Entre los días 13 y 15 de diciembre se celebra en Madrid el 4º Congreso del Partido de la Izquierda Europea (PIE), organizado por el PCE, bajo el lema “Unidos por una Alternativa de Izquierdas para Europa”.

Este Congreso supondrá la actualización del modelo socialdemócrata que el PIE y sus miembros preconizan y no hay elementos en el mismo que planteen ni una sola propuesta seria y creíble para la superación de la actual situación de crisis capitalista en clave obrera y popular.

Dejando de lado cuáles hayan sido los mecanismos de debate de las tesis presentadas a ese 4º Congreso, que presumimos escasos más allá de las direcciones máximas de los partidos dirigentes del PIE, lo que está claro es que, ateniéndonos al papel, la “Alternativa de Izquierdas” que entienden estos señores no es más que una gestión capitalista “diferente”, poniendo el acento en lo que ellos denominan la “emancipación de los mercados financieros”, muy en la línea de esa construcción ideológica denominada “socialismo del siglo XXI”, en el que se referencian expresamente.

Lo esencial de la propuesta contenida en los documentos de este Congreso es, resumidamente, que Europa está mal porque se han aplicado medidas neoliberales y de austeridad y, por tanto, es necesario combatir contra esas medidas y proponer otras que no reciban tal definición, lo cual aleja al PIE y organizaciones participantes del más mínimo análisis económico marxista del desarrollo capitalista.

Para el PIE y sus miembros, la UE es una organización neutra, cuya naturaleza fue inicialmente “positiva” pero que se ha visto “secuestrada” por “las finanzas y los poderosos”. Tal planteamiento es muy significativo del nulo análisis de clase que realizan estas organizaciones, que ni siquiera son capaces de reconocer que, desde el mismo origen, la UE, antes CEE, es un instrumento que se creó y beneficia a los monopolios y al gran capital.

Al estar la UE en una crisis derivada del carácter neoliberal de las políticas aprobadas, lo que corresponde entonces, según el PIE, es plantear una “refundación” de la UE, una reforma a gran escala que sitúe al BCE y al resto de instituciones europeas en otras claves distintas de gestión capitalista, pero negando de plano la posibilidad de un modelo verdaderamente “alternativo” al capitalismo. El PIE niega así la posibilidad de la construcción socialista, planteando únicamente dos escenarios: el capitalista neoliberal y el capitalista socialdemócrata.

Además, el PIE cae en el gravísimo error de poner en el mismo plano las diferentes contradicciones existentes en el seno del capitalismo, indiferenciando la contradicción entre trabajo y capital de, por ejemplo, la que pueda haber entre “capital y democracia”, equivocando por tanto el objetivo estratégico y marcando, en consecuencia, una táctica basada en el simple “movimientismo”, en la aglutinación de luchas sin criterio y llegando, por tanto, a graves contradicciones prácticas.

Pero todo esto no es novedoso, está en el ADN del oportunismo que impregna a los principales partidos del núcleo dirigente del PIE: PCE, Synaspismos, Die Linke y PC Francés, todos ellos bien conocidos en sus respectivos países por la renuncia sistemática a toda posición clasista y por la clara apuesta por la gestión humanitaria del capitalismo, así como su indisimulada voluntad de pactar con la socialdemocracia liberal encarnada por los viejos Partidos Socialistas, o incluso a superarlos electoralmente para aplicar ellos las políticas keynesianas que los propios social-liberales han renunciado a realizar. Qué triste.

Á.G.

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