En las Tesis aprobadas en el XI Congreso celebrado en el mes de octubre de 2020, el Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) establecía que “producto del altísimo desarrollo de las fuerzas productivas, en el capitalismo se ha formado ya la base más que necesaria para la construcción de la sociedad socialista”.

Este axioma está basado en el conocimiento de la realidad de la lucha de clases, con el propósito de establecer un elevado nivel de conciencia en la clase obrera y resto de sectores populares para agrupar las fuerzas y encarar el combate de la batalla de las ideas en todos los frentes que el enemigo de clase nos impone.

La crisis estructural y general del capitalismo, agudizada con la pandemia de la COVID-19, provoca un aumento irrefrenable de la explotación, la extorsión, el robo, la precariedad, los desahucios, el desempleo, etc. Las condiciones materiales y básicas de supervivencia cada día son más limitadas para amplias capas de la población, esencialmente del pueblo trabajador de la ciudad y el campo. Aumenta constantemente la proletarización de sectores de la pequeña burguesía que, hasta el momento, disponían de recursos que les situaba como elemento referencial de trabajadoras y trabajadores, siendo a su vez un pilar importante en la sostenibilidad del sistema capitalista. En España, llegó a ser una proclama publicitaria la famosa frase de un ministro de Economía del gobierno socialdemócrata de Felipe González: “España es el país donde más rápido y fácil se puede hacer uno rico”. Hoy, nuevamente, toma cuerpo renovado con la visita del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, a EEUU para recabar inversión de las multinacionales norteamericanas y seguir intentando coser los intereses imperialistas que, por otra parte, también encuentran elementos de contradicciones internas, como corresponde a las leyes de la dialéctica.

Estamos, pues, asistiendo a un marco complejo del desarrollo de la lucha de clases, donde los territorios, estados, países, liberados del yugo capitalista, encuentran un agigantado grado de violencia del imperialismo, principalmente del norteamericano, secundado por la Unión Europea (UE). Se emplean herramientas de todo tipo; desde la guerra directa (y en la mayoría de las ocasiones “no declarada”), pasando por campañas de desinformación e intoxicación, y continuando con bloqueos, sanciones, amenazas e intimidaciones.

Empleando estos métodos “gansteriles”, el capitalismo transmite su auténtica debilidad como modo de producción, tanto en lo material como en lo social y cultural. Es precisamente este cuadro el que descubre su segunda cara, violenta, abyecta, indeseable, como es una tendencia a la fascistización, empleando a organizaciones alimentadas con fondos procedentes de los sectores ultras de la oligarquía, que juegan un papel amenazante y paralizador. Las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado nos proporcionan analogías al respecto.

La ley de la “baja tendencial de la tasa de ganancia” es el elemento científico que está actuando en el panorama político de la coyuntura que simplificamos al comienzo de este artículo. La principal contradicción “capital-trabajo” se dimensiona exponencialmente, y el proceso de concentración y centralización del capital no logra regresar a la fase de crecimiento alocado de la economía que en un momento dado del proceso la impulsó a la cima de sus exigencias. Su anarquía le lleva a situaciones de sobreacumulación que se traducen en crisis sobrevenidas que, encadenándose la inicial con la siguiente sin haber resuelto la primera, conduce a la crisis general y estructural del capitalismo.

¿Será la última crisis del capitalismo?, ¿Qué hacer? La obligación de las organizaciones comunistas y revolucionarias es orientar las luchas de la clase obrera, enfocando el camino a recorrer. El empleo de la táctica adecuada debe asegurar el éxito de la estrategia. Agrupar fuerzas, centrar el objetivo, emplear los instrumentos precisos, deben ser las columnas que soporten el edificio que el partido comunista tiene que construir.

El PCPE teorizó en su fundación en 1984, la necesidad de organizar las luchas de los pueblos y de la clase obrera a nivel internacional, a partir de lo que denominamos por aquel entonces y seguimos manteniendo, el FRENTE MUNDIAL ANTIIMPERIALISTA (FMA) que debe tener, a su vez, sus expresiones organizativas locales.

El FMA tiene como eje fundamental de sus tareas, conseguir que cualquier lucha o reivindicación sectorial, de empresa, local o barrial, se enfoque como una lucha de todos y todas. El FMA trabajará en todos los espacios y marcos:

  • Movimientos que luchan por la paz, contra las guerras imperialistas, y por el desarme.
  • Las luchas contra la explotación de la clase obrera.
  • Las luchas por la defensa de la soberanía nacional.
  • Otras luchas de amplio apoyo social de masas.

Todas las luchas de masas, como las feministas contra la doble opresión y el patriarcado, por los derechos LGTBI, las luchas por los derechos de las y los migrantes, por la solidaridad internacionalista, por las condiciones de vida de la especie humana, o las luchas contra el hambre y por la erradicación de las enfermedades infecciosas.

Todos estos activos, y otros más que en la misma línea se puedan añadir, constituyen la base programática de acción de una gran movilización internacional de masas, organizada y coordinada. El FMA es la materialización de la necesaria política de alianzas que la clase obrera internacional ha de construir en su proceso de ascenso emancipatorio, hacia la toma del poder y la construcción de la sociedad socialista en el tránsito revolucionario.

¡El Partido Comunista es su motor impulsor! ¡Socialismo o barbarie!

Victor Lucas – Responsable de la Secretaría de Internacional del CC.


 (versión en portugués)

A crise do capitalismo conduze a uma perigosa situação

Nas Teses aprovadas no XI Congresso celebrado no mês de outubro de 2020, o Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE) estabelecia que “produto do altíssimo desenvolvimento das forças produtivas, no capitalismo formou-se já a base mais que necessária para a construção da sociedade socialista”.

Este axioma está baseado no conhecimento da realidade da luta de classes, com o propósito de estabelecer um elevado nível de consciência na classe obreira e resto dos setores populares para agrupar as forças e encarar o combate da batalha das ideias em todas as frentes que o inimigo de classe nos impõe.

A crise estrutural e geral do capitalismo, agudizada com a pandemia da COVID-19, provoca um aumento irrefreável da exploração, da extorsão, o roubo, a precariedade, os despejos, o desemprego, etc. As condições materiais e básicas de supervivência cada dia são mais limitadas para amplas partes da população, essencialmente do povo trabalhador da cidade e o campo. Aumenta constantemente a proletarização de setores da pequena burguesia que, até o momento, dispunham de recursos que os situava como elemento referencial de trabalhadoras e trabalhadores, sendo à sua vez um pilar importante na sustentabilidade do sistema capitalista. Na Espanha chegou a ser um discurso publicitário a famosa frase de um ministro de Economia do governo socialdemocrata de Felipe González: “Espanha é o país onde mais rápido e fácil pode fazer-se um rico”. Hoje, novamente, toma corpo renovado com a visita do presidente do governo espanhol, Pedro Sánchez, a EE. UU. para recolher inversão das multinacionais norte-americanas e seguir intentando coser os interesses imperialistas que, por outra parte, também encontram elementos de contradições internas, como corresponde às leis da dialética.

Estamos, então, assistindo a um marco complexo de desenvolvimento da luta de classes, onde os territórios, Estados e países liberados do jogo capitalista, encontram um agigantado nível de violência do imperialismo, principalmente do norte-americano, sustentado pela União Europeia (EU). Empregam-se ferramentas de todo tipo, desde a guerra direta (e na maioria das ocasiões “não declarada”), passando por campanhas de desinformação e intoxicação, e continuando com bloqueios, sanções, ameaças e intimidações.

Empregando estes métodos mafiosos, o capitalismo transmite a sua verdadeira debilidade como modo de produção, tanto no material como no social e cultural. É precisamente este quadro o que descobre a sua segunda cara, violenta, abjeta, indesejável, como é uma tendência à fascistização, empregando a organizações alimentadas com fundos procedentes dos setores ultras da oligarquia, que jogam um papel ameaçante e paralisador. As décadas dos anos 20 e 30 do século passado proporcionam-nos analogias a este respeito.

A lei da “baixa tendencial da taxa de lucro” é o elemento científico que está atuando no panorama político da conjuntura que simplificamos ao começo deste artigo. A principal contradição “capital-trabalho” dimensiona-se exponencialmente, e o processo de concentração e centralização do capital não logra regressar à fase do crescimento alocado na economia que num momento dado do processo a impulsou à cima das suas exigências. A sua anarquia leva-a a situações de superacumulação que se traduzem em crises decorrentes que, encadeando-se a inicial com a seguinte sem ter resolvido a primeira, conduze à crise general e estrutural do capitalismo.

Será que é a derradeira crise do capitalismo? Que fazer? A obrigação das organizações comunistas e revolucionárias é orientar as lutas da classe obreira, focalizando o caminho a recorrer. O emprego da táctica adequada deve assegurar o sucesso da estratégia. Agrupar forças, centrar o objetivo, empregar os instrumentos precisos, devem ser as colunas que sustentem o prédio que o partido comunista tem de construir.

O PCPE teorizou na sua fundação em 1984 a necessidade de organizar as lutas dos povos e da classe obreira a nível internacional, a partir do que denominamos por aquele então, e seguimos mantendo, a FRENTE MUNDIAL ANTIIMPERIALISTA (FMA) que deve ter, à sua vez, as suas expressões organizativas locais.

A FMA tem como eixo fundamental das suas tarefas conseguir que qualquer luta a reivindicação setorial, de empresa, local ou de bairro, se enfoque como uma luta de todas e todos. A FMA trabalhará em todos os espaços e marcos:

  • Movimentos que lutam pela paz, contra as guerras imperialistas e pelo desarme

  • As lutas contra a exploração da classe obreira

  • As lutas pela defensa da soberania nacional

  • Outras lutas de amplo apoio social de massas

Todas as lutas de massas, como as feministas contra a dupla opressão e o patriarcado, pelos direitos LGTBI, as lutas pelos direitos das e dos migrantes, pela solidariedade internacionalista, pelas condições de vida da espécie humana, ou contra as lutas contra a fome e pela erradicação das enfermidades infecciosas.

Todos estes ativos, e outros mais que na mesma linha se podem agregar, constituem a base programática de ação de uma grande mobilização internacional de massas, organizada e coordenada. A FMA é a materialização da necessária política de alianças que a classe obreira internacional deve construir no seu processo de ascensão emancipatório, cara a toma do poder e a construção da sociedade socialista no trânsito revolucionário.

O Partido Comunista é o seu motor! Socialismo ou barbárie!

Víctor Lucas, Responsável da Secretaria de Internacional do CC

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