El edificio Tabaiba (Granadilla de Abona, Tenerife) estaba construido sin terminar sobre un suelo sin licencia de obra propiedad del ayuntamiento, este autorizó de palabra a familias vulnerables para que las habitaran hace aproximadamente algo más de diez años a condición de que no se enganchasen a los sistemas de red eléctrica y agua.

Los vecinos acceden, poco a poco se instalan bidones de agua y motores de luz, placas fotovoltaicas más adelante etc. y van aportando sus recursos y trabajo en darle habitabilidad al edificio hasta ser una comunidad de 140 personas entre los que se cuentan 44 menores hasta la fecha.
Lo que hemos presenciado estas últimas semanas es el efecto de que este terreno fuera irregularmente vendido a un extranjero europeo (presumiblemente a buen precio) y este pretendido propietario fuera quien encargase al fascista Daniel Estévez para que su empresa Desokupa agreda, amenace, intimide y sabotee suministros a estas familias trabajadoras con ayuda de la Guardia Civil y así forzar su salida, todo esto en medio de un proceso judicial que finalmente se resolvió en favor del pueblo entre otras cosas por las turbiedades de la adquisición y lo demostrable que es la residencia por parte de los vecinos en el edificio en cuestión.

Fue a través del Sindicato de Inquilinas de Tenerife (SIT) como las vecinas del Tabaiba corren la voz de lo sucedido, se toman algunas precauciones para asegurar el edificio, se despliega una acampada de apoyo a la que acude gente de toda la isla para aportar y se lleva la defensa jurídica de las vecinas.

Una vez más el pueblo trabajador tiene un motivo para recordarse que solo se tiene a sí mismo para afrontar la guerra declarada por la clase dominante en ímpetu de arrebatarle su hogar, para percatarse de la siempre inconveniente aplicación u omisión de su ley a nuestro interés y de que la organización de unidad en torno a la defensa de estos intereses es el primer paso para emanciparnos como clase y como género.

El Tabaiba no es sólo un edificio más ni mucho menos, es el más numeroso y antiguo de los que hay en su zona y representa desde hace algo más de un mes el buque insignia de los edificios enteramente okupados que hay en San Isidro y otros pueblos-dormitorio del sur de la isla resistiendo las embestidas del capital inmobiliario.

La noticia de la lucha que acaba de perder el inversor junto al ayuntamiento, el aparato represor de Estado y sus mercenarios frente a las vecinas del edificio se ha hecho eco y ya otros edificios de San Isidro han dado aviso al SIT de haber recibido una notificación de desalojo, es decir que el movimiento antidesokupa no acaba aquí, además tiende a unir lazos en el seno de los movimientos populares, como muestra el ejemplo del Frente Blanquiazul, peña antifascista del CD Tenerife que también se ha solidarizado con las afectadas de San Isidro y saludado al SIT en un trabajo común de denuncia de la publicidad de Desokupa en el estadio de fútbol.

En este sentido ha podido ser clave para articular un precedente de cómo preparar una defensa popular extendida en el tiempo y estrechar lazos de unidad ante esta escalada de hostigamientos que crece al ritmo al que la desposesión por acumulación capitalista echa de sus casas a la gente en una tierra donde hay 150.000 viviendas cerradas propiedad de bancos para mayor gloria de quien vaya a invertir, mientras la clase obrera local soporta salarios de subsistencia para pagar alquileres inasumibles inflados con la llegada de nuevos residentes de rentas europeas.

Manuel Gómez Díaz

uyl_logo40a.png