Motivadas por la que hubiera debido ser una simple noticia de agencia refiriendo el fallecimiento de quien hace más de 30 años dejó de ser un personaje con trascendencia pública, pero se ha convertido en un nuevo episodio de anticomunismo disciplinado de la totalidad de los medios de comunicación burgueses, surgen estas líneas escritas con mucha más carga de autocrítica colectiva, que de despecho.
Nada aprenden de la Historia y de las dinámicas de transformación social, quienes construyen su relato como una sucesión de nombres en el que las masas y, finalmente la lucha de clases, solo cumplen un papel secundario. No solo lo hace la historiografía oficial burguesa, también hay quienes sin comprender absolutamente nada del Materialismo Histórico, mancillan su carácter científico y, en nombre del “marxismo” se limitan a declamar ampulosamente nombres y apellidos, para tratar de ocultar su absoluto desconocimiento de las más mínimas bases materiales e ideológicas que, a los más diversos niveles, conforman cualquier proceso social.
Por eso es que, ni merece la pena abrir ningún debate destinado a situar “correctamente” a M. Gorvachov en el puesto que le corresponde en el listado de traidores a la causa de la clase obrera y el Socialismo, ni mucho menos aun, considerar como trascendental para la Historia su existencia y colocarlo a la altura de quienes sí la determinaron con su vida.
Mal haríamos los comunistas si juzgáramos a quien fuera último Secretario General del CC del PCUS y último Presidente de la URSS, como responsable de algo más que apostar, decidida y conscientemente, a favor de la más que articulada corriente procapitalista que existía en el interior del PCUS y del propio Estado Soviético. Fruto de procesos complejos determinados por la permanencia de la lucha de clases en el Socialismo y la incesante agresión imperialista, la derrota temporal del Socialismo y la desaparición de la URSS, no fue responsabilidad particular de nadie. Tampoco de un equipo de dirigentes o, incluso de una generación concreta. Son muchos los factores que intervinieron y, uno de ellos que tuvo también su grado de responsabilidad que no fue menor, fue la degradación organizativa, ideológica y política de los máximos dirigentes de un Movimiento Comunista Internacional, crecientemente acomodaticio en las instituciones burguesas y paniaguado por el PCUS.
Cada Partido debe construir su relato. El PCPE también, y valorar el papel colectivo que nos corresponde en aquellos años convulsos en los que la fortaleza de la construcción del Socialismo en la URSS hizo que, no solo hasta el último minuto de su existencia jurídica, la URSS fuera un país socialista, sino que 31 años después de su desaparición, su legado sigue siendo el faro que, desde 1917, ilumina el camino a los sectores más avanzados de la Humanidad en la lucha contra el Imperialismo.
Igual que en el Siglo XX, hoy en el XXI, la única forma de ser consecuentemente internacionalista es defender a la URSS y todo lo que significó.
Hoy utilizan la imagen de Gorvachov para seguir golpeando al Comunismo quienes nunca han dejado de hacerlo, ni han perdido la ocasión en ningún momento para golpear a su enemigo.
Palabras como reforma, libertad, desarrollo y transparencia en sus columnas de opinión son sinónimo de las ignominiosas décadas de dominación Imperialista. Las guerras de Iraq, Yugoslavia y Libia nunca se hubieran producido como se dieron si hubiera existido la URSS. Los procesos de privatización y liquidación de derechos laborales y sociales dejaron de tener el espejo que los detuviese. Los monopolios de la información y el entretenimiento cambiaron la Historia y la verdad para aniquilarla y ponerla a su servicio. Bloqueos criminales y guerras de rapiña con la URSS y el CAME no se sostenían…….
Hoy la realidad ha cambiado. El mundo que “soñaron” todos los Gorvachovs del mundo se hunde en sus contradicciones. Esa es la única gran noticia que merecería su obituario.
Un nuevo mundo multipolar –trágicamente armado-, con un nuevo escenario de la lucha de clases internacional se abre paso y es necesario que las organizaciones de Vanguardia, los Partidos Comunistas, sepamos estar a la altura del reto histórico que nos corresponde asumir.
Para los y las comunistas no hay otro camino que volver a levantar las banderas que siempre defendió la URSS. La Roja del Socialismo y el Poder Obrero y la Blanca de la Paz para que, una vez más, sean las grandes masas quienes protagonicen la Revolución Social.
Julio Díaz
Secretario General del PCPE
Alacant, a 31 de agosto de 2022.