Ana Gutiérrez, nacida en Tánger en 1924, cuyos orígenes obreros y duras condiciones de vida le llevan a tener una gran conciencia crítica y compromiso,  inicia su militancia en las JSU antes de los 16 años y comienza así la trayectoria de otra de las mujeres relevantes de nuestra historia que han sido silenciadas y olvidadas.

En 1942, cuando Ana tenía 17 años y estudiaba manicura en una peluquería, las tropas franquistas entran en Tánger y es detenida por primera vez para pasar dos años en prisión. De todos los detenidos Ana fue la única trasladada a Ceuta a la cárcel conocida como “el agujero”, uno de los peores centros penitenciarios españoles de la época.

Una vez pasados los dos años de reclusión la liberan, pero no le permiten volver a Tánger, dándole a elegir entre Sevilla y Málaga. Y es en esta última en la que la “Tangerina” recupera su compromiso y comienza a colaborar con el maquis, que operaba en la Sierra  de Almijara de Málaga, a pesar de estar bajo una fuerte vigilancia policial.

Sus labores dentro del maquis eran principalmente de información y espionaje, era enlace entre células y también imprimía y repartía propaganda contra la dictadura.

Teniendo unas responsabilidades tan fundamentales, la policía franquista seguía a su caza, llegando a apresar a su madre para forzarla a aparecer. Ana, ajena a la detención de su madre, viendo tan próxima la suya propia se traslada a Sevilla. Es aquí donde la apresan junto a otros militantes, delatada por compañeros bajo tortura. Todos los que con ella fueron detenidos sufrieron la pena capital, ella en cambio fue encarcelada y es cuando descubre que su madre llevaba meses en prisión con el fin de que ella se entregara.

Tras la cárcel, vuelve a formar parte de la guerrilla de la sierra de Málaga bajo el mando de “Roberto”,  jefe de la famosa Agrupación Roberto, pero en los años 50 el PCE decide abandonar la estrategia de guerrillas. Es en estos últimos años más duros de la guerrilla donde Ana comienza a acompañar a “Roberto” en misiones de aprovisionamiento y contactos haciéndose pasar por un matrimonio.

En el año 51 acompaña en su última misión a “Roberto” a Madrid a negociar con el PCE, clandestino en esos momentos, una forma de evacuación de todo el maquis de la sierra de Málaga. Es en esta acción cuando acaban siendo delatados y apresados. Pero la policía franquista no los traslada a la cárcel, sino que los retienen durante meses de casa en casa, con torturas e interrogatorios con el fin de recabar toda la información para acabar con la guerrilla. Durante estas torturas Ana, que estaba embarazada, perdió el bebé y también a su pareja, “Roberto”, que fue finalmente asesinado, mientras ella fue condenada de nuevo a dos años de cárcel, mientras toda la guerrilla caía en manos de la dictadura.

Esta última misión fue la que finalmente acabó con la militancia de Ana. Después de tanto sufrimiento, de las pérdidas sufridas a manos de la policía franquista y las torturas recibidas, al ser puesta en libertad decidió  trasladarse a Suiza, donde consiguió el estatus de refugiada, y rehacer su vida lejos de la política.

No fue hasta 1988 que regresó a Málaga, al lugar donde tanto había luchado y sufrido, donde residió hasta su fallecimiento en 2018, tras el cual sus hijos descubren guardada una autobiografía y documentos que narraban su historia, la de una gran combatiente olvidada a la fuerza, ocultada por la represión y el miedo, una historia silenciada como tantas otras, de las luchadoras ignoradas y a las que debemos devolver su voz y protagonismo.

Inés.

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