La ideología dominante nos puso anteojeras y nos ha estado vendiendo nuestras idílicas sociedades. El caramelo de las migajas a las que llamaron bienestar siempre ha escondido la explotación y miseria que las empresas y los monopolios trasladaban a distintas partes del planeta. Maquilas, talleres, esclavitud… y muerte como las 8000 personas sepultadas bajo el Rana Plaza en Bangladesh, asesinato masivo del que por cierto se cumplirá en breve 7 años. Si la rapiña y las guerras imperialistas provocan éxodos forzosos de población, se levantan muros de 30 metros coronados por cuchillas asesinas en las frontera sur de la “apacible y civilizada Europa”, convertimos un mar en la fosa común de la Unión Europea o se construyen centros de internamiento y tortura, que la libertad de circulación sólo es para las mercancías no para las personas. Clase contra clase cuando nos amenazan con deslocalizaciones, accediendo a rebajar los derechos y condiciones laborales ganadas con la lucha y no una batalla frontal contra el patrón y por los derechos de toda la clase obrera. Esté en Asia, en México o en Europa.

Esa explotación brutal de nuestros hermanos y hermanas de clase no cesa. No cesa pues el capitalismo tiene que hacer negocio, lo hace con la salud, lo hace con nuestras vidas. El sacrosanto mercado y la ley de oferta y demanda llaman a lo que no es sino sobreexplotación y crimen organizado. Ahora que el covid 19 llegó a nuestras calles, la gente busca mascarillas y todo tipo de material de protección. Los señores capitalistas las van a “ofertar” y… he aquí una muestra de cuál es el precio que la clase obrera va a pagar por ellas. Beneficio para unos pocos y miseria para quienes todo lo producimos, la clase obrera.

Redacción UyL

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