recién ha comenzado, que redimensiona la economía cubana y que se va a tomar su tiempo en el sector estatal, y mucho más para llegar al doméstico…

-Yo soy sociólogo, no economista, pero pienso que si se mantienen adecuadamente los pasos, sin precipitación, tomando las medidas poco a poco, esto no debe traerle a la población trastornos mayores que los que ya tiene. Los grandes trastornos para la población de este país se produjeron en los años ´90 y seguimos arrastrando la situación de entonces, y las fluctuaciones en los mercados mundiales, con los precios de los alimentos más elevados. Lo que va a sufrir la población hoy no va a ser más grave, pero tampoco va a haber necesariamente una mejoría sistemática. Puede ser que algunos productos bajen de precio, hay productos en las TRD que están sobre-tasados y hay que hacerlos menos caros, son precios establecidos arbitrariamente y hay que dejar que el mercado se mueva ahí.

Lo otro muy importante es la macroeconomía, porque cuando la empresa tenga que ajustar la tasa de uno a uno, cuando la economía estatal deje de pensar que el peso cubano hay que operarlo como equivalente al dólar y busque una tasa que se aproxime a la real, en los presupuestos se van a dar cuenta de que les sale más caro producir muchas cosas porque las materias primas que tasaban al equivalente de uno a uno van a ser ahora diez a uno. Entonces van a encontrar cuáles son los verdaderos precios de producción, y eso va a llevar, a mi juicio, a saber qué empresas estatales son rentables y cuáles no, a definir con qué se queda el Estado y con qué no.

Hoy hablamos de flexibilizar la economía, pero lo que hacemos es crear 180 tipologías de cuentapropismo, y eso no modifica en nada la economía del país. El Estado tiene que tener los elementos económicos para saber qué es lo que tiene que administrar, y de lo que tiene que administrar qué es lo que no está siendo rentable y si puede ser rentable. Y ver qué hace con lo que no puede ser rentable, si licita para ponerlo en manos de particular, de cooperativas, de capital extranjero, o si lo cierra.

Esta medida es necesaria para que el Estado sepa, en primer lugar, qué tiene que hacer, y, por supuesto, para que se opere con una sola moneda en el país.

-El tema de los salarios en relación con la dualidad monetaria sale una y otra vez a la luz en las encuestas en la calle… También se habla de la inexistencia de un cronograma definido…

-El anuncio del Consejo de Ministros plantea que se ha aprobado la confección de un cronograma, pero hasta ahora nadie sabe cuál es. Supongo que nadie sabe cuál es el cronograma porque no se puede prever o calendariar etapas. Lo otro que se dijo es que se iba a empezar por la economía estatal.

Por otra parte, los precios y los salarios sólo podrán casarse cuando el desarrollo económico lo permita, cuando una cuota de eficiencia mayor lo permita, y cuando los niveles de producción se incrementen y haya un mercado que vaya facilitando progresivamente el acceso. Tampoco es simple, tiene que ver con un mercado y, por ejemplo, a lo mejor el plátano baja y la frutabomba sube, en dependencia de la producción. En cualquier sociedad mercantil hay reglas que definen la diferencia entre productos de primera necesidad, intermedios y suntuarios. Y se trata de aproximarnos a un mercado que no nos domine, sin perder el esquema económico socialista, y esto implica que la empresa socialista se mantenga fuerte en los sectores donde tiene que mantenerse fuerte, pero que todo lo que no tenga por qué ser administrado por el Estado no lo sea.

-Uno de los encuestados dijo que nuestro peso convertible sirve sólo en Cuba, y con el cambio anunciado ya hay algunos deshaciéndose de los CUC que tenían ahorrados, por miedo a que se devalúen…

-La característica principal del peso convertible es que no es convertible; la convertibilidad está a nivel nacional. Es muy difícil la situación económica nuestra, de muchos vericuetos, es muy difícil ver y plantear soluciones.

En cuanto al temor de la devaluación del CUC, esa dinámica no va a ser tan rápida. Me parece que el que se deshaga ahora de los CUC se está adelantando demasiado a los acontecimientos.

Hay otro tema en este proceso: las cuentas bancarias, algo importante porque en Cuba hay una gran cantidad de CUC y de CUP en cuentas bancarias de ahorro. Se ha dicho que se va a garantizar protección a las cuentas bancarias, lo cual implica que esto no es una medida de choque, es algo que le costará al Estado y que hace más lenta la transformación.

-¿Alguna conclusión?

-Es importante que el país tenga una moneda fuerte, pero para que el país tenga una moneda fuerte hay que levantar la economía. Para que el peso cubano tenga fuerza hay que levantar la economía. Este proceso anunciado es decisivo, porque el proyecto de reforma avalado en los lineamientos necesita un saneamiento monetario. No podemos seguir viviendo con un presupuesto nacional con una equivalencia del dólar y el peso, engañándonos en cuanto a la rentabilidad de nuestro aparato económico estatal, porque ello introduce el caos en la economía.

Este camino de transformación monetaria y económica a partir de los lineamientos tiene que ser un camino de experimento y error, para saber con qué instrumentos vamos a hacerle un espacio atractivo al crecimiento del mercado en el país. En esto también van a jugar muchos factores como la política exterior de Estados Unidos, pero tampoco podemos planificar con esperanzas de mejoría en ese sentido; tenemos que planificar con la mirada puesta en lo que podemos hacer por nosotros mismos.

Por Onedys Calvo y Marjorie Peregrín


Texto y foto extraídos de cubadebate.cu (Tomado de Cuba Contemporánea)

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