María tiene 67 años y de vez en cuando cuenta,  entre risas y suspiros, aquella vez que casi se muere después de hacerse un aborto ...no lo cuenta entre risas porque le quite importancia, sino porque es su forma de defenderse del pasado, de las faltas propias y ajenas, la suya: hacerse un aborto clandestino y la ajena:  la de la abortera vecina del barrio,  buena persona y que se lo hizo como un favor, algo salió mal...

Cuenta, entornando los ojos, como le subió la fiebre tanto y tenía tanta debilidad que apenas podía caminar, y que a los dos días no podía levantarse de la cama, cuenta que no quería contarle a nadie lo que le pasaba. Hasta que no pudo más y lo contó, a su madre, cuenta que le quito el tapón y la sangre fluyó,  fue tan grande la hemorragia que su madre tuvo que decidir entre llamar al médico con el riesgo que las denunciara o encomendarse a la virgen de regla para que no muriera. Como su madre era     atea y valiente llamó al médico,  no murió y tampoco la denunció... por eso lo     cuenta. ... (Maria tuvo una hija, un hijo, un aborto ilegal, dos hijas más y otro hijo).

Las mujeres trabajadoras, como María, nos enfrentamos a una realidad, la de ayer, la de hoy, con una larga lista de agresiones a los derechos laborales, sociales, económicos, educativos, sexuales, de salud y democráticos que los distintos gobiernos de la burguesía han diseñado para la clase obrera en general y las mujeres trabajadoras en particular, a esta larga lista se suma, nos suman no poder decidir libremente sobre nuestro cuerpo. El derecho a decidir sobre el propio cuerpo, un derecho fundamental, es un planteamiento que se aceptaría como simple y lógico si se refiriera al cuerpo de un hombre, pero no es valorado de igual manera cuando se trata del cuerpo de las mujeres, por países, partidos políticos, estados y religiones de este mundo globalizadamente capitalista, ya que en el sistema patriarcal en el que vivimos, el cuerpo de las mujeres no nos pertenece.

Fátima, siempre lo cuenta, tenía 17 años cuando se quedó embarazada de su novio del barrio, estaba en 3º de BUP. Cuando no le vino la regla no lo quería creer, pero le había pasado, estaba embarazada y no quería estarlo. Como Fátima todo lo cuenta y no podía dejar de contarlo tampoco, se lo confesó a su madre cediendo a su interrogatorio, si mamá le dijo… tengo una falta y si mamá he tenido relaciones sexuales, ayyy que vamos a hacer ahora… ayyy cuando se entere tu padre… le contestó su madre entristecida y amenazante al tiempo… su padre se enteró, se enfureció, la familia se enteró, se sorprendió, esas cosas ya no pasaban, todo el barrio se enteró, hasta en el instituto tuvo que contarlo Fátima, a las profe de Historia, su preferida, que le preguntó si sabía lo que quería hacer, que si no se había pensado no tenerlo… Fátima que todo lo cuenta, cuenta que no la entendió en ese momento, sabía a qué se refería claro, pero lo de abortar en su isla como en la otra isla, Inglaterra, era simplemente imposible, no estaba a su alcance, no solo por el dinero, sencillamente no era posible. Ademá,s ya se había decidido, por todos, por nadie, se iban a casar, el empezaría a trabajar de peón y ella aparcaría sus estudios pero solo hasta dar a luz... la vida sigue dijeron… burro cargado busca camino, apostilló alguien aportando la nota de sabiduría popular… decidido, pero decidido por quién, se preguntó Fátima, a veces sentía que participó en la decisión a veces no, aun a veces cuando lo piensa se lo pregunta y lo cuenta. (Fátima tuvo dos hijas, un aborto legal y un hijo)

El aborto libre, significa que ninguna mujer puede ser forzada a una maternidad no deseada, ni a que se le cuestione su decisión de interrumpir un embarazo. El derecho a decidir supone el reconocimiento de las mujeres como personas  autónomas, responsables y con la capacidad de dirimir cuáles son sus intereses. Este derecho y su ejercicio en el   capitalismo, es sumamente peligroso, ya que el control  sobre el cuerpo de las mujeres y la reproducción sigue siendo un mecanismo de poder al servicio de las clases dominantes, un  control físico y también ideológico necesario para la acumulación capitalista.

Yanira nunca cuenta nada, nunca lo cuenta pero ella lo sabe, quien más debería saberlo? Tenía 19 años y se quedó embarazada, de su novio? no, no era su novio, sucedió, no era culpa de nadie, bueno a lo mejor del fabricante de condones, pero a ver quien lo busca para reclamar, no se lo contó a nadie porque pensaba que no era asunto de nadie más, bueno se lo conto a los de la clínica, porque era obligado para que fuera legal y lo decidió, pidió una cita, acudió, abortó y después sin traumas se fue a casa. Yanira nunca lo cuenta, pero ella lo sabe. (Yanira no tiene hijos ni hijas aun, quizá algún día, quizá no)

Hoy 28 de septiembre de 2016 se conmemora el Día Internacional por la Despenalización del Aborto, un día que sirve para reivindicar el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, su sexualidad, su maternidad y su vida,  un día en que las mujeres trabajadoras del mundo se movilizan por el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito.

Un día de lucha, aunque este año en el Estado Español no se alcancen los niveles de movilización de años anteriores, por la despenalización del aborto, como parte de los derechos sexuales y reproductivos, una lucha  prioritaria, tanto para los países donde no existe ese derecho, o en los que el aborto está despenalizado o regulado,  o donde el acceso a una educación afectiva y sexual integral  para toda la población, la disponibilidad de servicios de anticoncepción son escasos o prácticamente nulos.

Un día de lucha en el que desde el PCPE EXIGIMOS:

  • Se derogue la reforma restrictiva de la vigente Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, por considerar que vulnera derechos fundamentales de las mujeres jóvenes.

  • La despenalización del aborto voluntario, pasando a estar regulado como el derecho que tienen las mujeres a interrumpir voluntariamente su embarazo y a decidir sobre su maternidad.

  • El derecho de todas las mujeres a decidir, incluyendo las jóvenes, las migrantes, las que no disponen de tarjeta sanitaria y  las mujeres víctimas de violencia de género, hoy desprotegidas.

  • La garantía de la práctica de las IVE en el sistema sanitario público, de forma que se garantice el carácter universal de esta prestación, con equidad territorial, y se normalice como prestación sanitaria para toda mujer que decida interrumpir su embarazo, sin condicionamientos ni obstáculos por la valoración de terceras personas.

  • La regulación de la objeción de conciencia de las y los profesionales, de forma que no sea un obstáculo para garantizar la prestación sanitaria de la interrupción voluntaria del embarazo dentro de la sanidad pública.

El derecho a decidir, se hace efectivo cuando las mujeres tenemos posibilidades reales de poner en práctica las decisiones que adoptamos, abortar o no, ser madre o no y el Estado tiene una obligación de garantizar, con los recursos y servicios públicos necesarios, con las condiciones adecuadas, sin peligros para su salud, sin angustias, vergüenzas, ni sufrimientos, sin ser insultadas, perseguidas, estigmatizadas…

Supone la puesta en marcha de una educación afectivo sexual integral, basada en un concepto positivo del hecho sexual humano, de la diversidad sexual y de los vínculos afectivos, con acceso a las medidas de prevención, tanto a los métodos anticonceptivos como a los servicios de atención afectiva y sexual.

Este planteamiento choca frontalmente lo la esencia misma del capitalismo, con su naturaleza patriarcal, en cuyos estados burgueses pueden haber avances en el reconocimiento de derechos y puesta en marcha de determinadas políticas, pero que nunca podrán ser integrales en un sistema capitalista, que nos convierte en mercancía en el que las relaciones humanas son un ejercicio de propiedad privada.

El ejercicio pleno y radical del derecho a decidir de las mujeres con todo lo que ello implica, solo será posible en una sociedad socialista donde el ser humano esté en el centro de la producción social, en el que las tareas de cuidados de reproducción estén también en el centro, y donde los conceptos de crianza y  familia sean concebidos como un ejercicio colectivo de vinculo y afecto. El PCPE lucha para conseguir esta sociedad comunista.

Tadelpla.

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