El desarrollo de las modernas innovaciones tecnológicas, como la robotización en casi todas las áreas de la producción y de los servicios, tienen inevitablemente su repercusión en  el ámbito laboral. Los trabajos manuales y las tareas repetitivas han sido los primeros que se han visto afectados por la automatización, aunque los avances en materia de Inteligencia Artificial apuntan a que se verán igualmente afectados los puestos de trabajo administrativos.

Este avance tecnológico trae parejo la creación de nuevos puestos de trabajo, que requerirán de una cualificación técnica acorde con las exigencias de estas nuevas tecnologías y, como contrapunto, desaparecerán otros muchos puestos de trabajo que habrían quedado obsoletos. Llegado a este punto, es necesario diferenciar entre el sistema de producción capitalista y el socialista, pues según sea uno u otro, las consecuencias serán sustancialmente distintas. Aquí solo nos centraremos en el sistema capitalista.

Así pues, si con carácter general, la clase obrera y demás sectores laborales, se ven sometidos a un proceso de reciclaje para su adaptación a estas nuevas tecnologías, dentro del sistema capitalista este proceso de reciclaje y adaptación solo permitirá la continuidad de aquellos puestos de trabajo que supongan un añadido de beneficio a la producción automatizada, quedando el resto de la población trabajadora como mero ejército de reserva a ser utilizado según los intereses de la clase dominante y en aquellos sectores productivos donde la automatización aún no les sea rentable. No obstante, esta dinámica ascendente de automatización de la producción no tiene porqué  ser constante. Va a depender, en ocasiones, de la capacidad de las empresas de imponer unos salarios que les reporten más beneficios que la propia automatización. Esto lo vemos en empresas, sobre todo textiles como Inditex, cuyos enormes beneficios son obtenidos de la sobreexplotación de una mano de obra significativamente barata y carente de derechos laborales y donde la automatización de la producción no le es rentable.

En el marco de las relaciones de producción capitalista, la robótica y la automatización de la producción viene a tener los mismos efectos, salvando las distancias, que la introducción de la máquina de vapor o la electricidad en la producción industrial. Por un lado, hace que la clase obrera se especialice y avance en su cualificación y, por otro, no solo utilizará la automatización para eliminar puestos de trabajo, con la consiguiente repercusión en el aumento del desempleo, sino que, además, introducirá un elemento de competencia entre máquina y trabajador o trabajadora en cuanto a los costes de producción, es decir, sobre los salarios.

La robótica tiene el potencial necesario para transformar la vida de millones de trabajadores y trabajadoras. Lo que resulta esencial para que este impacto tenga una influencia positiva o negativa en la población trabajadora radica en qué manos están los medios de producción, pues dependiendo de que estén bajo control capitalista o de la clase obrera (economía socialista), dependerá que tales avances solo beneficien a la clase dominante, perjudicando los intereses de la clase obrera y demás sectores populares o sirvan, tales avances, para liberar a la humanidad de tareas que hagan posible que ésta avance a estadios superiores.

F.J.FERRER           

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