Recientemente el gobierno sionista de Israel ha tomado la decisión de poner en práctica lo que ya era una ambición manifestada por el citado gobierno: la anexión a la entidad sionista de Israel de una buena parte de los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania. Para ello desde hace varias décadas, Israel, violando las resoluciones de la ONU y la legalidad internacional, venía estableciendo colonias judías en dichos territorios con el fin de crear las condiciones favorables que le permitiesen la anexión de los mismos y vulneraba el estatuto internacional de Jerusalén. El gobierno Israelí ha contado con la aprobación de la administración Trump a la hora de adoptar esta decisión anexionista cuyo precedente inmediato se encuentra en el reconocimiento de Jerusalén como capital del estado sionista ocupante.

Hay que tener en cuenta que la entidad sionista de Israel fue una creación artificial del imperialismo norteamericano en el Oriente Medio para que le sirviese de punta de lanza en la dominación de esta parte del mundo de vital importancia por el papel estratégico que juega y las inmensas riquezas y recursos que poseen.

Mas allá de la violación de las normas que rigen el derecho internacional y las múltiples resoluciones de la ONU que conminan al ocupante israelí a retirarse de los territorios palestinos ocupados, esta nueva agresión es un golpe brutal a las legítimas aspiraciones del pueblo Palestino a recuperar sus territorios históricos y fundar un estado palestino soberano e independiente.

Para entender la complejidad de la situación palestina sería preciso aunque sólo sea de manera somera, un breve análisis del proceso histórico seguido por el pueblo palestino a lo largo de los tiempos.

Origen de la situación actual

El Oriente Medio y la actual Palestina siempre ha sido un botín ambicionado por diversos imperios desde épocas ancestrales. A lo largo de los tiempos el territorio de Palestina siempre ha estado ocupado por diversos imperios impidiendo a este pueblo crear su propio estado. Ya en los albores de la historia fue conquistado por el imperio romano y tras la división de este, pasó a ser territorio de su sucesor, el Imperio Bizantino.

Tras diversos aconteceres que vamos a obviar para no alargar excesivamente esta narración, según los anales de la historia, en el año 635 de nuestra era, derrotados los bizantinos, Palestina fue incorporada al imperio Sasanida de los Omeya con capital en Damasco. Desde entonces el pueblo árabe del que los palestinos son una rama, quedó establecido en dicho territorio.

En 1517 un nuevo imperio emergente, el Otomano, conquista Palestina. La dominación otomana se mantuvo a lo largo de cuatro siglos de forma ininterrumpida hasta que finalmente durante la primera guerra mundial en 1917, Palestina fue ocupada por el ejercito inglés. Este mismo año se produce la conocida como declaración Belfour, ministro de asuntos exteriores de Inglaterra en aquel entonces quien lanza la idea de establecer un estado judío en territorio de Palestina. Desde entonces con la connivencia de la nueva potencia colonial se producen sucesivas oleadas migratorias de judíos procedentes de la diáspora desde diversos lugares que comienzan a establecer asentamientos en Palestina. En muchos casos expulsando a sus legítimos moradores. Todo ello con la colaboración de la potencia colonial del momento, Inglaterra. Esto provoca la resistencia de la población palestina y varios levantamientos (Intifadas) que se producen a lo largo de los años posteriores.

Concluida la segunda guerra mundial y aprovechando el clima emocional generado por la persecución nazi, la oleada migratoria judía hacia Palestina se acentúa. Es en este marco, promovido por el movimiento sionista internacional, cuando el imperialismo norteamericano empieza a fraguar la idea de establecer en dicha área geográfica un Estado títere judío al servicio de sus intereses de dominación en el Oriente Medio. Para ello hace uso de su influencia en la recién fundada Organización de Naciones Unidas (ONU).

El 29 de noviembre de 1947, la ONU somete a votación la resolución 181 que acuerda el establecimiento en territorio de Palestina de dos Estados, uno judío que será el Estado de Israel y otro Palestino, este último no se llevo a efecto.

En dicha resolución se establece el 15 de mayo de 1948 como la fecha que pone fin al mandato colonial de Inglaterra sobre Palestina que queda dividido en dos: Uno sobre el que se asentó la entidad sionista de Israel y otro, la conocida como Cisjordania en el que habría de ubicarse el Estado Palestino. Un día antes de la fecha establecida para la proclamación de ambos Estados, el 14 de mayo de 1948, de forma unilateral, los judíos proclaman el Estado de Israel y de esta manera estalla la primera guerra árabe israelí. Los judíos mejor armados por la antigua potencia colonial y por los Estados Unidos arrebatan a los palestinos buena parte de los territorios sobre los que tendría que haberse asentado el Estado palestino que no llegará a llevarse a efecto.

El sionismo en los territorios recién ocupados lleva a cabo numerosas matanzas arrasando aldeas y expulsando de tales territorios al pueblo palestino que inicia de esta manera una diáspora por distintos países árabes, situación que se mantiene hasta la actualidad. Una de las reivindicaciones de la causa palestina es el derecho al retorno. Legítimo derecho a regresar al hogar del que fueron expulsados por la violencia y el terrorismo de las organizaciones sionistas.

El resto del territorio en el que tendría que haberse ubicado el Estado Palestino, la conocida como Cisjordania, queda integrada en el recién fundado Reino de Jordania, de esta manera se frustra el derecho legítimo del pueblo palestino a contar con su propio Estado independiente a la par que se viola la Resolución 181 de la ONU que establecía este derecho. Esta será la primera de las múltiples resoluciones de la ONU violadas por la entidad sionista de Israel y su protector el imperialismo norteamericano.

Desde entonces hasta la actualidad la situación de la población palestina ha ido agravándose con el paso de los años, por la continua y constante política expansionista de los sucesivos gobiernos israelís, y convirtiéndose en motivo de tensiones permanentes que impregnan e irradia la política en este área convulsa que es el Oriente Medio.

Una teocracia en guerra con toda la zona

En 1956 estalla la segunda guerra árabe israelí conocida como Guerra del Canal de Suez, motivada por la decisión del entonces presidente de Egipto, Nasser, de nacionalizar el citado canal. En esta guerra Israel contó con el apoyo directo de los ejércitos de Francia e Inglaterra aunque también hay que decir que a pesar de la aplastante superioridad, las potencias occidentales e Israel, no lograron sus objetivos militares debido a la heroica resistencia del ejército egipcio.

En junio de 1967 estalla una nueva guerra árabe Israelí, la tercera, la llamada guerra de los seis días que tendría trágicas consecuencias para el pueblo palestino y una huella imborrable para los países árabes. En esta guerra de corta duración, Israel arrebata a Jordania el territorio palestino de Cisjordania y su capital histórica Jerusalem. A Egipto le conquista otro territorio poblado por palestinos: la Franja de Gaza, así como la península del Sinaí. Otro país que quedó afectado territorialmente fue Siria que perdió en este conflicto los Altos del Golán.

Mediante la resolución 242, la asamblea general de la ONU conmina a Israel a retirarse de los territorios ocupados mencionados anteriormente. Esta resolución como muchas otras anteriores y posteriores nunca serán cumplidas por Israel. En todos los casos hay que decir que el Estado sionista de Israel siempre contó con el apoyo de los Estados Unidos su protector, lo que ha permitido a la entidad sionista Israelí no cumplir estas resoluciones.

n habría una cuarta guerra árabe Israelí en octubre de 1973 la llamada guerra del Yon Kippur que tuvo como fondo una vez más la causa palestina y en el que los países árabes trataron de recuperar los territorios perdidos. Esta guerra terminó sin vencedores.

La entidad sionista siempre ha sido un factor desestabilizador en la zona por su belicismo y agresión contra sus vecinos. Pero sin duda, la peor parte se la lleva la población palestina. Como muestra de un horror que no ha cesado, basta recordar la herida todavía sin cicatrizar de las matanzas de Sabra y Chatila (1982).

La resistencia palestina

Durante el periodo mencionado anteriormente, al frente de la resistencia palestina se hallaba la OLP (Organización de Liberación de Palestina) fundada en 1964 y fruto de la convergencia de diversas organizaciones la principal de ellas Fatah. Al frente de la misma estaba Yaser Arafat su dirigente histórico.

Con el paso de los años, bajo la presión del imperialismo, algunos de los países árabes que habían contribuido al sostenimiento de la causa palestina fueron abandonándola como Egipto o Jordania que terminaron por reconocer como estado a la entidad sionista de Israel.

Todo esto no impidió que se mantuviese en pie la resistencia del pueblo palestino y su lucha por la independencia, que en 1967, tras la ya mencionada “Guerra de los seis días” da lugar a la creación del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), organización palestina, árabe, internacionalista y marxista-leninista, fundada por Georges Habash, con el objetivo de organizar la revolución junto a los sectores oprimidos, y que define como enemigo del pueblo palestino al sionismo, el imperialismo y las fuerzas reaccionarias árabes. El FPLP ha llevado a cabo desde entonces toda una política de confrontación y de resistencia empleando todo tipo de métodos de lucha, incluyendo la lucha armada, como respuesta a la permanente acción y hostigamiento terrorista de la entidad sionista de Israel y el imperialismo internacional contra el pueblo palestino.

Posteriormente surgen otras organizaciones de la izquierda palestina, como el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) o el Partido Popular Palestino (PPP).

Entre 1987 y 1993 se desarrolló la segunda Intifada, un auténtico levantamiento popular contra la ocupación que produjo centenares de muertos entre el pueblo palestino.

La propia OLP con Arafat al frente fue renunciando progresivamente a sus principios fundacionales claudicando progresivamente y entrando en una dinámica de negociación con el Estado hebreo y con los Estados Unidos de intermediario. Ello conduce al surgimiento de una nueva organización de resistencia: El Movimiento Hamas fundado en 1988 y que se opone a la claudicación de la OLP manteniéndose firme en los postulados de lucha por una Palestina independiente y no sometida al Estado sionista de Israel.

La política de concesiones de la OLP conduce a los acuerdos de Oslo en 1993. Mediante este acuerdo la OLP reconoce a Israel a cambio de la retirada del ejército hebreo de los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania y la formación de un gobierno, la ANP (Autoridad Nacional Palestina), un gobierno con escasa capacidad de decisión y con el derecho de Israel a intervenir militarmente en los territorios palestinos cada vez que lo considerase necesario. Dichos acuerdos fueron duramente criticados por el FPLP por la renuncia y claudicación que supusieron y que incluso tuvieron una segunda parte aún mas entreguista si cabe, los acuerdos de Madrid. La ANP pasó a ser un gobierno fantochetotalmente subordinado y carcelero de sus propias gentes que resistían a la ocupación y mantenían vivas las reivindicaciones históricas.

El sometimiento de la OLP y su gobierno claudicante la ANP, no impidió el estallido de una tercera Intifada más cruenta que las anteriores y que se desarrolló entre los años 2000 a 2004, reprimida a sangre y fuego por el ejercito israelí y con el saldo de varios miles de muertes palestinas.

En 2006 se celebran en los antiguos territorios ocupados de Gaza y Cisjordania elecciones legislativas. En Gaza gana Hamas y en Cisjordania gana Fatah principal organización de las que integran la OLP. Esto conduce a la formación de dos gobiernos palestinos enfrentados entre sí, uno encabezado por Hamas en Gaza y otro por Fatah en Cisjordania. Esta situación culmina con una guerra civil interpalestina entre ambas organizaciones, lo que contribuye a debilitar la resistencia palestina contra el enemigo común Israel. En esta confrontación Fatah y la OLP contaron con el apoyo israelí.

A pesar de las dificultades y de lo tortuoso del camino hacia la independencia, la resistencia del pueblo palestino siempre se mantuvo firme. Se mantiene firme diariamente enfrentando al ocupante, resistiendo en las cárceles de exterminio o en los ilegales confinamientos domiciliarios, exigiendo el retorno, soportando los checkpoint y los muros. En este contexto llega la última agresión adoptada por el gobierno de Israel: la anexión de buena parte de los territorios de Gaza y Cisjordania, así como el reconocimiento por parte de Estados Unidos de Jerusalén como capital del Estado hebreo. Agresión que no va alterar la lucha decidida de este indómito pueblo.

Hoy más que nunca Palestina y su heroico pueblo precisan de la solidaridad internacionalista de las mujeres y hombres progresistas del mundo al frente de los cuales tenemos que estar en primer lugar las y los comunistas.

A pesar de las dificultades ¡Palestina vencerá!

Juan Manuel Hernández Legazcue

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