Marx analiza primero el origen de la plusvalía y luego pasa ya a su descomposición en ganancia, interés y renta del suelo. La ganancia es la relación que guarda la plusvalía con todo el capital invertido en una empresa.

En el campo Marx desarrolla la teoría de la renta del suelo: Como la superficie del suelo está limitada, ya que en los países capitalistas lo ocupan enteramente las propiedades particulares, el coste de los productos de la tierra no lo determinan los gastos de producción en los terrenos de media, sino en los de calidad inferior; no lo determinan las condiciones medias en que el producto se lleva al mercado, sino las condiciones peores. La diferencia existente entre este precio y el precio de producción en terrenos mejores (o en condiciones mejores) constituye la renta diferencial.

En todo país capitalista la depauperación y la ruina de la población campesina es necesaria para la formación del ejército de reserva del trabajo para el capital, encontrándose constantemente una parte de esta población campesina en trance de transformarse en población urbana asalariada (no agrícola). El obrero del campo se ve reducido, por consiguiente, al salario mínimo teniendo siempre un pie en el pantano del pauperismo. Marx ya apuntó en El 18 de Brumario del emperador Napoleón que “la parcela del campesino sólo es ya el pretexto que permite al capitalista sacar de la tierra ganancia, intereses y renta, dejando al agricultor que se las arregle para sacar como pueda su salario” y en Las luchas de clases en Francia “Ordinariamente, el campesino cede incluso a la sociedad capitalista, es decir, a la clase capitalista, una parte de su salario, descendiendo 'al nivel del colono irlandés, y todo bajo el aspecto de propietario privado'”. Con el capitalismo la pequeña propiedad agraria, forma normal de la pequeña producción, se va degradando, es destruida y desaparece, con un inmenso derroche de energía humana. El empeoramiento progresivo de las condiciones de producción y el encarecimiento de los medios de producción son ley de la propiedad parcelaria.

Las naciones son un producto inevitable y una forma inevitable de la época burguesa de desarrollo de la sociedad, siendo la “acción común” de los obreros “una de las primeras condiciones de su emancipación”. El Estado, fruto de los antagonismos de clase, se convierte en un “Estado de la clase más poderosa, de la clase económicamente dominante, que, con ayuda de él, se convierte también en la clase políticamente dominante, adquiriendo con ello nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida.

Los hombres han sido siempre en política cándidas víctimas del engaño de los demás y del engaño propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a discernir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase".

 

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