Del 6 al 16 de diciembre la bella ciudad de La Habana acoge con los brazos abiertos la 40 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Cuatro décadas defendiendo y reconociendo el cine latinoamericano y caribeño por su contribución al enriquecimiento de la identidad cultural de la región.

Este año el Festival rinde homenaje al director de cine cubano Tomás Gutiérrez Alea de cuyo filme “Memorias del subdesarrollo”  se cumplen 50 años. Un cineasta que representa lo más sobresaliente del cine producido hasta hoy en Cuba. Otro homenajeado será Fernando Birri, padre del movimiento Nuevo Cine Latinoamericano, fallecido en 2017. Optando a los Premios Coral, tres nuevas películas cubanas han acaparado la atención del público habanero en los días que precedieron al Festival. Dos de las cintas abordan hechos históricos cubanos ocurridos en el siglo XIX y la tercera tiene, dentro de su dramaturgia, continuos desplazamientos por diferentes épocas del siglo XX.

Abordar la historia

“Inocencia”, producida por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) es el título de la primera película. Dirigida por Alejandro Gil está inspirada en el terrible  fusilamiento de ocho estudiantes de Medicina por las autoridades coloniales españolas en 1871, y tiene como propósito, según palabras del director, “acercar a los jóvenes cubanos a importantes sucesos de nuestra historia que no deben ser olvidados”.  

“El mayor” es el segundo largometraje de los tres evocados más arriba que desarrolla su historia igualmente en el siglo XIX, de tan crucial importancia para Cuba. Realizado por Rigoberto López como “uno de los proyectos más ambiciosos de los últimos 30 años” en palabras del realizador, y producido también por el ICAIC, cuenta las épicas hazañas que protagonizó el mayor general Ignacio Agromonte Loynaz. Un general, también conocido como El Boyardo, que combatió al ejército colonial español en el Camagüey y que dio su vida a los 32 años de edad por la independencia de Cuba.

“Nido de Mantis” es la nueva película del director Arturo Sotto (“Boccaccerias habaneras”), y se mueve en los límites del drama y la tragedia a través de una historia de un triángulo amoroso entre dos hombres y una mujer en un pequeño batey azucarero. Un sugestivo thriller impregnado de importantes acontecimientos ocurridos en Cuba durante cuatro décadas.

Evitar la rutina

Además la programación del Festival, que prevé la proyección en la sala Karl Marx del filme cubano-español, Yuli, de Iciar Bollaín, comprende una representativa muestra de cine contemporáneo tanto latinoamericano como proveniente de todo el mundo, y que por razones de fechas de edición de nuestro periódico no la hemos podido abordar como se merece en este número. Cosa que haremos comentando el Palmarés del Festival el próximo mes de enero 2019. Año 60 de la Revolución cubana.  

Precisar asimismo que esta edición se inscribe en una voluntad de cambio y renovación. Según Iván Giroud, director del Festival, se trata de “evitar la rutina, el esquematismo y la formalidad en un acto introspectivo y crítico”.

Rosebud



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