El combate es necesariamente contra ambos.

Alejadas de la manipulación creada por los medios de propaganda, ahora tan preocupados por las mujeres y la población afgana en general, pero tan poco en la raíz del problema, el imperio y sus monstruos, la Secretaria Feminista del PCPE traslada su solidaridad y apoyo al pueblo de Afganistán, especialmente a las mujeres, que han caído de nuevo en manos del yihadismo talibán de extrema derecha. Tras décadas de guerras y opresión, a cargo de gobiernos ultra religiosos y fuerzas de ocupación, el peor de los escenarios se materializa, con el retorno al poder de la facción más fanática, misógina y narcotraficante.

Cualquier participación del destacamento comunista en algunos llamados de los últimos días desde algunos colectivos feministas lo será siempre y en todo momento en la defensa de los derechos de las mujeres y su participación como parte del pueblo Afgano a su soberanía y a su derecho a luchar por construir una vida digna. Denunciamos el intervencionismo humanitario, que lleva camuflando el económico y militar desde hace más de 30 años.

Por un frente unitario contra patriarcado e imperialismo

El movimiento feminista y las fuerzas progresistas no pueden permanecer impasibles. El “nos tocan a una, nos tocan a todas” debe aplicarse a escala internacional, en un movimiento de solidaridad feminista y de clase. Y es importante señalar no solo al brazo ejecutor, sino a quienes les han aupado: EEUU y la OTAN. La solidaridad con la mujer afgana quedará coja si no se hace desde una denuncia clara del imperialismo otanista, que genera guerras en medio mundo (donde siempre, siempre, siempre, son las mujeres las que más sufren), que ha devuelto Afganistán al Talibán como entregó Libia a los grupos islamistas radicales, que se alía con las satrapías misóginas del golfo Pérsico, etc. Los derechos de las mujeres no valen nada para esas potencias, solo cuentan los intereses económicos de las grandes empresas a las que representan.

El discurso de la pena y el de las intervenciones humanitarias son otra forma de colonialismo, al igual que el de “salvemos a quienes nos ayudaron en nuestra intervención...” ese tipo de discursos han de desmontarse y combatir ideológicamente, llevan implícita una carga de dominación y sumisión y cuando se difunden desde la socialdemocracia y la izquierda tienen nefastas consecuencias por ser legitimadores del orden mundial criminal y desmovilizadores de la clase obrera y sectores populares. En ese sentido los y las comunistas del PCPE entendemos que el llamamiento es a la unidad contra la mortal alianza de patriarcado y capitalismo, y para forjar un Frente Antiimperialista, que sume fuerzas en la denuncia de las guerras imperialistas de rapiña, los regímenes que denigran a las mujeres y oprimen a los pueblos, las imposiciones a los países más débiles para favorecer a las grandes multinacionales, en definitiva, la lucha no en contra solo de los yihadistas, los malos ahora, sino contra el sistema que los ha desarrollado, alimentado y sustentado. A las cosas por su nombre, es el imperialismo y sus organizaciones armadas quienes han provocado la situación y consecuentemente la salida de España de la OTAN, y la lucha contra esta organización asesina es la coherente forma de revertir esta y futuras situaciones similares.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Afganistán es un punto geoestratégico clave, con grandes recursos naturales. Además, es el principal productor mundial de adormidera, de la que se obtienen medicamentos y narcóticos.

A finales de los 70 del siglo pasado, el pueblo afgano pretendía construir un país distinto, moderno y con derechos, que enfrentara sus graves problemas: analfabetismo, discriminación de la mujer, extremismo religioso, narcotráfico, escaso desarrollo económico… Esto no podían consentirlo EEUU y sus aliados. Sobre los logros y avances de las mujeres afganas durante ese periodo poco o nada se oye entre los voceros del sistema, es como si nunca hubieran existido y por eso es interesante acercarnos a parte de esa historia de aquello años a través de la columna sobre una mujer que da cuenta del alto grado de conquistas de las mujeres y a través de su biografía, hablamos de Anahita Ratebzad, se puede observar que en alguna época estas mujeres estaban mucho más emancipadas que algunas occidentales. Puede leerse en el siguiente enlace https://www.unidadylucha.es/index.php?option=com_content&view=article&id=2011:anahita-ratebzad-lucha-coherencia-integridad&catid=30&Itemid=133

Desde esos años 70, EEUU y el resto de potencias capitalistas apoyaron distintas formas de radicalismo religioso en su cruzada anticomunista. Es su responsabilidad la financiación, armamento y entrenamiento de los grupos armados integristas en varios países, como Afganistán. Sumieron este país en una guerra brutal, un infierno para los gobiernos del País ( el primero liderado por Karmal más de tendencia socialista y el segundo de Najibullah que lo fue menos en el sentido de formar una gran alianza patriótica frente al avance de los terroristas y delincuentes) y su aliada, la Unión Soviética, hasta la caída definitiva a finales de los años 90 a manos de los grupos armados islamistas y donde la denominada comunidad internacional ni se inmutó ante el asesinato por ahorcamiento público y posterior exposición del presidente afgano ni clamó ningún teletipo por el retroceso generalizado del pueblo y, en particular, de las mujeres afganas. De entre aquellos barbaros asesinos protegidos y financiados por EE.UU. ya destacaban nombres “ilustres” como Osama Bin Laden. El pelaje de estos “liberadores” se resume en la frase: “¡los comunistas han deshonrado a nuestras hijas! ¡Les han enseñado a leer y a escribir!”.

Así, sojuzgaron el país y lo devolvieron a la Edad Media. Esta estrategia la han repetido en otras ocasiones, como recientemente en Libia (con asesinato presidencial incluido) o en Siria. Es interesante tener en cuenta algunos datos más y la aproximación que se realiza en el artículo publicado en este mismo medio y que se puede leer en el siguiente enlace http://unidadylucha.es/index.php?option=com_content&view=article&id=4734:notas-sobre-afganistan&catid=36&Itemid=102

Desavenencias posteriores, especialmente en torno a las condiciones para el transporte gasístico por territorio afgano, enfrentaron al perro con el amo que le dio de comer. En los medios de comunicación empezó a hablarse de los horrores del Talibán, descubrimos los burkas, la destrucción de obras de arte milenarias o los atentados yihadistas, pasando los anteriores “luchadores por la libertad” a ser terroristas misóginos y sectarios.

Tras los atentados del 11-S, la OTAN entró con todo en Afganistán. Durante 20 años han colocado gobiernos títere, hasta que EEUU ha decidido devolver el país al Talibán. La pantomima de pseudo guerra civil, de 10 días escasos desde la salida de las tropas extranjeras, revelan un traspaso de poderes previamente pactado. Ahí les van un par más de interesantes enlaces para ampliar la información https://youtu.be/8BDTTs38i10 y https://m.prensa-latina.cu/?p=98889/el-regreso-del-taliban/

Las mujeres, las grandes perdedoras

De todos los horrores que traerá el retorno del Talibán, quienes más tienen que perder son las mujeres, como siempre1. En 20 años de ocupación, los avances en su situación han sido muy insuficientes, y en parte “cosméticos”, pero nada puede ser peor que lo que tuvieron previamente, ni que lo que les espera ahora.

Volverán masivamente el burka, los matrimonios forzosos, la desescolarización de niñas y mujeres jóvenes, la dependencia forzosa del varón… Y la indiferencia será la nota dominante. La situación de la mujer afgana solo se publicitó cuando fue necesario para justificar la invasión del país. Fueron la coartada para la intervención de la OTAN cuando les resultó conveniente a sus intereses coloniales, pero no se movió ni un solo teletipo y a nadie le importó que tras la guerra desatada por las potencias capitalistas en los años 90 y al poner fin a los gobiernos que desarrollaron propuestas avanzadas entre los años 70 y 90 del siglo pasado, se eliminaran de un plumazo todos los avances alcanzados por las mujeres.

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Ahora, es previsible que una vez cumplida la nueva función de servir de coartada a los intereses del imperialismo, caigan en el olvido, como se ignora la situación de las mujeres en otros países aliados de EEUU y la Unión Europea, como Arabia Saudí. Las lágrimas por las mujeres solo caen cuando interesa al capital, cuando le son funcionales a sus intereses y son siempre lágrimas de cocodrilo. Por eso denunciamos que la situación de las afganas es fruto de la política intervencionista y de rapiña del imperialismo, con la OTAN como brazo armado y criminal y con la complicidad de la Unión Europea que como polo imperialista se apunta a todas las guerras.

Secretaría Feminista PCPE.


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