La crisis del capitalismo ha causado consecuencias devastadoras en la salud, el empleo y las condiciones de vida de la clase obrera. Las desigualdades ya existentes se han acentuado. Desde 2019, el número de trabajadores y trabajadoras en situación de pobreza moderada o extrema ha aumentado en 108 millones.
Especial importancia tiene la situación de la mujer trabajadora. Ya antes de la pandemia, los empleos de alta concentración femenina se caracterizaban por la desigualdad salarial, los altos índices de contratación a tiempo parcial, las mayores tasas de paro… es decir, por su dificultad para romper con la lacra de la precariedad. Durante la pandemia, estas jornadas se redujeron aún más y empeoraron las condiciones laborales; mientras que las mujeres han desempeñado trabajos de suma importancia en el sector de la sanidad y el trabajo social, así como en otras ocupaciones esenciales, a menudo a riesgo de la propia salud.
Aumenta la brecha salarial, y es que, a día de hoy, las mujeres ganan un 20% menos que los hombres por el mismo trabajo según un informe de la OIT. Situación que se agrava en el caso de mujeres pertenecientes a minorías étnicas o mujeres migrantes.
Pero la brecha salarial no es solo eso, y hay que tener en cuenta otras circunstancias, como los contratos parciales. En España, un 73% de los empleos en contrato parcial son ocupados por mujeres. El aumento de las cargas domésticas de las mujeres es una de las causas de esta situación. Señala la OIT que un 76,2% de las horas de trabajo de cuidado no remunerado es realizado por mujeres, más que el triple que los hombres. El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado es frecuentemente desvalorizado y despreciado; sin embargo, es absolutamente necesario para el normal funcionamiento del sistema capitalista.
Por otra parte, cabe señalar que los sectores más afectados por el desempleo presentan una alta concentración de mujeres. Un ejemplo es el sector turístico, que se ha visto especialmente afectado a causa de las distintas restricciones. Según la OMT (Organización Mundial de Turismo), el 54% de los puestos de trabajo relacionados con este sector están ocupados por mujeres.
También es importante mencionar a las trabajadoras domésticas. Las mujeres representan el 83% de los 53 millones de personas que, en cálculos estimativos de la OIT, trabajan en el servicio doméstico a nivel mundial. Este trabajo representa más del 7,5% del empleo asalariado femenino a nivel mundial, frente al 1 % del empleo masculino. En nuestro país, más de 630.000 personas están ocupadas en empleo del hogar; un 30% trabaja en negro, nueve de cada diez son mujeres.
Actualmente la doble opresión impuesta a la mujer trabajadora por el patriarcado y el capital, lejos de disminuir, se profundiza de manera alarmante. El sistema no se sostiene y pretende por todos los medios cargar el peso de los costes sociales de la crisis capitalista sobre los hombros de las mujeres.
Emma