"Es rotunda la afirmación de que a día de hoy la juventud en el Estado tiene sólo en los Colectivos de Jóvenes Comunistas el referente firme de organización-escuela para formarse y crecer, no solo en el aspecto de formación teórica, sino en también en la práctica."

El VIII Congreso de los CJC supuso un salto cualitativo en todos los sentidos, especialmente en lo orgánico. Un Comité Central donde cada miembro tiene responsabilidades concretas para desarrollar y de las que rinde cuentas, así como la diferencia entre Secretariado y Buró político, que supone un avance en la concepción del centralismo-democrático. Un desarrollo que pone en una situación de mejor disposición para afrontar un crecimiento en lo interno y superar las contradicciones que puedan ir generándose en el seno de la organización.

El lector ha de saber que un Congreso es el momento de máxima decisión y de ejercicio de democracia para la organización leninista, es ahí donde cada joven da su opinión, y donde tras la votación del debate, la minoría asume lo que escoge la mayoría. A esto le sumamos el periodo previo al congreso de debate en los colectivos, donde se preparan enmiendas a las tesis que propone el Comité Central saliente, y el resultado es una mayor interiorización de la línea política del Partido en lo referente a la juventud.

Una organización juvenil que comprende que el Partido por sí solo no puede hacer la revolución, y que es tarea de cada militante nutrir a éste de los mejores dirigentes comunistas reconocidos en sus localidades por su compromiso. Que solo la fusión de la vanguardia con las masas, interviniendo allá donde se evidencian las contradicciones que la crisis genera, y dirigiendo las mayorías, se conseguirá desatar una crisis revolucionaria que sitúe a la clase obrera y los sectores populares cerca de la toma del poder político.

Atrás quedan los días donde nos lamentábamos por los ataques de elementos oportunistas que hacían fracciones organizadas y que atentaban contra el método leninista y la democracia interna de la Juventud y su Partido. Esta organización hace tiempo que dejó de lamerse las heridas, y allá donde éstas estuvieron abiertas quedan hoy las cicatrices que nos recuerdan que el enemigo no siempre es externo.

Sobre experiencias pasadas los CJC hoy gritan orgullosos desde cada comunidad del Estado que, pese a los ataques sufridos, siguen incorporado comunistas ejemplares a las filas del PCPE, haciéndolo más fuerte, avanzan juntos en la creación de estructuras capaces de organizar a la clase obrera y los sectores populares para luchar, y por la recuperación del polo marxista-leninista en el terreno internacional. Y lo que es más importante, siguen creciendo día a día con chicos y chicas que ingresan en la escuela de comunistas y que enriquecen su juventud heredando la tradición y las experiencias de los que antes que ellos mejoraron gracias a la superación de los errores colectivos del pasado.

Tras el VIII Congreso se han ido celebrando conferencias regionales, nacionales y locales para aplicar la línea política a lo concreto. Desde el Congreso se ha avanzado en la constitución de colectivos sectoriales que trasladan la propuesta partidaria a centros de estudio concretos. Se hace evidente una mayor bolchevización de la organización, y la interiorización del centralismo-democrático en cada joven honesto es un constante ejercicio de vigilancia revolucionaria que asegura una respuesta monolítica contra los ataques tanto externos como internos.
Es rotunda la afirmación de que a día de hoy la juventud en el Estado tiene sólo en los Colectivos de Jóvenes Comunistas el referente firme de organización-escuela para formarse y crecer, no solo en el aspecto de formación teórica, sino en también en la práctica. Pues estos dos aspectos formativos tan íntimamente ligados son imprescindibles para que cada joven militante pueda dirigir, cuando sea necesario, a sus compañeros y vecinos. Hoy, igual que ayer, juramos vencer.

Eric Rodríguez

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