La centralización y concentración del capital ¿son obligadas consecuencias de las crisis cíclicas del capitalismo? La respuesta a esta pregunta es un no rotundo, el capital mantiene una tendencia intrínseca en su funcionamiento que es la de <fusionarse>, centralizarse o concentrarse, Carlos Marx, en su obra el Capital, demuestra que por naturaleza el capitalismo se irá concentrando estando cada vez en menos manos propietarias. Y Lenin nos habla de la última fase del capitalismo, denominada fase imperialista-monopolista del capital

CENTRALIZACIÓN DEL CAPITAL: crecimiento del volumen del capital por la unión de varios capitales en uno solo o por la absorción de uno de ellos por otro. Este proceso significa que entre los capitalistas se redistribuyen capitales ya acumulados. La particularidad del proceso de centralización del capital estriba en que tal proceso refleja relaciones sobre todo entre los propios capitalistas. Sirven de palanca para acelerar la centralización del capital la lucha competitiva entre los capitalistas y el desarrollo del crédito capitalista. La centralización del capital hace que la riqueza social se concentre en un pequeño grupo de grandes magnates del capital o en una unión de capitalistas. Una de las formas en que el capital se centraliza es la sociedad anónima. Al centralizarse el capital < con su consiguiente concentración>, ciertos propietarios de medios de producción se arruinan y son absorbidos por otros, crece la riqueza en manos de los mayores capitalistas. La centralización del capital, lo mismo que su concentración hace que el trabajo y la producción se concentren en grandes empresas, acentúa el proceso de socialización de la producción y, al mismo tiempo intensifica los contrastes sociales y los antagonismos de clase en la moderna sociedad capitalista.

CONCENTRACIÓN DEL CAPITAL: aumento del volumen del capital como resultado de la capitalización, de la acumulación de plusvalía. La concentración del capital se efectúa a costa de transformar en capital parte de la plusvalía que los obreros asalariados crean y que el capitalista se apropia. Capitalizando la plusvalía, se aumenta el capital utilizable productivamente y ello sirve de base para ampliar las dimensiones de la producción, premisa para que se incremente la productividad del trabajo social y aumente la ganancia de los capitalistas. La concentración del capital y de la producción sirvió de base económica al nacimiento y desarrollo de los monopolios y a la transición a la fase imperialista del capitalismo. En la actualidad, una tercera parte de la producción industrial del mundo capitalista se halla concentrada en las manos, tan sólo, de doscientos grandes monopolios. A la vez que se concentra el capital en la industria, se concentra el capital bancario. De ello es un exponente el aumento del volumen de las operaciones que realizan los grandes bancos, su fusión y absorción de los bancos pequeños. Por ejemplo, el volumen de las operaciones de 10 o 15 bancos de Nueva York supera a toda la renta nacional de los Estados Unidos. Los “cinco grandes” entre los mayores bancos ingleses poseían en sus cuentas, en 1957, el 77,3 % de la suma total de depósitos de todos los bancos por acciones del país. La concentración del capital bancario se produce a grandes ritmos en todos los países capitalistas. Concentrando en sus manos inmensos capitales sociales, los bancos controlan una inmensa masa de capital ajeno y disponen de gran parte de los medios de producción y de las fuentes de materias primas en el interior del país y más allá de sus fronteras. Se establece una unión entre los monopolios bancarios y los industriales, y, sobre esta base se forman el capital financiero y la oligarquía financiera, que dominan por completo la economía y la política de los estados imperialistas.

Y ejemplos claros de estas dos tendencias del capital los encontramos en el día a día de la económica capitalista. Leyendo la prensa del capital para comprender mejor su funcionamiento.

Estas compañías son dueñas de gran parte del accionariado de multitud de empresas y marcas que están a nuestro alrededor Goldman Sachs, Grosvenor, Blackstone, Apax Partners, Grupo Rockefeller, The Rothschild Group, todas ellas a través de centralizar y concentrar el capital de un sinfín de empresas de muy diferentes actividades, desde el pan, pasando por herramientas y bancos, hasta llegar al armamento y combustibles. Los grupos Rothschild y Rockefeller, lo llevan haciendo desde el mismo nacimiento del Capitalismo y, con toda seguridad mantienen propiedad del accionariado de las otras mencionadas.

Pero lo que realmente debemos de comprender es lo que Marx nos enseña.

Es que la centralización del capital, lo mismo que su concentración hace que el trabajo y la producción se concentren en grandes empresas, acentúa el proceso de socialización de la producción y, al mismo tiempo intensifica los contrastes sociales y los antagonismos de clase en la moderna sociedad capitalista.

Esto nos sitúa en las condiciones más favorables para llevar a cabo la revolución que trasforma esta realidad, historia capitalismo dando paso a otra realidad, la de construcción de la sociedad socialista-comunista.

Esa magna labor que debe llevar a cabo el proletariado y las clases populares nos corresponde a nosotros dirigirla, somos los militantes del PCPE vanguardia política y práctica de la clase obrera quienes debemos de poner todas nuestras capacidades intelectuales y vitales al servicio de la humanidad para derrotar a este sistema criminal, el capitalismo, que destruye a sus fuentes de riqueza, al ser humano y la naturaleza sin ninguna piedad.

Nosotros no podemos seguir aplazando el ser dirigentes de vanguardia del pueblo trabajador, nuestros referentes históricos, aquellos que lo dieron todo por liberar a la humanidad de la bestia asesina, el Capital, no pueden ser solo héroes literarios con los que nos identificamos en los pasajes interiores de nuestra imaginación. Estas mujeres y hombres deben servirnos de guías que impregnen nuestra vida de valores revolucionarios.

Como nos dijo el Che. Recuerden que el eslabón más alto que pude alcanzar la especie humana es ser revolucionario.

Y añadiremos. Mañana quizás ya sea tarde el capitalismo no descansa en su criminal andadura.

Juan J. Sánchez

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