Hace 25 años se estrenaba “Germinal”, la película dirigida por Claude Berri y protagonizada por Gérard Dipardieu, y producida por Bélgica y Francia. Se basa en la obra literaria del escritor y padre del naturalismo francés: Émile Zola, autor de otra gran obra como fue: “Yo acuso”.

Curiosamente en 1993, el año del golpe de Estado de Boris Yeltsin , este filme no se distribuyó por las zonas industriales afectadas por la Reconversión Industrial de los pueblos de España. Así ocurrió en el Gran Bilbao, donde tuvo uno de sus estrenos principales en Las Arenas de Getxo de la Margen Derecha del Nervión.

Un largometraje de tres horas de duración, que contaba con un intermedio en la gran pantalla que delimita muy bien lo que es el Movimiento Obrero y la Burguesía en la Europa del siglo XIX. Un filme que se asemeja a la gran obra de “Novecento” de Bernardo Bertolucci en 1976 cuando todavía era militante del PCI. En varios momentos de “Germinal” nos encontramos con primeros planos similares al cuadro de “El Cuarto Estado” de Pelliza da Volpedo, que se encuentra en la pinacoteca de Milán.

Germinal” es un canto a la reflexión de los y las marxistas para que no olviden la esencia del Movimiento Obrero. Sobre todo para que sigamos recordando aquellas citas de: “El obrero no tiene patria”, “Lo único que tiene que perder son sus cadenas” o “ ¡Proletarios de todos los países, uníos!” En este filme queda muy delimitada la acción del individualismo del anarquismo y sus consecuencias nefastas; frente al obrero y obrera organizados en la lucha de masas, como siempre ha representado el socialismo científico. La Primera Internacional dejó pruebas de lo que sucedía al respecto con los Bakunin y Proudhon, maestro de Pi y Margall por cierto.

Una película y una obra literaria que nos debería recordar la obra de Karl Marx y Friedrich Engels editada en Progreso en 1978 titulada: “La Revolución en España” para que no perdamos de vista nuestros objetivos finales, medios y fines donde la conquista del Estado es una herramienta más que al final acabará desapareciendo para llegar al Socialismo; frente a las apetencias territoriales de las burguesías nacionales que siempre han aborrecido el Internacionalismo Proletario.

Ángel Comonte

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