ÚLTIMOS EDITORIALES

Editorial Octubre 2022

La crisis sistémica llegará a niveles insoportables, eso resulta incuestionable, y nadie duda ya de que eso será así. Determinada por la sobreexplotación y la carestía de la vida, crece la desvalorización de la fuerza de trabajo a la par que se inflan las hipotecas y avanza la pobreza. La OTAN generaliza la guerra, y la complicidad belicista del gobierno de coalición PSOE/UP, comprometiendo más gasto militar, traicionando al Sahara, renovando el Acuerdo para la permanencia de la bases en Andalucía y entrenando en Zaragoza a militares ucranianos. Este gobierno convierte a España en un país metido de lleno en la guerra, como títere de los intereses de los EE.UU y una desnortada UE plegada al mandato del amo yanqui.

Al mismo tiempo, vemos como la penetración ideológica de la conciliación de clases ha llegado tan lejos en las estructuras de CC.OO y UGT, que los llamados a la movilización que realizan en defensa del poder adquisitivo de los salarios los hacen reclamando la vuelta a la Mesa del Pacto Social y un Pacto de Rentas.  La lucha de clases, el conflicto obrero y la huelga son conceptos que desaparecen de su vocabulario a la par que se ausentan de las asambleas y la calle.

Consecuentemente, estamos ante un escenario de desmovilización global en el que, difícilmente, prenderá una chispa de movilización generalizada y sostenida de la clase obrera y las capas populares, si no es a través de una intervención consciente de los sectores más desarrollados y avanzados de la sociedad y, especialmente, de la militancia comunista.

Nadie descarte conatos puntuales de movilización que, momentáneamente,  desborden las capacidades de intervención de la Vanguardia. Tampoco que haya que dar un duro combate enfrentando la presencia de elementos fascistas y la asimilación de sus propuestas políticas por determinados sectores del movimiento obrero y popular. Todo es posible y, mucho más, en momentos de crisis tan aguda como la que ya empezamos a vivir y que solo apunta la patita de lo que está por venir. Una situación de desprotección social y pobreza desconocida para todas las generaciones nacidas después de los años 60 del siglo pasado, nos obliga a intervenir con audacia e inteligencia política.

Esta vez no se trata de gestionar la insatisfacción de los hijos de la pequeña burguesía y la aristocracia obrera que se movilizaron el 15M, reclamando trabajo acorde a su preparación universitaria.  No, ahora se trata de algo muy distinto que golpea de lleno  a la realidad material inmediata de la clase obrera y a su futuro.  La destrucción de fuerzas productivas para tratar de iniciar un nuevo ciclo de reproducción ampliado del capital, sumado a un nuevo escenario de escasez estructural de recursos energéticos en un mundo, por lo demás, en Guerra generalizada impuesta por el bloque occidental agrediendo a la soberanía de los pueblos que no se someten a su mandato, nos define un escenario en el que no caben el silencio o la retórica.

La máxima leninista de la necesidad de realizar análisis concretos de la realidad concreta, hoy se convierte en mandato urgente y apremiante.

Tratar de entender la realidad para transformarla, vislumbrar el eslabón más débil de la cadena de dominación del capitalismo  para quebrarlo, requiere de la capacidad de trasladar en la práctica concreta ese conocimiento a las masas y que, progresivamente, lo hagan suyo.  En definitiva, trasladar, mediante una creciente capacidad de dirección política de masas, la conciencia socialista.

Una tarea que requiere del compromiso y la vinculación constante en los más diversos escenarios de organización popular, para elevar su realidad a mayores niveles de enfrentamiento político.

Un proceso que, necesariamente, se enfrentará con dificultades de la más diversa índole, pero sobre todo, con la de la desmovilización y la falta de experiencia de intervención práctica de masas de amplios sectores de la actual militancia. Sin embargo, la capacidad de entender que, si hay una intervención consciente de la Vanguardia y efectiva de las masas, los problemas se resuelven en el mismo movimiento que los postula, abre un escenario de avance que no podemos dejar de tener presente.

Partimos de la afirmación científica de la incapacidad práctica del Capitalismo para superar su crisis general, y mucho menos que esa superación a la desesperada pudiera atender a los intereses y necesidades del pueblo trabajador.  Consecuentemente, lo único que corresponde ahora, en este momento histórico concreto, es salir de la retórica, de la metafísica contemplativa que no enfrenta la realidad, y dar el paso hacia la unidad de la teoría con la práctica. 

Afirmó Marx que la “teoría se hace fuerza material en cuanto se aferra a las masas”;  pues sencillamente, esa es la tarea que tenemos por delante y a la que el PCPE y la JCPE comprometen todas sus capacidades.

Una intervención política fundamentada en análisis propios que coloque a la clase obrera en la senda de su liberación por la vía de la superación de la miseria material e intelectual que le impone la sociedad burguesa.

Una actuación comunista en los más diversos frentes de masas que, necesariamente, ha de realizarse desde el “barro” del trabajo cotidiano en sus organizaciones de base que lo articulan, permitiendo recuperar la referencialidad comunista.

Ya no cabe intervenir desde los bordes en esta lucha irreconciliable entre burguesía y proletariado.

Unamos todas las fuerzas de quienes compartimos este análisis y nos sentimos con las fuerzas necesarias para librar este combate decisivo que no espera a nadie. Unamos a la clase, a las masas y al pueblo

Igualmente, tampoco podemos permitir que el calendario electoral de la burguesía y las dinámicas propias del oportunismo político conformando su espacio político, desvíe la atención de lo importante y distraiga capacidades a su favor.

Ninguna de las opciones electorales que finalmente se consoliden desde ese ámbito, llámense como se llamen, puede representar nada diferente a lo que ha significado su gestión a lo largo de estos años de gobierno de coalición  que, con los aplausos a Zelensky y las abstenciones de Yolanda Díaz y Alberto Garzón a la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN,  acaba en la aceptación tácita de esa organización criminal.

No hay ningún espacio para la confluencia con el oportunismo político.

Es mucha la responsabilidad ante la que nos coloca la Historia, porque sabemos que nuestra intervención como Partido del proletariado es central en este momento.  Trabajamos decididamente en todos los espacios que empujan en la dirección que sitúa este editorial y lo hacemos desde los más diversos ámbitos, conscientes de la importancia de todos ellos y de la necesidad de avanzar en mayores niveles de confluencia. Ahí siempre estará el PCPE.

Solo el pueblo organizado salva al pueblo.

Cuando las cifras de desempleo crezcan paralelas a las colas del hambre, a los desahucios, a los suicidios, a las muertes por falta de atención médica, el consumo de ansiolíticos y el fracaso escolar, en ausencia de dirección política revolucionaria,  florecerán tanto las voces que confundan el diagnóstico, como las que ofrezcan falsas soluciones.

La tarea partidaria se ha de centrar en levantar estructuras de organización obrera y popular, vecinal, juvenil, etc., que, sin caer en el asistencialismo patético de quienes ridículamente imitan al Banco de Alimentos y  a Cáritas,  orienten a los colectivos sociales más golpeados por la crisis, marcando el camino de reivindicación y autoorganización popular.

No solo es el mejor antídoto contra el fascismo, sino que es la  práctica  que abre el camino para levantar estructuras de contrapoder popular.  

Es necesario organizar a todo tipo de colectivos sociales para impulsar nuestra propuesta de Plan Urgente de Emergencia Social, que dé respuesta cercana a las necesidades más inmediatas y que favorezca procesos de autoorganización popular, que acumulan fuerza y favorecen el desarrollo de la conciencia de clase.

Iniciemos cuanto antes este camino. En algunos casos los mismos locales del Partido, los de las Asociaciones de Vecinos, los de los sindicatos..., pueden ser útiles para este fin. Situemos cuanto antes ejemplos prácticos que sirvan de faro.

uyl_logo40a.png