Las elecciones celebradas el pasado domingo en las Comunidades Autonómicas de Galicia y Euskadi expresan la actual debilidad de los sistemas de legitimación de la clase dominante en nuestro país.
Son unos resultados que, si bien permiten la perpetuación del sistema de dominación, lo hacen desde una deriva de debilitamiento de los apoyos sociales que le dan soporte. En un caso con un Partido de la burguesía centralista, el PP, y en el segundo con la representación de la burguesía nacional vasca en alianza con la vieja socialdemocracia.
En Galicia el PP obtiene mayoría absoluta del Parlamento Autonómico, y por tanto gobernará la Comunidad Autónoma en solitario. Pero el PP solo ha obtenido los votos del 28,25 % del censo electoral, en unas elecciones que han sumado una abstención del 41,12 %.
En Euskadi el PNV es primera fuerza con el 20,68 % de los votos del censo electoral, a los que se sumará en un previsible gobierno autonómico el PSOE que aporta el 14,72 % de los votos del censo electoral. Es decir, que se formará gobierno con el 35,40 % de los votos. La abstención en esta convocatoria electoral ha sido del 47,14 %.
Estos resultados, que de ser en otros países estigmatizados por el imperialismo español, habrían sido duramente criticados “como una falta de democracia y unas elecciones no válidas”, aquí son proclamadas como “un triunfo de la democracia”.
En lo esencial no cambia nada en la representación política de la dominación de la burguesía en el Estado plurinacional español. En Galicia el resurgir de las posiciones que reclaman el derecho de autodeterminación mejora notablemente sus posiciones (BNG), pero por ahora no rebasa los límites aceptables por el sistema, y en Euskadi se suma la deriva socialdemócrata del antiguo bloque abertzale con la civilizada práctica política del PNV, lo cual también es un factor de estabilidad para el sistema vigente.
La fuerte pérdida de Podemos, y sus aliados dependientes de IU, es la novedad más significativa, y hay que valorarla como un retroceso de posiciones de una opción marcadamente oportunista y maniobrera frente a otros proyectos políticos más sólidos y coherentes en la defensa de sus proyectos, que tienen anclajes notables en su propia realidad nacional, si bien uno y otro hoy con un carácter diferente.
La lucha por levantar una alternativa de base obrera y popular en Galicia y Euskadi es un objetivo no resuelto ante el incremento de la opresión y la explotación que el bloque dominante de poder en el Estado Español aplicará en la próxima inmediata etapa como respuesta a sus graves dificultades para la acumulación de capitales.
El PCPE, que no ha estado en estas dos convocatorias electorales al sumarse dificultades organizativas propias con el proceso de preparación del XI Congreso, seguirá trabajando en su propuesta de Frente Obrero y Popular por el Socialismo, con las consignas de República, Autodeterminación y Socialismo, impulsando un amplio bloque de alianzas del movimiento nacional popular, como parte sustancial de su estrategia revolucionaria y de la conquista del poder por la clase obrera.
Secretariado Político del PCPE.