La teoría de las ondas largas en la historia de la economía capitalista es de origen claramente marxista. El análisis marxista de las ondas largas se basa esencialmente en los movimientos a largo plazo de la tasa de ganancia que, en última instancia, determinan a largo plazo ritmos más rápidos o más lentos de la acumulación de capital (del crecimiento económico y de la expansión del mercado mundial). Estas ondas largas son más evidentes en las economías de los países capitalistas más avanzados, y más, en la producción mundial en su conjunto, que en las economías de los países capitalistas considerados aisladamente.
La acumulación de capital tiene su origen en la producción de mercancías, valor y plusvalor, y en su realización subsiguiente. Por tanto, los indicadores clave de las ondas largas son movimientos que se refieren a la producción y venta de mercancías. Y dado que Marx consideraba que el mercado mundial era el verdadero marco de las fluctuaciones económicas, la producción industrial y las estadísticas de las exportaciones mundiales aparecen nítidamente como los dos indicadores clave.
1826 fue el año de la primera crisis moderna de sobreproducción de bienes industriales. Las fluctuaciones de la tasa media de ganancia y de la tasa media de acumulación de capital se dan en un ciclo industrial que oscila entre los siete y los diez años. Dentro de cada ciclo las fases de auge y prosperidad están caracterizadas por un ascenso de las expectativas de ganancia y de la realización de la ganancia acompañado o seguido de un ascenso de la tasa de acumulación de capital productivo. Las fases de crisis y depresión aguda están caracterizadas por un descenso de la tasa de ganancia realizada y de las expectativas de ganancia acompañado o seguido de un descenso de la tasa de acumulación de capital productivo (es decir, de la inversión).
Se produjeron a largo plazo repentinos ascensos de la tasa media de crecimiento económico después de tres puntos de inflexión en la historia económica capitalista (después de 1848, después de 1893 y después de 1940 en EEUU y de 1948 en Europa occidental y Japón). Lo que ocurrió después de estas fechas fue de hecho ascensos a largo plazo de la tasa media de ganancia. Es posible explicar, contando con los instrumentos conceptuales del análisis económico marxista, los ascensos a largo plazo de la tasa media de ganancia en determinados puntos de inflexión históricos, a pesar del descenso cíclico de esa misma tasa de ganancia al final de cada ciclo industrial y a pesar del declive secular que señala el límite histórico del modo de producción capitalista.
Recordemos que para Marx los tres principales factores determinantes de la tasa de ganancia son las fluctuaciones de la composición orgánica del capital, las fluctuaciones de la tasa de plusvalor y las fluctuaciones de la tasa de circulación del capital. Los factores extraeconómicos desempeñan un papel clave en la explicación de los bruscos ascensos de la tasa media de ganancia después de los tres grandes puntos de inflexión ya citados.
Aunque la lógica interna de las leyes de movimiento capitalistas pueda explicar la naturaleza acumulativa de cada onda larga, una vez iniciada, y aunque también pueda explicar la transición de una onda larga expansiva a una onda larga de estancamiento, no puede explicar el paso de la última a la primera. No hay simetría alguna entre los resultados inevitables a largo plazo del crecimiento económico capitalista acelerado y el marcado ascenso a largo plazo de la tasa de ganancia después de un descenso persistente a lo largo de un cuarto de siglo. Sólo puede entenderse si se consideran todos los cambios radicales del medio general, social y geográfico, en el que opera el modo de producción capitalista que son los detonantes de cambios radicales en la tasa media de ganancia.
Así la revolución de 1848 y el descubrimiento de los yacimientos de oro en California produjeron un repentino ensanchamiento cualitativo del mercado capitalista mundial. Zonas enteras de Europa central y oriental, Oriente Próximo y el Pacífico se abrieron de repente como mercados para la producción capitalista, y espoleó con fuerza una industrialización extensiva y una nueva revolución tecnológica: el paso de la máquina de vapor al motor de vapor, de la manufactura a la producción industrial de capital fijo. Asimismo creció significativamente la tasa de circulación de capital como resultado de las revoluciones del transporte y la telecomunicación (barco de vapor, telégrafo, expansión de las vías de ferrocarril) y las revoluciones del crédito y el comercio (sociedad anónima, grandes almacenes...).
El imperialismo explica el brusco ascenso de la tasa de ganancia después de 1893. Una desaceleración de la tasa de crecimiento de la composición orgánica del capital, unida a un incremento de la tasa de plusvalor, de nuevo como resultado de un revolución tecnológica (la electricidad) desempeñó un papel clave en la subida de dicha tasa.
El principal factor extraeconómico que actuó de desencadenante del ascenso de la tasa media de ganancia que permitió al capitalismo superar el largo estancamiento relativo entre 1914 y 1939 fue la derrota histórica sufrida por la clase obrera a escala mundial durante los años 30 y 40 que permitió a la clase capitalista imponer un significativo incremento de la tasa de plusvalor, que acompañada por una desaceleración de la tasa de crecimiento de la composición orgánica del capital (caídas de los precios relativos de las materias primas después de 1951, acceso fácil al petróleo barato de Oriente Próximo) y por un ritmo acelerado de la circulación de capital, es suficiente para explicar el brusco ascenso de la tasa media de ganancia, seguido de un fuerte incremento de la tasa de acumulación de capital.
Una vez comenzada una onda larga se nos plantean algunas preguntas: ¿cómo toma impulso? ¿Por qué es capaz de sostenerse durante un largo período? Intentaremos responder a estas y otras cuestiones en próximos artículos.