Estas líneas se escriben a escasos diez días del primero de mayo de 2020. La fecha más importante del año para la clase obrera internacional va a tener este año en el estado español unas condiciones especiales.

No nos encontraremos en las calles, ya que el gobierno de la oligarquía intentara evitar que la clase obrera pueda manifestar su posición de clase ante la situación de opresión y sobreexplotación que padecemos. La mayoría lo vamos a pasar en nuestras casas, en confinamiento por las medidas de restricción de movimiento que se pusieron en marcha el pasado 14 de marzo. Unas medidas puestas en marcha por el gobierno al no poder controlar la expansión del coronavirus. Un virus que ha puesto en jaque al sistema capitalista y nos ha enseñado de una manera más clara todavía las contradicciones de este sistema criminal. Nos ha mostrado la verdadera fuerza de la clase trabajadora que es la que crea realmente la riqueza y que si se queda en casa la economía de un país colapsa irremediablemente. Motivo por el que este gobierno gestor del capital nos envía al trabajo al tiempo que nos mantiene confinados. Nos ha mostrado la situación criminal de muchas de las residencias de mayores que se han convertido en un negocio al que poco le importan las vidas humanas. Nos ha mostrado la importancia de nuestra sanidad pública.

Ironías de la vida, vamos a pasar el primero de mayo en casa encerrados justo cuando más necesitamos salir a la calle a defender nuestros derechos. Justo en el momento en el que más amenazas se ciernen sobre las conquistas y las libertades arrebatadas al capital por la clase trabajadora del estado español. Y esto nos debe hacer reflexionar.

La nueva crisis cíclica en la que ya estamos inmersos ha estallado con la pandemia de la Covid-19 pero el coronavirus simplemente ha acelerado la llegada de una crisis que llevaba gestándose en los últimos meses. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) habla de la peor crisis mundial desde la segunda guerra mundial, afectando en mayor o menor medida a 4 de cada 5 trabajadores en el mundo. En España las previsiones que está adelantando el Banco de España hablan de niveles de desempleo por encima del 20% (sin contar a unos 3,1 millones de trabajadores en ERTE), una deuda pública que crecería hasta el 110% o incluso el 120% del PIB. Una economía española basada en gran medida en el sector servicios con el turismo como motor aleja la idea de una pronta recuperación. Todo lo contrario. Nuestra economía va a tardar más en recuperarse que la de los países industrializados de nuestro entorno.

Frente a este panorama tan complicado las clases dominantes ya andan preparándose. Han optado por buscar de la mano del gobierno socialdemócrata unos nuevos Pactos de la Moncloa, esto es, buscar la paz social que necesitan ahora mismo a través de un “borrón y cuenta nueva” que permita reacomodar a todos los actores políticos, económicos y sociales. Su objetivo es minimizar las amenazas reales de la contestación social, la protesta y la resistencia de la mayoría social que se va a ver afectada por las medidas represivas y de sobreexplotación que traerá su manejo de la situación.

El bloque oligárquico burgués se ha dado cuenta de la magnitud de la crisis que el coronavirus ha precipitado como si de un catalizador se tratara. Es conocedor de los sacrificios a los que va a obligar al pueblo trabajador y necesita imponerlos con un buen consenso. Los recortes presupuestarios, los recortes en libertades, las privatizaciones, la pérdida de derechos van a ser tan dolorosos que necesitan un consenso lo suficientemente grande como para que aquellos y aquellas que cargarán con el peso de la crisis terminen creyendo que no hay otra solución o modelo económico posible.  Por eso ya está cerrando los pactos y acuerdos que les permitan salir ilesos de este duro trance.

Ante esto la clase trabajadora también debe establecer y cerrar sus propios acuerdos. Tiene que establecer sus alianzas. Tiene que buscar la unidad de acción desde un punto de vista sindical, con sus comités de empresa y secciones sindicales, también con las organizaciones obreras que trabajan desde fuera de los sindicatos. Unidad de acción y organización. Hasta la pequeña empresa y muchos autónomos que se verán arrojados a la proletarización serán importantes en esta gran iniciativa.

Esa alianza obrera necesitará reforzarse en unión con los sectores populares. Las asociaciones de vecinos están llamadas a sumarse a este gran frente, junto a la multitud de organizaciones que viven en cada barrio, asociaciones deportivas, de jóvenes, de mujeres, de solidaridad internacional, organizaciones ecologistas, etc. Hoy es más necesario que nunca un gran pacto de la clase trabajadora y los sectores populares.

El PCPE lleva años colocando su propuesta de Frente Obrero y Popular por el Socialismo. Es la alianza necesaria para enfrentar el tsunami que viene a por nosotros y nosotras.

No queremos vernos como en 2008, no podemos permitir un nuevo ciclo de recortes, no queremos más represión, no queremos privatizaciones. Queremos la defensa y el fortalecimiento de la sanidad pública, de la educación, de las pensiones, aumentar los recursos para la dependencia, para vivienda, para las políticas de empleo, para la cultura, etc. Sabemos que hay dinero para todo esto (lo sabemos bien cuando vemos el presupuesto de defensa, de la Casa Real, las ayudas a la Iglesia, etc.) y queremos que se use en beneficio de los y las que todo lo producen. Solo un modelo económico alternativo, que llamamos socialismo nos permitirá enfrentar con garantías esta crisis sin dejar a nadie atrás.

Como en el hundimiento del Titanic, los pocos que viajan en primera clase quieren hacerse con los botes salvavidas y la mayoría que viajamos en este barco no podemos permitirles que ellos tomen el mando y decidan el reparto.

Toca organizarse, toca prepararnos para el día después tras la finalización del confinamiento. Toca sumar todos y todas a una para enfrentar sus nuevos Pactos de la Moncloa.

Javi Delgado

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