Hoy en día ya ni siquiera tener trabajo es garantía de no ser pobre. Los dueños de las empresas no tienen límite a la hora de explotarnos, no les vale que trabajemos todos los días de la semana por un salario que nos llega a duras penas para pagarnos la vida y volver a estar en el tajo al día siguiente: ganarnos la vida lo llaman. En su necesidad de seguir ganando más y más de nuestro trabajo escatiman todo lo que pueden en prevención de riesgos laborales provocando lo que ya hace años conocemos: la clase trabajadora pone los muertos, pero son ellos quien se llevan los beneficios.

La inmensa mayoría son muertes evitables de forma sencilla pero no gratuita: tomando las medidas de prevención necesarias, no aumentando los ritmos de trabajo hasta extenuarnos, ni exigiéndonos objetivos incumplibles, realizando las mejoras que en el Comité de Seguridad y Salud le propone nuestra representación sindical, no haciéndonos ir a trabajar enfermos por miedo al despido … El pasado 2 de agosto moría un trabajador en Mutxamel, en su primer día de trabajo en una empresa del campo, porque la empresa no tenía los medios para evitar trabajar con altas temperaturas. Una desgracia evitable, como el resto de accidentes laborales que se producen por falta de medidas de seguridad, y por tanto no son accidentes sino asesinatos legales. En junio morían en Valencia dos trabajadores que afianzaban una montaña, en Zaragoza tres trabajadores cuando limpiaban una bodega, una fuga de amoniaco en Tarragona causa la muerte de un trabajador y 15 heridos, en Albacete en el último mes se han producido 5 accidentes mortales. No es una empresa ni una provincia, es el CAPITALISMO que nos está MATANDO.

Respecto al año 2018, según INVASSAT, ha aumentado un 41,42% los accidentes graves y en el año 2018 fueron 652 personas las que murieron en el tajo. Nos tratan como si fuéramos máquinas porque para ellos no somos más que eso, piezas de su sistema de generación de dinero para continuar acumulándolo, para continuar siendo los más ricos del reino.

Pero es que si ellos no lo hacen lo hará la empresa vecina y, en la siguiente crisis, serán los que no lo hagan los que cerraran. No se trata de si los empresarios son buenos o malos, se trata de que o lo hacen así o su empresa desaparecerá. Esta es la forma salvaje de funcionar del capitalismo realmente existente, no hay otro. Y esto va a continuar empeorando, porque, como estamos viendo, las crisis van viniendo una tras otra cada vez más rápido: todavía no acabamos de salir de la del 2007 cuando ya nos vuelven a hablar de recesión mundial. Aunque parece que el estado español no va a ser el más afectado este año pero tarde o temprano nos va a tocar, porque es en estas crisis donde los ricos se hacen más ricos y nosotros, los pobres, cada vez más pobres. ¿O no nos acordamos de cómo han cambiado a peor nuestras condiciones desde el 2007?, no solo las económicas, también de seguridad en la empresa o de copago sanitario o de derechos que creíamos garantizados y se han ido por el retrete. Esto es lo que nos espera en el capitalismo y frente a ello solo nos queda pensar que todo se puede hacer de otra forma. Sabemos que no podemos vivir sin trabajar, solo lo hacen los dueños de la fábrica a nuestra costa y no queremos ser como ellos, vivir de los demás. Nosotras y nosotros creemos, además, que se puede organizar todo de otra forma, para que los beneficios sirvan para mejorar la vida de las trabajadoras y los trabajadores, en lugar de para enriquecer al amo. ¡Ni una muerte más para enriquecer al patrón!

Vicente Alcaraz

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