El cine soviético acoge a las primeras directoras de cine en la Historia como lo fue Olga Preobazhenskaya, y también a las primeras guionistas como Olga Vishnevskaya. Ambas impulsaron una película que es una joya del cine soviético: “Mujeres de Ryazán”. También colaboró en el guion Boris Altshuler y, como codirector, Iván Pranov. Konstantin Kuznetsov participó en la fotografía. La producción la llevó a cabo los estudios de rodaje Sovkino en 1927, época dorada del cine soviético.

De esta manera comprobamos cómo la mujer se incorpora a las tareas revolucionarias en la Unión Soviética y en la filmografía tuvo un papel relevante. En el caso del guion y el montaje fílmico, la iniciativa de ambas cineastas significó una preocupación feminista de la situación de la mujer campesina en el periodo anterior a la Revolución. Como campesina la mujer padece la explotación y las condiciones de vida patriarcal y su violencia brutal: opresión de clase y de género.

El argumento es extremadamente cruento. La poética de la naturaleza del campo contrasta con la cruda realidad de la mujer campesina: mujeres que hacen la colada en el río golpeando con sus manos la ropa. La mujer campesina tenía que asumir las tareas del campo, las tareas domésticas y las tareas familiares.

Evidentemente el guion parte de la tradición de los grandes clásicos de la literatura rusa como Gogol, Turguenev, Dostoievski, Tolstoi y Gorki. Pero en este caso encontramos una creación protagonizada por mujeres y cuya preocupación central es la situación de la mujer trabajadora.

En España fue proyectada con el título “El Pueblo del pecado”. Federico García Lorca quedó fascinado y, en 1935, aportó unos comentarios elogiosos acordes con su interés por la mujer y el drama rural, como podemos comprobar en la obra teatral lorquiana.

M. Ángel Rojas

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