Mientras los leones no cuenten el cuento, la
historia de la cacería siempre glorificará al cazador.
Proverbio africano
Con este proverbio los africanos nos enseñan la importancia de ser dueños de nuestros relatos. La página del Ministerio de Asuntos exteriores de España nos dice que: “Los Estados Unidos de América son un Estado amigo, aliado y socio fundamental de España, con el que nos une una larga y excelente relación bilateral que tiene una gran proyección de futuro en el siglo XXI”[1]. Amigo, aliado y socio, tres palabras que enmascaran una relación de dependencia y subordinación de los sucesivos gobiernos españoles para glorificar al cazador.
Desde sus orígenes, la relación de Estados Unidos con España ha sido una relación de sometimiento trufada con actos de humillación y desprecio. No podría ser de otra forma. Desde que las trece colonias inglesas decidieron convertirse en un solo país “grande y rico” (Hamilton, Madison, Jay), la acumulación, el despojo, el crimen y el saqueo, han guiado todas sus acciones; hacia el interior, exterminando a los habitantes originarios, y en sus relaciones con otros Estados apropiándose de territorio y recursos naturales. ¿Por qué su relación con España habría de ser diferente?
Sus principios fundacionales fueron la propiedad y el individuo (blanco y masculino) La propiedad que lleva aparejada el dominio sobre los hombres y sobre las cosas, y no es posible pensar que una nación que no reconoce más Dios que el dinero –equivalente general de todas las cosas- tenga otro tipo de relaciones que no sean las de la guerra en sus distintos formatos y variantes (abiertas o encubiertas) para apropiarse de todo lo que necesita y desea para reproducir su forma de vida y su hegemonía. Una forma de vida incompatible con la supervivencia del planeta y de la especie humana. Estados Unidos como el modo de producción capitalista no reconoce fronteras.
La relación entre la propiedad y la guerra precede a su definición jurídica, nos dice el profesor italiano Roberto Espósito[2], pues incluso antes del Derecho Romano el motivo principal de la guerra era el saqueo. Estados Unidos es el paradigma de país Occidental capitalista, espejo en el que, después de la segunda guerra mundial, se miran todos los súbditos. La caída de Francia e Inglaterra como potencias imperialistas deja libre el terreno a la potencia emergente que, con mayor capacidad tecnológica y no habiendo sufrido la guerra en su territorio podrá desplegar su dominio apropiándose por la fuerza de todos los recursos necesarios para la supervivencia de su modo de producción, distribución y consumo (Capitalismo).
Pero el gobierno español insiste en que, precisamente por ese “lugar en el mundo, como uno de los actores principales de la escena internacional, convierte a ese país en aliado y socio indispensable para España en materia de política exterior, defensa, seguridad y desarrollo económico y tecnológico. [3]” Y no cabe duda de que en una situación de desigualdad tan grande entre el reino de España y Estados Unidos, nuestra política exterior ha sido la de una neocolonia al servicio de los intereses del “amigo americano”. Sin ir muy lejos, apenas hace unos meses, el ministro Josep Borrell atendía una llamada telefónica que le dictaba la posición española hacia Venezuela, el gobierno reconocía a un autoproclamado presidente venezolano en contra de la carta de Naciones Unidas y del derecho internacional. No parece que fuera una decisión libre y autónoma del gobierno español.
Los vínculos históricos de los que habla la página del Ministerio de asuntos exteriores nunca fueron de amistad, ni se compartieron los mismos valores ni intereses, a no ser que estemos hablando de los valores e intereses de las élites de ambos países. Tomemos por ejemplo el siglo XIX, poco más de 40 años después de la fundación de Estados Unidos, en plena expansión territorial. La nación recién creada entra en guerra con España, se hace con la Florida (1819) –actual Georgia, Carolina del Norte y del Sur, la Florida etc.- y emprende la limpieza étnica del pueblo seminola que habitaba ese territorio; al final de siglo, entra en la guerra hispano-cubana para “ayudar a la liberación de Cuba” y como resultado se apropia de Cuba, de Puerto Rico y las Filipinas (1898)[4].
Foto: El acorazado Maine, semihundido en la bahía de La Habana. El hundimiento del Maine sirvió como excusa para que el gobierno estadounidense declarara la guerra a España. Tomado de xataka.
«Our terms» / Imagen: Authentic History, tomado de labrujulaverde.
Pero no vayamos tan atrás, en pleno siglo XX, la república española sufre un golpe de Estado liderado por los militares. Aquí, ya no será el Estado americano directamente sino sus empresas cuyos intereses no difieren de los intereses del Estado, las que apostarán por los golpistas (¿no recuerda esto a las prácticas actuales hacia Venezuela?) El empresario estadounidense de origen noruego Torkild Rieber, de ideología fascista y director de la empresa Texaco, rompe el acuerdo comercial con la República española y suministra petróleo a los golpistas a través de Portugal (bajo la dictadura de Salazar en ese momento). Tras el triunfo del dictador Franco, fue el propio gobierno de los Estados Unidos quien tras la II Guerra Mundial y anticipándose a la Guerra Fría no tendrá ningún escrúpulo en apoyar a la dictadura para convertir la península ibérica en un enclave norteamericano para “detener el comunismo”.
En la misma línea de actuación que vemos hoy en día con distintos gobiernos represivos y dictatoriales (por ejemplo Arabia Saudí), de cara a la opinión pública, se representó una comedia en la que se condenó a la dictadura Franquista al mismo tiempo que se normalizaban las relaciones. Para los franquistas y las élites económicas del momento, será la oportunidad de hacer negocios rompiendo el aislamiento, para los Estados Unidos, una puerta de entrada hacia el control del mediterráneo y el norte de África. Según los documentos de Inteligencia franquista desclasificados, el agregado militar de Washington remitió un documento cifrado el 16 de diciembre de 1947 en el que se decía: “las relaciones con España en todos sus aspectos se normalizarán con toda rapidez sin ruido ni comunicado a la prensa. Mi informante […] entiende que [sería] conveniente [que] sigamos nosotros un política semejante de discreción en [las] manifestaciones exteriores durante proceso [de] cambio”[5]
El dictador español se doblegará a los deseos e intereses de la potencia hegemónica sin grandes resistencias. En 1948 autorizará que los militares estadounidenses y sus familias desplegados en Europa entren a España sin pasaporte; y en 1953 se autorizan tres bases aéreas (Morón de la Frontera, Torrejón de Ardoz y Zaragoza) y una base naval (Rota) así como las facilidades e instalaciones menores que solicite el amo. Años más tarde (1956) la nota de inteligencia se refiere a una autorización “sin confirmar” para un depósito de bombas nucleares en San Pablo (Sevilla).[6] A cambio de tan buena disposición, EEUU facilitó la admisión de España en Naciones Unidas (1955) y años más tarde el presidente estadounidense Dwight Eisenhower visitará su neocolonia (1959) para felicitar a su fiel aliado.
El dictador Franco despide al presidente Eisenhower tras su visita oficial a España en 1959. JAIME PATO EFE/EFE, tomado de El País.
El 17 de enero de 1966 un bombardero estadounidense B-52 en una maniobra de abastecimiento sobre los cielos de Palomares (Almería) deja caer 4 bombas termonucleares -65 veces más destructivas que las de Hiroshima-, ninguna estalló pero una cayó en el mar y dos de las que cayeron en tierra se rompieron regando plutonio por toda la zona. A pesar del ocultamiento y de toda la propaganda de los sucesivos gobiernos españoles, lo cierto es que durante meses la Guardia civil y el ejército americano estuvieron limpiando la tierra contaminada. Hay documentos desclasificados en Estados Unidos en los que se confirma la contaminación. También existe un proyecto denominado Indalo por el que Estados Unidos se comprometía a financiar la descontaminación de toda la zona que todavía hoy sigue sin descontaminar. Un grupo de veteranos norteamericanos siguen reivindicando que se reconozca su enfermedad fruto del trabajo en Palomares, y el propio Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y tecnológicas (CIEMAT) -que lleva años negando cualquier investigación y seguimiento de lo ocurrido-, en el 2011, en una conferencia en Fukushima, reconoció que 119 personas de Palomares dieron positivo en Plutonio. Hay cientos de víctimas españolas silenciadas y ninguneadas que llevan años reclamando que se investigue y se sepa la verdad sobre el “accidente de Palomares” [7]
Foto: Restos de uno de los aviones que se estrellaron dejando caer 4 bombas termonucleares. Tomado de DW.
En la historia oficial española, la venta del territorio para servir a los intereses geoestratégicos estadounidenses instalando bases militares en la península (1953) se nos presenta como:
“un importante impulso histórico para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, de defensa y económicas entre ambos países. Los Pactos marcaron un hito, no solo en el plano económico y militar, sino también en los ámbitos científico y cultural. A raíz de los mismos se procedió a firmar el Acuerdo sobre Usos Civiles de la Energía Atómica de 1955, y se crearon programas como el Foreign Leaders Program y en 1958 el International Education Exchange Program (conocido como el Programa Fulbright), que recibiría el Premio Príncipe de Asturias en 2014”[8]
El accidente de Palomares no fue un hecho casual sino el resultado del uso continuado del territorio español al servicio de los crímenes de Estados Unidos, un uso que continúa hoy con la instalación, en la base naval de Rota (Cádiz), del Escudo antimisiles de la OTAN (4 destructores Arleigh Burke, 2850 militares estadounidenses, más sus familias y 400 civiles [9]) La subordinación del gobierno español a la potencia estadounidense se consolida definitivamente liquidando cualquier resto de soberanía e independencia. Cualquier guerra que la Metrópoli estadounidense decida emprender en el Magreb, en Oriente Próximo o contra Rusia contará con un enclave estratégico en la península ibérica.
Atrás quedaron las voces de cientos de miles de personas que desde 1981 gritamos “OTAN no, bases fuera”,[10] fue cubierto por el olvido el rechazo multitudinario a la visita de Ronald Reagan (1985), las víctimas de las bombas sobre Palomares siguen reclamando verdad y justicia, como los más de 100000 desaparecidos enterrados en las cunetas por el dictador amigo de los americanos.
A pesar del chantaje al que el presidente Felipe González sometió a la población española en el referéndum sobre la permanencia en la OTAN (1986) amenazando con dimitir si ganaba el No, con la pérdida de las pensiones, el aislamiento etc. fueron 6.872.421 (39,85 %) de papeletas las que se depositaron en contra de permanecer en la Alianza. Pero contra los pueblos colonizados están sus gobiernos y sus élites que continúan con el sometimiento neocolonial firmando y ratificado sucesivos Acuerdos y Convenios para la Defensa, el desarrollo, la cooperación etc.; acuerdos con los que se blinda la dependencia política, económica y militar[11].
El cuento de las “excelentes” relaciones entre el Estado español y Estados Unidos, contrastado con los hechos vistos desde el lado de los pueblos, resulta paradójico y lleno de contradicciones, por lo que el esfuerzo por ocultar y silenciar el sentimiento “antiamericano” fuertemente arraigado en varias generaciones ha sido muy grande. Aquí también, ha ayudado sobremanera la industria hollywoodiense que ya ha monopolizado el ocio de miles de adolescentes, jóvenes y adultos colonizando el imaginario social con héroes americanos y malvados extranjeros (rusos, árabes y sin tardar mucho chinos) Es casi imposible encontrar producciones como Bienvenido Míster Marshall [12] o Los nuevos españoles[13] que en clave de humor ponían los pies en la tierra de una población sometida y alienada a la que se quería fascinar con las mieles del “desarrollo americano”.
Tal vez sea este uno de los crímenes más terribles cometidos por los estadounidenses y las élites locales, contra los pueblos de España: cercenar la memoria, contaminar de individualismo y prepotencia nuestra visión de los pueblos hermanos con los que sí tenemos una historia común (los pueblos latinoamericanos, los árabes, los pueblos del mediterráneo). Se trata de un crimen que hace posible el resto de los crímenes y que nos convierte en cómplices de la barbarie.
Durante años, el peligro de la memoria ha sido y es bombardeado por los medios masivos (corporaciones empresariales al servicio del capital), por las industrial culturales (películas, videojuegos, redes sociales….), fieles sirvientes del capital financiero estadounidense.
En estos momentos, parece haberse perdido el sentimiento internacionalista y solidario que alojaban miles de personas en sus corazones como gratitud a aquellos internacionalistas que regaron con su sangre nuestros campos y ciudades defendiendo la legitimidad de la república, contra el fascismo y por el socialismo.
¿Qué es un crimen contra la humanidad? ¿Declarar una guerra, ocupar un país, asesinar, realizar operaciones encubiertas, atentados de falsa bandera, bloquear una economía, provocar un golpe de Estado, alimentar una dictadura? ¿Apropiarse de los productos materiales o intelectuales de otros y convertirles en seres serviles y disciplinados?
La mayor parte de las veces cuando oímos la palabra crimen pensamos en asesinatos, en homicidios cometidos por individuos a los que se les etiqueta como terroristas, o desequilibrados. “Enfermos mentales” ha llamado el emperador Trump a los que el día 4 de agosto han disparado en El Paso (Texas) y en Dayton (Ohio) contra sus conciudadanos[14]. Las palabras, crimen, atentado y terrorismo se han convertido en intercambiables para dejar fuera a los Estados, especialmente a Estados Unidos, país cuya historia está repleta de actos de agresión contra individuos, pueblos y países de todo el planeta.
A diferencia del imperialismo del siglo XIX, EEUU no sólo se ha repartido el mundo militarmente (más de 800 bases militares reconocidas y un presupuesto militar equivalente a todos los presupuestos militares juntos de todos los países del mundo) sino que ha conseguido convertir a la mayor parte de los países Occidentales en neocolonias al servicio de sus intereses (que no son diferentes a las de sus corporaciones). El neocolonialismo implica violencia aun cuando esa violencia no sea percibida en el momento en que se pone en marcha, o aun cuando esa violencia no sea ejercida directamente por el país colonizador sino por las élites locales.
Si como dice Roberto Espósito lo que ha caracterizado nuestra cultura Occidental durante los últimos tiempos es la “absoluta primacía del tener sobre el ser”, las resistencias de España en tanto que neocolonia han de venir de la reivindicación del ser. Ser humanos, en paz con nuestros vecinos y la naturaleza.
Más mediterráneos y norteafricanos que europeos, los pueblos de España hemos de empezar a contar la historia desde el lado de la presa. Porque, como dijo Mark Twain “Es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados” urge desenmascarar los relatos oficiales y conectar lo que se nos presenta desconectado.
Así, la mayoría de la población española, especialmente los más jóvenes, no detectan ningún peligro en la relación de “amistad” con Estados Unidos, ni se sienten víctimas de las políticas imperiales. Todo ello a pesar de que tras la foto de las Azores (G.W. Bush, T. Blair, J.M. Aznar y J.M. Durao Barroso) y la implicación del reino de España en la guerra y ocupación de Irak, hubo un atentado yihadista en Madrid el 11 de Marzo de 2004 en el que murieron 193 personas y 2000 fueron heridas. No se percibe que, la imagen de Venezuela y de su presidente Nicolás Maduro, es una imagen inducida por los medios masivos y por un gobierno español que no duda en hacer seguidismo de la guerra estadounidense contra este país hermano. Tampoco las sanciones a Rusia y la rusofobia que alimenta la Unión Europea y que perjudica a nuestros agricultores y pone en riesgo de guerra abierta a nuestro país, se percibe como lo que es, una campaña de propaganda equiparable a de la Guerra Fría.
Nuestra tarea internacionalista ha de tener un primer objetivo: deshacer los relatos que construyen un mundo de fantasía, hedonista y narcisista, en el que es “más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del Capitalismo” (Fredric Jameson) Es necesario y urgente que el cuento de la caza deje de glorificar al cazador.
Por eso, el día 9 de agosto hay que hacer que se convierta en un clamor internacional denunciando los crímenes estadounidenses contra la humanidad.
Ángeles Díez
[1] Página web del Ministerio de Asuntos exteriores del reino de España http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/PoliticaExteriorCooperacion/Espa%C3%B1ayEEUU/Paginas/inicio.aspx
[2] Roberto Espósito, (2017), Personas, cosas, cuerpos. Ed. Trotta, Madrid
[3] Página del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
[4] Con el Tratado de París en 1898, terminaba la guerra con Estados Unidos y el reino de España cedía la soberanía en todos estos territorios; https://es.wikisource.org/wiki/Tratado_de_Par%C3%ADs_(1898)[5]Miguel González, El vergonzoso acercamiento de EEUU a la dictadura de Franco, en El País, 22/10/2018 https://elpais.com/politica/2018/10/20/actualidad/1540065578_181141.html
[6] Ibidem
[7] Rafael Moreno, La historia secreta de las bombas de Palomares, editorial Crítica, 2016. A petición de este investigador de la Universidad Complutense se desclasificaron documentos estadounidenses que arrojan un poco de luz sobre lo que ocurrió pero también muestran la complicidad de los sucesivos gobiernos españoles para ocultar los riesgos a los que todavía hoy está sometida la población española. Layre Iglesias, Palomares desclasificado, El mundo, 26/06/2016 https://www.elmundo.es/cronica/2016/06/26/576d8d16268e3ebd408b464b.html
[8] Página web del Ministerio de Asuntos exteriores, Unión Europea y Cooperación,
[9] Miguel González, Rota, base del Escudo antimisiles y de su escudero. El País, 9/07/2016, https://elpais.com/politica/2016/07/09/actualidad/1468086503_586223.html
[10] Cientos de miles de personas participaron en las manifestaciones contra la Alianza Atlántica, El país 3 de Marzo de 1986
[11] Todos los gobiernos después de la muerte del dictador tanto del Partido Popular (PP) como del Partido Socialista (PSOE) han firmado Convenios y ratificado la permanencia de las bases y su ampliación.
[12] Bienvenido Míster Marshall es una película de Luis García Berlanga de 1953, en la que todo un pueblo se organiza para recibir la visita de los americanos que traerán prosperidad y desarrollo al pueblo andaluz de Villar del Río, pero la comitiva americana pasa de largo sin parar en el pueblo.
[13] Los nuevos españoles es una película de Roberto Bodegas de 1974, en la que una multinacional americana compra una empresa de seguros española.
[14] https://actualidad.rt.com/actualidad/323180-eeuu-fin-semana-tiroteos-masivos-mortiferos
Publicado el 8 de Agosto de 2019 en frenteantiimperialista.org