Como certeramente nos enseñara Marx en su obra Salario, Precio, Ganancia, “el máximo de ganancia se halla limitado por el mínimo físico del salario y por el máximo físico de la jornada de trabajo…la determinación de su grado efectivo se dirime exclusivamente por la lucha incesante entre el capital y el trabajo”, por tanto, o somos capaces de situar el escenario de la gestión de la situación que se deriva de la pandemia de la Covid-19 en el marco de la lucha de clases, o, de entrada, ya tenemos la batalla perdida como clase.

El virus no sabe de fronteras, ni conoce edades, pero sí afecta de modo muy diferente a las diferentes clases sociales como bien ha demostrado la realidad. Tanto en el número de enfermos y fallecidos, como, sobre todo, en las nefastas consecuencias que se derivan de su existencia en la sociedad capitalista, las diferencias de clase son aterradoras y, al modesto modo de ver de quien escribe estas líneas, suponen un mandato irrenunciable para emprender decidida y colectivamente la senda de la  transformación revolucionaria de la sociedad.  

No hay justificación ética posible para el sostenimiento de la sociedad capitalista:   Mientras las multinacionales triunfantes acumulan ganancias sin parar, las tasas de desempleo y exclusión son crecientes y sin límite cercano.

Con la eclosión a la vez de todas las “crisis” latentes que permanecían sin estallar en la economía imperialista mundial, la espiral estructural de concentración y centralización del capital está viviendo una aceleración de dimensiones históricas que nos condena al paro, la pobreza y la exclusión social. Una evidente proletarización acelerada de amplísimas capas de la pequeña y mediana burguesía, incrementan la creciente lista de los agraviados de esta sociedad dividida en clases, y rompen ante el espejo el sueño de una sociedad de “emprendedores” triunfantes subiéndose al carro del capitalismo creciente.

Consecuentemente, no serán los ERTE, ni las rentas vitales, ni la inyección de cientos de miles de millones de € a los presupuestos generales del Estado, los que nos saquen de esta realidad tan grave. Valoramos positivamente y saludamos la aplicación de todas y cada una de las medidas que, puntualmente y por tiempo definido, les  supone un alivio recibirlas a todas las personas que las perciben, pero no queremos engañarnos con los parches y, como ya venimos haciendo desde siempre, advertimos que en tiempos de crisis capitalista –y ésta es indudable- el alcance de las medidas de carácter social que adopta la socialdemocracia, son de muy corto alcance.  

Aunque ya lo hemos ido desgranando a lo largo de diferentes escritos publicados durante estos últimos meses, hablaremos en el próximo artículo de las medidas tácticas que exigimos implementar de inmediato para aliviar la situación de millones de familias trabajadoras, pues entendemos que es urgente un Plan de Emergencia Social;  pero en este primer artículo solo queremos incidir en el enfoque político e ideológico de este Plan para que pueda llegar a ser eficaz y fructífero para los intereses de clase de sus perceptores.

Lucha de clases, sin enmarcar la respuesta obrera y popular en el contexto de la lucha de clases no hay nada que hacer. La caridad la desarrolla la Iglesia y determinadas ONG, no las organizaciones revolucionarias.

Ni un paso atrás en las reivindicaciones obreras. O entendemos que solo hay que apretar el cinturón de la oligarquía y que no es posible aceptar ni un paso atrás en nuestras condiciones laborales, o estará todo perdido para una clase que volverá a trabajar, ya no solo pobre, sino con hambre y sin techo.  El único límite de la patronal son las cadenas.

Es necesario objetivizar las causas de la crisis para que se pueda entender la necesidad de acabar con la realidad que la causa y sus responsables.

Desarrollar estructuras de auto-organización popular que, al margen del Estado y sus representantes políticos y sociales, den respuesta y encabecen nuestras reivindicaciones, es una necesidad de primer orden. Solo el pueblo organizado salva al pueblo, se convierte en una consigna de primer orden.

Julio Díaz


(1) https://www.businessinsider.es/20-empresas-dinero-han-ganado-pandemia-covid-19-663015

 

(2) https://cincodias.elpais.com/cincodias/2020/06/09/economia/1591696756_979462.html

 

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