En octubre del año 2014 fueron condenados, a varios meses de prisión y a un total de 84.000 € en concepto de indemnización, 19 acusados de desórdenes públicos durante el desalojo y derribo de Kukutza, Centro Social Autogestionado de Rekalde, popular barrio bilbaíno. Entre ellos estaba Markel, militante del PCPE.

 

En abril del 2016 han resultado absueltas 18 de las 19 personas, desmontando la versión policial en la que se basó la sentencia condenatoria en primera instancia, en la que solo se aportaba la palabra de los agentes y ninguna prueba incriminatoria. Una vez más, es en un juzgado donde acaba una movilización popular en defensa de algo colectivo.

Rekalde es un barrio de Bilbao muy conocido por su tejido asociativo, por estar aislado entre vías de tren, la autopista y el monte. También es conocido por plantar cara a un Ayuntamiento que mantiene a este barrio en el olvido y donde la única equipación cultural o deportiva es la del Polideportivo de El Fango, cuyo acceso obliga a un esfuerzo a los vecinos por su lejanía, siendo prácticamente inaccesible. Es dentro de este contexto donde nace Kukutza, para dar respuesta a las necesidades del barrio. Y es dentro de este contexto donde debemos de enmarcar la defensa que este barrio ha hecho de Kukutza y de su cultura popular.

En un momento en el que se desahucian 3 familias por día, tenemos 62.000 viviendas vacías en la Comunidad Autónoma Vasca y una ciudad como Bilbao, convertida en un escaparate para turistas. El Ayuntamiento olvida conscientemente a los vecinos de Bilbao, fomentando pelotazos urbanísticos como el IMQ o el proyecto Zorrozaurre, que solo benefician a las grandes corporaciones. Un Ayuntamiento que adjudica, por 360 millones de euros, la gestión del Servicio de basuras durante 10 años para FCC, mientras recorta en gasto social, y que no se avergüenza del bochornoso convenio suscrito con Iberdrola, que le ha regalado 20 millones de euros a la empresa eléctrica a la par que le ha dejado el precio del solar para la nueva ubicación de su sede, en la exclusiva zona de Abandoibarra, a un precio más que interesante. Mientras eso ocurre, lanzan campañas a favor de la Sanidad pública vasca y llevan a todos los trabajadores y trabajadoras del Ayuntamiento de Bilbao a una conocida mutua, de reconocido abolengo.

Mientras el barrio de Rekalde defendía los servicios que Kukutza le prestaba, como la guardería, los locales de ensayo, el comedor popular y el inmenso trabajo hacia los vecinos y vecinas, el Ayuntamiento no dudó en llamar a una Ertzaintza que llegó a entrar en el Ambulatorio de Rekalde para llevarse todos los partes de lesiones del día, incluidos los de personas que los necesitaban para su trabajo y sus partes de baja, e incluidos los de personas que luego tuvieron que ser trasladadas al hospital por las heridas sufridas. Con la caída del sol, el día 23, se cortó el suministro eléctrico en las calles del barrio para que la policía pudiese actuar con mayor impunidad. A la mañana del día 24, reventaron la persiana de un bar, arrancándola de sus guías, para sacar a 5 personas de ese bar, que estaban desayunando e imputarlas por desórdenes públicos. Cargaron de manera brutal contra todas las manifestaciones, sentadas y concentraciones comunicadas de manera oficial a la Ertzaintza durante 5 días.

Fue tal el miedo que generaron en todo el barrio que los vecinos abrieron sus puertas de manera masiva a los manifestantes para protegerles de la brutalidad policial. No siendo esto suficiente, se llamó a dotaciones de la Policía Nacional del cuartel de Basauri, que custodia la cárcel, además de armar a la Policía Municipal de Bilbao con material antidisturbios, hecho insólito. Esos días, desgraciadamente, retrocedimos a la época del miedo con la policía campando a sus anchas, golpeando y apalizando a quien consideraba, amenazando y amedrentando a todo un barrio que les plantó cara, dando una lección de dignidad sin igual.

El Ayuntamiento de Bilbao ha apostado una y otra vez por defender los intereses de los propietarios del solar de Kukutza, Cabisa, que logró hacerse con el edificio cuando este se encontraba embargado, y su anterior propietario prófugo de la justicia por narcotráfico. Una empresa de la que nadie había oído hablar en Rekalde, vinculada a la promotora Castrum Varduliex, a la que un juez de Cantabria impide la construcción de unas viviendas previstas en Castro por manipulación ilegal del proyecto de reparcelación. Cinco años después del derribo, Kukutza sigue siendo un solar abandonado sin un plan concreto urbanístico.

El Ayuntamiento, con sus decisiones, no hace más que ahondar en los problemas existentes en los barrios de Bilbao, producto de una política municipal que fomenta instalaciones deportivas y culturales de pago, y gestionadas por empresas privadas o participadas, que ofrece una nula oferta cultural popular, que margina y perjudica a los trabajadores y trabajadoras. Otro Bilbao es posible, pero desgraciadamente no será posible mientras todo el búnker nacionalista se encuentre en los despachos del Ayuntamiento, fomentando una ciudad turística que deja de lado las necesidades más básicas de los vecinos y vecinas.

Sergio

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