Antecedentes de hecho:

El pasado 27 de junio fue convocada una manifestación en la Avenida de Anaga, céntrica arteria vial de Santa Cruz de Tenerife. El propósito de la manifestación era la reivindicación de la defensa del puesto de trabajo de los empleados de CIDEMAT, que pertenece la empresa pública IDECO, dependiente del Cabildo que realiza cursos de deportes marinos de vela y la empresa ANSINA que trata del atendimiento de personas de la tercera edad. Este colectivo de trabajadores está en proceso de ERE realizado por el Cabildo Insular de Tenerife.

El colectivo de trabajadores había realizado un llamamiento público a la sociedad civil insular para asistir a esta manifestación en defensa del empleo público. A ese llamamiento acudió el PCPC. En Tenerife las últimas convocatorias en donde ha habido presencia pública del partido se han producido problemas con la policía, y así se ha denunciado públicamente. Pero en esta convocatoria del 27 de junio se produjo una situación muy grave que coloca la evidencia de un auténtico Estado policial y un hostigamiento sistemático de las fuerzas policiales al PCPC.

Los hechos:

Un grupo de militantes del partido, momentos antes del comienzo de la manifestación, estaba a la espera de un camarada que se encontraba cerca de la zona intentando aparcar y que traía en su coche las banderas del partido requeridas para ser portadas durante la participación en manifestación. Este camarada consigue aparcar en las inmediaciones del lugar de la manifestación en los instantes previos al comienzo de la misma; mientras, dicho camarada se acercaba por el interior de la manifestación, con dos banderas al hombro, y encontrándose aproximadamente a unos 5 metros del resto de militantes, cuando de repente, un individuo -que era participante de la concentración-, de manera agresiva y violenta, y en una actitud fascista, increpa al camarada diciéndole que esa bandera sobraba en el lugar y, acto seguido, procede a arrancar la bandera, despegándola de la vara en la que ondeaba y arrojándola al suelo. El camarada, de manera tranquila, manteniendo la calma y cabeza fría en todo momento, le pide explicaciones al fascista exigiendo el porqué de esa acción, que estaba totalmente fuera de lugar. Mientras el individuo, de manera muy agitada y violenta, casi al punto de agredir al camarada, manifestaba su empeño en decir que la bandera comunista no la quería ver presente en el lugar; a lo que el camarada respondió explicándole que era la bandera de su partido y de la clase trabajadora, la cual estaba presente en todas las luchas obreras. El resto de camaradas, al percatarse de la situación que se estaba dando, intentan acercarse al lugar del encuentro cuando, de repente, miembros del cuerpo de la UIP de la Policía Nacional se llevan al camarada al borde de la manifestación, le identifican y comienzan a mantener un diálogo con él. El resto de militantes, junto a compañeras de Alternativa SOC, se personan en el lugar para saber qué sucedía y por qué tenían al camarada retenido. Una vez de manera muy tranquila y dialogante, le dice a la policía que no entiende el porqué de su retención y la prohibición de portar los símbolos del partido mientras el fascista, quien había sido la nota discordante en la actividad, se iba impune tras sus acciones. La policía sostenía que la bandera del partido no tenía que ver con la manifestación y que si la bandera provocaba rechazo o problemas tenía que prohibir que se llevara. El resto de camaradas interviene y, tras tener un diálogo explicando a la policía que eso no era justo y no podía prohibir el portar las banderas simplemente porque un fascista no toleraba su presencia, que la bandera si tenía que ver con la manifestación. Uno de los camaradas más veteranos intentaba razonar con él de manera bastante calmada y serena mientras el policía, ávido por ser el protagonista del día y sin intención alguna de dialogar, rezumando un anticomunismo notablemente perceptible, de manera autoritaria y siendo imposible mediar palabra ni razonar con él, se le encara gritándole a la cara, literalmente “aquí la autoridad soy yo y se hace lo que yo diga, y punto. Si os gusta bien y si no, también”. El camarada le pide con educación que no le gritara, que era innecesario; acto seguido, el policía, de manera brusca, arranca las banderas de las manos del camarada que las portaba y exclama, de manera literal: “a tomar por el culo, ahora os quedáis sin banderas y todo solucionado”. Otro de los camaradas presentes, sin faltar al respeto en ningún momento, le reprocha su acción; el policía le encara y se lo lleva, arrastrándole por un brazo, junto con el resto de policías; una vez allí, el policía lo identifica, le toma los datos y le comunica que está denunciado por un supuesto desacato a la autoridad y que se va a proceder a sancionarle. El camarada le responde que eso es falso y que eso era mentir por su parte y por parte del resto de policías, ya que en ningún momento se ha negado a colaborar en nada ni se ha resistido a ser identificado. El policía, adoptando una actitud más chulesca y provocadora, le manda a callar amenazándole con que si sigue hablando se lo van a llevar detenido a comisaría.

Finalmente, la manifestación parte y la policía deja seguir a la militancia, permanentemente vigilados durante el recorrido de la manifestación, que participa en la misma sin las banderas, a quienes se les comunica que las mismas serán entregadas cuando la manifestación concluya. La manifestación concluye con una agresión física a una compañera de Alternativa SOC por parte de un manifestante que le propina un pancartazo en la cabeza ante lo cual, la policía lo que hace es intentar que la compañera abandone la manifestación, en vez de actuar contra la persona agresora.

Al reclamar las banderas, estas son devueltas a los camaradas.

El hostigamiento, arbitrariedad y abuso policial:

Estos hechos hablan por si solos. La policía secuestra el material de propaganda del partido que iba a formar parte de la manifestación legalmente convocada para el sábado 27 de junio. Se secuestra ese material y se impide, por parte de las fuerzas de represión la presencia organizada de las y los comunistas en esa manifestación. Y lo hace vulnerando un derecho esencial a la libre expresión y manifestación. Lo hace en una actitud chulesca, arbitraria y autoritaria. Imponiendo la voluntad de la policía, por encima de los derechos fundamentales que nos acogen para asistir, con normalidad y pacíficamente, a una manifestación legalmente convocada. Una evidente actitud fascista de la policía que supone un grave atentando a la liberad de expresión. Los límites de la democracia formal se evidencian día a día y, la careta democrático burguesa va dejando al descubierto la dictadura del capital.

Las exigencias:

Desde el PCPC, condenamos sin paliativos estos hechos llevados a cabo por la policía y exigimos la depuración de responsabilidades de los mandos policiales y el cese inmediato del acoso a los militantes comunistas en Tenerife.

Igualmente, exigimos la derogación de la ley Mordaza que ampara estas actitudes y da máximo poder a las fuerzas y cuerpos policiales, dotándolas de una omnímoda capacidad de abusos y arbitrariedades de todo tipo.

PCPC Tenerife

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