No es una novedad que desde las diferentes plataformas del capitalismo más avanzado (Telefónica, BBVA …) nos vayan metiendo en la cabeza la idea de la formación online o e-learning, con ello conseguirían tener en sus manos que se transmite y que no al rebaño. Al igual que hacen con las plataformas de música online y antes con las discográficas, no sería necesario ni siquiera la censura, la simple promoción de aquello que les interesa les basta y les sobra para dejar en ultimísimo plano aquello que les perjudica como clase. Este puede ser uno de los goles que nos pretendan colar con la excusa de la crisis del coronavirus.

Cuidado con los lugares comunes “¿quién no tiene un móvil hoy en dia?” o “las tecnologías democratizan la educación, pueden acceder igualmente pobres y ricos”, porque son falsos. No todos tenemos los dispositivos, las rutinas y las condiciones materiales necesarios para realizar una formación a distancia en condiciones. El 61% del cuartil más rico tiene más de 3 ordenadores, mientras que casi el mismo porcentaje (58%) del cuartil de menos recursos tiene 1 o ninguno1. ¿Cómo se las van a ingeniar para el teletrabajo de progenitores y progenitoras, mientras tienen que pensar/trabajar su progenie en lo que les envíe el profesorado? ¿Y el 42% de los hogares de menos de 900€ que no tienen ordenador o el 22% que no tiene acceso a la red2? Y así se confirma puesto que según los propios datos del ministerio de Educación en 22% del estudiantado de 1º y 2º de ESO no está presentando ningún trabajo3. Pero no sólo se trata de disponer de los medios informáticos o telemáticos, también cuenta disponer de bibliotecas familiares o de algo más básico como es el espacio físico: que tu piso mida menos de 70m2 y tengas 3 adolescentes o que no tengas ni posibilidad de comprar alimento4. La crisis no es solo sanitaria sino que viene acompañada de una crisis económica y es que no se piensa o ayuda igual si te acaban de echar al paro y no tienes para pagar la luz o la comida, si no tienes ninguna garantía de ingresos en los próximas semanas ¿quién va a ayudar a la progenie con las mates si tiene que pensar en traer alimento a casa y lidiar con sentirse fracasado/a? Las desigualdades ya existían antes de la crisis y estaban más que analizadas y cuantificadas, aunque ya nos habíamos acostumbrado a ellas. Ya no les prestábamos atención, igual que ocurre con los 8.500 niños y niñas que mueren de hambre a diario. Esta nueva crisis sólo las vuelve a poner sobre la mesa destacando que sólo la educación pública presencial es un refuerzo potencialmente equilibrador de las desigualdades, insuficiente, pero el único que les queda hoy a los hijos e hijas de la clase trabajadora. Llevar la formación a casa sólo consigue ensanchar la brecha que separa los que tienen acceso a todo de los que no tienen acceso a nada. El confinamiento es clasista porque la sociedad es clasista, solo hay que mirar las casas en las que se confinan los famosos que nada tienen que ver con las nuestras ¿Por que no lo intentamos con un cambio de sociedad?

Y esto no solo ocurre con la formación no universitaria (primaria y secundaria), sino también pasa en los estudios superiores, una vez hemos superado los primeros escalones. En un estudio de John Hansen del MIT (Democratizing Education? Examining Access and Usage Patterns in Massive Open Online Courses) donde se analizaron los resultados de la última tendencia, los cursos masivos online (MOOC), totalmente gratuitos que se pensaba que iban a “democratizar la educación”, los resultados no dejaban lugar a dudas: el estudiantado con mayor nivel socioeconómico es más probable que consiga acabar los cursos. Además, estas diferencias en el acceso y finalización de los cursos son mayores para adolescentes que para adultos jóvenes, quienes se suponen con mayor posibilidad de acceso por su manejo de la tecnología. Algo similar ocurrirá con la selectividad, pese que solo el 1% del alumnado de 2º de bachillerato está sin entregar nada: quien tenga posibilidad de mayores refuerzos en casa obtendrá mejor nota en la selectividad y podrá acceder a las carreras que quiera: la universidad sólo la rozó la clase obrera cuando el sistema necesitaba titulados, en las décadas de los ‘80 y principios de los ‘90.

De momento no hay nada que consiga ser más igualitario que asistir a clase todos los días, pero solo lo si pudiera ser toda la juventud de un mismo barrio en la misma escuela pública, gratuita y científica y se dedicaran los recursos compensadores necesarios. Estos recursos, ya escasos, fueron esquilmados en los años de recortes y nunca más volvieron, pese a los espejismos de los “gobiernos del cambio”: mira cómo está la educación pública en tu zona. Por ello, mientras dure el confinamiento, deberíamos haber exigido a las compañías telefónicas, eléctricas, farmacéuticas y de aquellos servicios necesarios que tanto dinero han ganado y de los que somos consumidores esclavos, que proporcionen a aquellas familias que no lo puedan pagar comunicaciones, electricidad y medicamentos gratuitos. Por supuesto, estos sectores no deberían estar en manos privadas, puesto que la única forma de garantizar que todos podamos usarlos cuando socialmente sean necesarios, es que sean estatales. También tenemos que exigir a la administración, a la salida de casa, un ocio gratuito en nuestros barrios y municipios obreros (teatro, cine …) y no hablamos de iniciativas individuales que las compañeras y compañeras puedan realizar, sino de inversión estatal y autonómica en cultura que se pueda disfrutar independientemente de tu nivel económico. Además, para este verano se deberían articular iniciativas públicas para equilibrar las desigualdades, con escuelas de verano o colonias pagadas con recursos públicos para las famílias que no puedan asumirlo, que permitan, además a las madres y padres recuperarse y disponer de tiempo personal.

Si algo ha demostrado esta crisis es que cuando la sociedad se organiza sobre la premisa de “maximizar el beneficio” las trabajadoras y trabajadores solo somos ganado que cuidar para poderlo devorar cuando sea necesario. En cambio, si ponemos todas las potencialidades humanas al servicio del colectivo, como está ocurriendo durante esta crisis, podemos con todo. Hasta los estados capitalistas se tienen que “socializarse” cuando llegan crisis como esta para poder responder. ¿Qué no podríamos conseguir si estuviéramos todo el año intentando mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población y no dedicados a aumentar los beneficios del Amancio Ortega o Paco Roig de turno?

Felip Vicedo


1https://bit.ly/3aQnReW

2https://bit.ly/2weOcnE

3https://bit.ly/2JIoICn

4https://bit.ly/2V6ZliP

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