Artículo 24. (…) El Estado estimula la actividad de las cooperativas y de otras organizaciones sociales en todas las esferas de los servicios a la población. Contribuye al fomento de la educación física y el deporte de masas.

Artículo 41. Los ciudadanos de la URSS tienen derecho al descanso.

(…) La ampliación de la red de instituciones culturales-educativas y sanatoriales, el fomento masivo del deporte, de la educación física y el turismo; la creación de posibilidades favorables para descansar en el lugar de residencia y otras condiciones para uso racional del tiempo libre.

"Constitución de la URSS (7 de Octubre de 1977)

Hace 25 años los medios de comunicación de la entonces CEE, tras décadas de propaganda anticomunista, daban el acta de defunción de la Unión Soviética con la aparición en el mercado capitalista occidental de una nueva fragancia de “la familia olfativa Oriental Floral para Mujeres” llamada Maroussia del famoso diseñador Slava Zaitsev. De nada sirvió a la primera dama Raisa Gorbachova plantar sus modelitos en la Casa Blanca y en la RFA entre 1985 y 1991, cuando el ya mencionado gentleman dio a una de sus colecciones el título de “La agonía de la Perestroika” y acabase convirtiéndose en el modisto oficial del clan Putin... 

Un anuncio que nos presentaba la vida soviética en blanco y negro, pero que cambiaba al color rojo del kremlin, tras desnudarse Maroussia al quitarse su uniforme del ejército soviético saliendo repentinamente del mausoleo de Lenin. Todo ello se complementaba con la llegada de las Olimpiadas de Barcelona 92 con otro spot anticomunista de las zapatillas de marca Nike que publicitaba el hasta entonces deportista olímpico ucraniano Serguéi Bubka. 

De la noche a la mañana aquellos héroes deportistas de la Unión Soviética a los que se entrevistaba en las editoriales Progreso y Agencia de Prensa Nóvosti se pasaban al campo enemigo con todos los bagajes y armas. Entre sus aportaciones al bloque occidental se destacaban sus conocimientos y estudios de todo lo aprendido en el Socialismo para acogerse a un nuevo pasaporte con nacionalidad made in USA, Spain o United Kingdom para incrementar más títulos deportivos al medallero olímpico de los Estados de la OTAN. Aquello que no pudieron lograr desde el juego y la competición mientras los Países del CAME participaban en las Olimpiadas, lo realizaban una vez más con el afán de lucro, como bien se define por principio el Capitalismo.

Los y las nostálgicos/as, como nos llamaban entonces, todavía nos emocionábamos mientras veíamos pasar por el estadio barcelonés Luis Companys al último desfile en el que participaban juntos los que hasta entonces habían sido los y las deportistas soviéticos/as. Pero ya no era lo mismo, ya no había una bandera roja con la hoz y el martillo y la estrella de cinco puntas y las siglas no eran las de la URSS, sino las de la CEI, que tanto gustaba usar en sus Memorias al pérfido, traidor y alcohólico Boris Yeltsin, quién irónicamente donaba sus obras para luchar contra el sida y la drogodependencia del país que él mismo había fomentado...

Si Rambo III (1988) nos hizo mucho daño con su propaganda antisoviética sobre los “libertadores” muyahídines en la República Democrática de Afganistán; así como para justificar el boikot a las Olimpiadas de Moscú -1980 por el entonces líder demócrata Jimmy Carter. Con Rocky IV (1985)fue el clímax de la contracultura de los republicanos Ronald Reagan y George Bush, quién años atrás como buen discípulo de Nixon, ya amenazase en 1972 a un tal Salvador Allende antes de salir a dar su histórico discurso en la ONU.

La imagen de este cine basura norteamericano, siempre ha tenido la misma retórica de falsear y manosear la verdad de lo que realmente existía en la URSS. Todo su objetivo: fundamentar una imagen de malvados comunistas que matan a sus competidores rivales, bien porque va en la ideología o porque los y las deportistas soviéticos/as son experimentos de laboratorio y asesinos en serie...

Menos mal que tenemos a Silvester Stallone para salvar a la humanidad tanto desde un punto de vista bélico como deportivo de los “rusos malos”... Veinte años después el apologista de la invasión de la isla de Granada en 1983, el famoso “Sargento de Hierro” Eastwood, nos recordaba que la boxeadora mala, malísima en Million Dollar Baby (2004) era de la RDA...

A todas estas mentiras y tesis revisionistas al más puro estilo de Claudín y Semprún, se las puede combatir con los hechos reales, con la verdad revolucionaria, como bien señalara en 1984 el periodista soviético Eduard Rozental en su obra: Mickey Mouse y la Gran Política.

Desde un principio en la URSS se le dio una enorme importancia al desarrollo de la educación física como una base específica de la vida humana, íntimamente vinculada a todos los aspectos de la sociedad. El Deporte siempre fue uno de los pilares fundamentales en la cultura y formación del pueblo soviético. Por este motivo se destacaban los artículos 21 y 41 en la Constitución Soviética de 1977 frente a las mal llamadas “Democracias” occidentales donde el Deporte es para la élite burguesa y mayoritariamente de pago y privado. En marzo de 1931 se aprobó un conjunto de normas denominado “Listo para el trabajo y la defensa” de los 7 a los 60 años de edad.

Todavía en 1989 los datos estadísticos de las revistas especializadas nos señalaban que unos 92 millones de soviéticos practicaban deporte. De entre ellos 34,9 millones de mujeres. Un total de 30, 5 millones de personas podían practicar a la vez cualquiera de las 70 modalidades deportivas que existían en las instalaciones del país (El 46% los mantenían los sindicatos obreros). Destacaban el atletismo, voleibol, esquí, fútbol, ajedrez, baloncesto, tiro, tenis de mesa, lucha libre, grecorromana y judo, natación, boxeo, gimnasia deportiva y levantamiento de pesas.

El Deporte en la Unión Soviética ha gozado de un merecido prestigio en el mundo. Un claro ejemplo fueron la cantidad de medallas olímpicas y de competiciones deportivas internacionales que obtuvieron los y las atletas del País de los Soviets. Todo un hecho histórico importante si se toma en cuenta que la URSS salió a la arena deportiva internacional tras el final de la 2ª Guerra Mundial.

Todo un mecanismo de ingeniería cuya planificación se llevaba desde el Comité Estatal para la Cultura Física y el Deporte en la URSS, donde se trabajaba la cultura deportiva tanto en los distritos de barrio, la gimnasia en las fábricas, o el desarrollo y crecimiento de los niños, y el mantenimiento de los ancianos.

Podríamos dar cientos de cifras y noticias del momento como las famosas “Espartaquiadas” y las competiciones entre las 15 Repúblicas Federadas, que se realizaban en aquel país socialista multinacional; así como las 8.400 escuelas juveniles gratuitas, pero queremos finalizar destacando la importancia de la universalización del Deporte, cuyo momento culmen fueron las famosas Olimpiadas de 1980, donde los grandes desfiles y la mascota del osito Misha nos definen la fuerza y orgullo del pueblo soviético por aquellos tiempos. 

Sólo queda decir que la filosofía y ética deportiva de los y las camaradas de la URSS quedaron plasmadas en su Programa de “Solidaridad Olímpica” practicando el internacionalismo una vez más, donde más de 200 entrenadores/as prestaban sus servicios en más de treinta países, como Alexéi Chervónenko, quien entrenaba a boxeadores cubanos, o a Evgueni Rógov, quien formara a futbolistas argelinos; siendo en ambos casos deportistas que llegaron a tener títulos mundiales. En estos tiempos de barbarie e irracionalismo, queda recordar aquellas maratones internacionales por la Paz en Moscú, ahora que se practica intencionadamente la memoria del olvido...

Ángel Comonte y Ginés Saura. 

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