Desde que iniciamos el proceso congresual que concluimos este pasado mes de Junio, muchos cientos de reuniones y miles de horas de debate celular alumbraron más de mil enmiendas que, tras el propio debate en plenario del Congreso, acabaron de dar forma a nuestras Tesis y Estatutos.

Todas ellas, con diferentes niveles de elaboración que van de la más sencilla a la que desarrolla una tesis política completa, expresión de un rico debate colectivo y diferentes niveles de acuerdo entre la militancia comunista. Militancia que con su implicación día a día y reunión a reunión durante todo el proceso, lo dota de representatividad y construye la soberanía política del Congreso. Proceso verdaderamente participativo y profundamente democrático por el que los delegados y delegadas elegidos en las células adquieren, durante las tres jornadas que duró el X Congreso, la capacidad de adoptar acuerdos  vinculantes para todo el Partido y elegir a sus máximos responsables para el próximo periodo.

Proceso que la situación de legalidad que hoy vivimos nos permite hacer de esta manera pública y con ilimitado alcance interno, pero que,  aun cambiando esas  circunstancias y teniéndolo que convocar en condiciones de ilegalidad o mayor represión, por exigencia orgánica de la esencia constitutiva del Partido de Nuevo Tipo leninista, siempre habrá de observar el requisito de la exclusiva soberanía política de las células del Partido. Ni hay otra fórmula con la que podamos trabajar los y las comunistas, ni la existencia de internet o las redes sociales puede suponer ninguna alteración de este camino que trazamos cada vez que convocamos un Congreso. Es el método que requiere desarrollar un instrumento revolucionario como es el PCPE y por eso vamos a renunciar a él, como tampoco lo vamos a hacer con nuestro nombre y con nuestros símbolos.

Ahí está la diferencia entre nuestro Partido y cualquier otra estructura política burguesa (clásica o postmoderna, da igual) ; ahí está la razón última del profundo carácter democrático de nuestra estructura vertical tan demonizada por quienes todo lo quieren manipular y sólo quieren a la afiliación para levantar brazos de palo o apretar una tecla cada cierto tiempo. ¿Algo que ver lo expuesto con la asamblea programática de Podemos realizada en el Pabellón de Vistalegre bajo el protagonismo presidencialista y omnímodo de Pablo Iglesias? ¿Alguna diferencia con la Asamblea de la CUP en la que hubo un paradógico empate a 1.515 votos? ¿Cómo y dónde se laminaron a Cayo Lara como coordinador de IU y fue elevado a los altares Alberto Garzón?

Efectivamente nuestro proceso -el que hemos heredado de la tradición de la III Internacional- es más complejo y, quizás, complicado, porque a través de la Carta de Normas que lo convoca y el Reglamento que regula las propias sesiones del Congreso, pone en marcha todo un engranaje y un calendario de debate colectivo absolutamente garantista de los derechos de la militancia y de la exclusiva soberanía de ésta en las decisiones que adopte el Congreso.

Delegados y delegadas que cuando participan en el Congreso ya no representan a nada, ni a nadie en particular y, por tanto, no son una delegación y deciden y votan única y exclusivamente en función del debate del que participan como los delegados y delegadas que, en ese momento, conforman el máximo órgano de dirección del Partido y en el que reside nuestra autoridad política suprema y contra la que nadie puede ir sin violentar el Centralismo Democrático y los Estatutos.

Así somos los y las comunistas…por algo será

Julio Díaz



 

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