En la Era del posmodernismo donde el feminismo burgués que se opone al feminismo emancipador, el lgtbismo y lo queer como  tribus identitarias, el paroxismo del veganismo elevado a categoría universal o el animalismo como un pastiche campan a sus anchas dentro del ideario sorosiano (me refiero a Soros), en definitiva, componentes del adoctrinamiento ideológico dominante que se corresponden con la noción dontancredista acuñada y denunciada  por el gran Bergamín. Vamos a tener que tratar con el rigor marxista el análisis del dontancredismo baboso imperante.

Frente a la babosería mencionada hemos de tener en cuenta las reflexiones de una lucidez pasmosa que encontramos en “Escritos Corsarios” de Pier Paolo Pasolini, el genial cineasta y pensador comunista italiano. Pasolini, al igual que Gramsci con sus  ”Cuadernos de Cárcel”, elabora toda una serie de análisis  y reflexiones a la hora de abordar los contextos del momento de la lucha de clases en el plano de la lucha ideológica . Pasolini, gramsciano hasta la médula, vislumbra las trampas  que nos trama el enemigo burgués a través de miles de filamentos culturales y de modos de vida que nos imponen como el único y mejor de los mundos posibles: modos de vida mercantilizados donde todo se consume como  latas de usar y tirar.

Lo que hoy impera  ya lo percibió y advirtió Pasolini hace casi 50 años en sus artículos entre 1973 y 1975, de ahí el tesoro valioso de sus “Escritos  corsarios”. Pasolini tras su trilogía de la vida, las tres películas que representan  la idea de la pulsión sexual como liberación, estamos hablando de  “Decameron”, “Las mil y una noches “ y “Los cuentos de Canterbury”; pudo posteriormente comprobar la trampa de la falsa liberación sexual  lo que le llevó a dirigir “Saló o los 120 días de Sodoma”. Pasolini cada vez más se convierte en una referencia imprescindible para desempolvar del olvido.

Miguel Ángel Rojas

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