El inicio del curso escolar llegó acompañado de una peligrosa polémica, traída de la mano del PSOE de Madrid. Tras la propuesta de Ayuso de abrir los centros educativos el 1 de septiembre, en pos de velar por la facilidad de la vuelta al trabajo de los padres y madres, olvidándose por supuesto del descanso de los niños y niñas, la socialdemocracia trajo a escena su gran propuesta: centros educativos abiertos 12 horas al día durante 11 meses al año. Medidas que otros países europeos ya han empezado a aplicar.

¿La excusa para esta propuesta? La conciliación familiar, facilitar que aquellas familias cuyos tutores trabajen por la tarde dispongan de un espacio gratuito en el que puedan dejar a su hijo/a durante ese período de tiempo.

Y mientras tanto, lo que realmente ocurre es que hijos e hijas de trabajadores se crían y crecen sin sus padres, son aparcados durante la mitad de su día en un centro que la mayoría de veces no cumple con los requisitos mínimos ni están acondicionados a la climatología, y vuelven a sus casa para cenar y dormir hasta el día siguiente donde vuelvan a ese mismo edificio.

A nivel psicológico va más allá la tan maravillosa medida, pues en esas edades de la primera infancia, en las que tan importantes son las figuras de apego, estas desaparecerán de su día a día, lo que traerá consecuencias que dan para llenar varios libros.

Y es que si esta medida intenta facilitar algo, es la explotación laboral. Si existe un servicio y una ley que “garantice” el cuidado de los menores durante todo el día, la empresa ya no tiene por qué buscar medidas reales de conciliación para sus empleados y empleadas.

No solo no se verá en la necesidad de buscar estas medidas, sino que dispondrá de carta blanca para forzar a sus trabajadores a jornadas laborales cada vez más largas y en los horarios que más favorezcan al patrón y su necesidad.

Y mientras, hombres y mujeres a vivir en el trabajo y niñas y niños a vivir en la escuela. Bueno, a vivir no, a existir… pues con medidas como estas cada vez se consigue más que la vida del obrero no tenga horas libres para vivir, más bien las pocas de las que dispone le sirven para reponer la fuerza de trabajo para la siguiente jornada. Ya sabes, no vayas a trasnochar en tu tiempo libre y vete a dormir que mañana hay que rendir.

Y es que la verdadera conciliación solo podrá llegar con un empleo digno, en el que las jornadas laborales no sean maratones que consuman la vida y la energía, que dote a las familias de facilidades para pasar tiempo con sus hijos/as de calidad, para lo que se hace necesario no solo unas condiciones de empleo dignas sino también un salario digno que cubra todas esas necesidades familiares. Y esto no será posible dentro del capitalismo, aunque se vista de socialdemocracia.

Inés

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