Por todo lado los gobiernos capitalistas aúllan diciendo que nadie estaba preparado, para justificar que ellos no estaban preparados, y debemos entonces dar respuesta a dos preguntas, la una qué es lo que significaba estar preparados y la otra, a quienes representan esos gobiernos o en otras palabras los intereses de quien defienden.
El estar preparados significaba que la población esté decente y humanamente atendida, que la mayoría vivan como seres humanos en el siglo XXI, esto es con los avances de la ciencia y la tecnología, del desarrollo de las fuerzas productivas, que la especie humana ha logrado como parte de su desarrollo social, pues el fuego, el aire, la tierra, no fueron de propiedad de nadie, aunque después unos pocos se adueñaron de todo. La máquina de vapor, la rueda, el arado, le pertenecen a la humanidad, las herramientas y las máquinas, los computadores, y la sofisticada tecnología le pertenecen a la humanidad, el conocimiento es propiedad de la especie, aunque millones de seres humanos, apenas sepan leer y escribir su nombre.
El estar preparados entonces significaba que toda la población, en cada uno de los países, habría tenido trabajo, vivienda y todos los servicios básicos, incluido como básico el acceso a la tecnología, pues las necesidades son mucho más amplias que una comida al día.
Los gobiernos decretan que todos se queden en casa, pero hay muchos que no saben que es una casa, no la tienen; les ordenan que no salgan, pero si tienen casa no tienen comida, y si la tienen deben conseguirla todos los días, en la calle, entonces han decidido regalar una funda de alimentos de vez en cuando, al 5% de los necesitados, para hacer propaganda de que los están atendiendo; les dicen que se laven las manos frecuentemente, pero no tienen agua ni para calmar la sed; que es obligatorio usar cubre bocas y guantes, pero no hay ni para comprar alimentos. En esas condiciones claro que es muy difícil enfrentar la situación, y es muy fácil argumentar de que no estábamos preparados, acaso alguna vez estuvieron preparados en los últimos 100 o en los últimos 200 años, porque la sociedad capitalista sólo está preparada para hacer dinero, que se apropian muy pocos, sea por la vía de la explotación a los trabajadores o por la vía de la corrupción, que es el robo a toda la población.
La satisfacción de las necesidades básicas de la población y la obtención de la mayor cantidad de dinero, son diametralmente opuestas y son excluyentes No estaban preparados los países del tercer mundo, pero tampoco los del cuarto, porque ni siquiera lo estaban los del primer mundo, pues más allá del nivel de desarrollo alcanzado, tienen el denominador común del mismo sistema económico social, que tiene como objetivo de existencia la acumulación de dinero que se convierte en capital sediento de más dinero, para convertirlo en nuevo capital, con el objetivo de incrementar la explotación y las ganancias. En esa rueda sin fin, las personas no les interesamos como seres humanos sino como fuerza de trabajo para obtener más ganancias. Solamente nos miran como objetos de explotación.
Que colapsaron los hospitales, los medicamentos, las mascarillas, los guantes, los respiradores y una cantidad de implementos indispensables, es evidente porque la salud la diseñaron no como servicio al pueblo, sino como negocio privado; porque la salud de la seguridad social con dinero de los trabajadores, la desmantelaron paulatinamente, porque gobiernos criminales de derecha le quitaron recursos, se robaron el dinero de los trabajadores, llevaron en algunos países a la quiebra y entregaron la seguridad social a la empresa privada, a las asociaciones de fondos privados, que obtienen millonarias ganancias en desmedro de los afiliados activos y jubilados; en otros países intentan también seguir ese camino de las privatizaciones de la seguridad, y por ello en unos y otros peleamos en defensa de nuestro derecho a la salud y a la vida.
Más allá de la pandemia, el sistema capitalista ha dado claras muestras y evidencias desde años atrás, de ser incapaz de mitigar el cambio climático, la contaminación ambiental, los derrames de petróleo, el planeta cubierto de plástico, los alimentos envenenados con químicos, para el sistema y la burguesía nada es más importante que obtener ganancias.
Se ha engañado, se ha mentido, se le ha hecho creer al pueblo que el Estado burgués es imparcial, que busca el beneficio del pueblo, la fuerza laboral ha sido deformada en su conciencia de clase, desde los inicios del sistema, para que ahora se comporten los trabajadores como buenos sujetos neoliberales, para aceptar las condiciones antihumanas de explotación y de vida, para culparse a sí mismos, o para encontrar consuelos divinos si algo va mal, pero no atreverse nunca a sugerir que el capitalismo pudiera ser el problema, no atreverse a cuestionar el sistema, acostumbrarse a que le sigan poniendo parches para la sobrevivencia del sistema, a ir de crisis en crisis como si fuera algo normal, pero hasta los “buenos” sujetos neoliberales pueden ver que hay algo erróneo en la forma en la que se ha respondido a esta pandemia, y la basura que vemos ahora siempre estuvo allí, pero escondida bajo la alfombra. La pandemia solo levantó la alfombra, solo destapo la olla del sistema capitalista.
Que no hay medicamentos no es nada nuevo, las grandes farmacéuticas rara vez invierten en prevención, los gobiernos capitalistas no hacen medicina preventiva, porque eso afecta a la medicina privada. Tienen poco interés en invertir a fin de estar preparados para una crisis de salud pública, no es la primera crisis de salud, no es la primera pandemia, ya se han dado epidemias y pandemias y no estuvieron preparados antes y no sirvió para que se preparen después, porque pasadas las crisis las aguas vuelven al cauce del sistema capitalista. Cuanto más enfermos estemos, más dinero ganan. No hay medicamentos para las enfermedades raras, para las enfermedades que tienen pocos pacientes, porque en su visión sólo somos clientes, y hay que tratar que existan muchos clientes, mejor si son millones y más aún si les inculcamos el temor a la muerte; cada ser humano se convertirá en un cliente.
El virus se convirtió en viajero frecuente, tanto en económica como en primera clase. en aviones, en barcos, en lujosos cruceros, el virus les quito el monopolio del lujo a los millonarios, los virus de la salud, llegaron también a los escondrijos de los parásitos de la sociedad.
Nunca sabemos cuándo va a producirse un terremoto, como tampoco una pandemia, pero en primer caso nos preparamos porque se destruye la infraestructura que cuesta mucho dinero, en el segundo caso no, porque solo mueren seres humanos, y para ellos eso es bueno especialmente si son viejos y si son pobres, porque los dos estorban al proceso de producción y explotación.
El sistema capitalista, nunca estará preparado para nada más que la explotación laboral, nadie estuvo preparado, pero tampoco nosotros estuvimos ni estamos preparados, sabemos que esto no puede continuar así, que no se trata de cambiar presidentes, no es cuestión de cambiar a los inquilinos de los palacios de gobierno, la situación de miseria y explotación solo podrá cambiar, cuando cambiemos el modo capitalista de explotación, por otro modo de producción, por uno que sea participativo, no representativo; en todos los países capitalistas hay la Asamblea, Parlamento, Congreso o como se llame el Poder Legislativo, que dice que representa a todos los ciudadanos, a toda la población, y resulta que el 99% de ella no se siente representado, los Ejecutivos o Presidentes, mediante procesos siempre cuestionados, con puestos allí finalmente por los grandes empresarios, en ocasiones por empresarios de otros países, por transnacionales, como se ha demostrado en los últimos tiempos en varios países, y entonces los gobiernos nunca representan los intereses populares, sino los intereses de quienes los financiaron, y entregan a los poderosos una parte de los recursos y las riquezas del pueblo y otra se la roban.
Resulta que no estaban preparados para la pandemia, pero tampoco están preparados para gobernar de manera decente, nunca son incapaces, pero siempre son ladrones o están rodeados de ellos, y lo lamentable es que nosotros no estamos preparados para reemplazarlos, es más grave que ni siquiera entendemos la necesidad de reemplazarlos, nos hicieron creer que son irremplazables, nos hicieron creer que ellos estaban preparados y nosotros no, y para completar de fregarla decimos “yo no me meto en política” y claro les dejamos que hagan lo que les da la gana con nuestro dinero, con nuestro trabajo, con nuestras necesidades y con nuestras vidas. Nuestra preparación tiene que ser en lo ideológico y en lo organizativo y es urgente.
De esta debemos salir unidos, pero la unidad no es de todos, no es la unidad de clases antagónicas irreconciliables, no es la conciliación de clases, la unidad es de los pobres, de los explotados, de los obreros, de los trabajadores, de los campesinos, con la pandemia hemos visto quienes somos los necesarios, quienes somos los que producimos, las fábricas y las empresas allí botadas no sirven para nada sin los trabajadores, y este es el tema que la burguesía no quiere topar, porque todo el secreto del sistema radica en la propiedad sobre esas fábricas, sobre los medios de producción, para terminar con la explotación. Para esto debemos de manera urgente iniciar, fortalecer, continuar con la formación ideológica de clase, tomar conciencia de quiénes somos y cuál es nuestra misión histórica como clase obrera y como trabajadores.
Cobra vigencia la consigna del Manifiesto de Marx y Engels de:
“Proletarios de todos los países uníos”
Lisímaco Velasco. Secretario de Propaganda UIS de PyJ de la FSM.