Había escrito "Arado" y el pueblo se armaba con sus letras, como ejército invencible frente a la bestia fascista que pugnaba por aplastarlo. Víctor Jara, poeta y cantautor, militante del Partido Comunista (miembro en su momento del Comité Central de la Juventud Comunista de Chile) no huyó, el 11 de septiembre de 1973, no abandonó Santiago, al contrario. Atravesó sus avenidas, infectadas ya de tanques golpistas y llegó a la Universidad Técnica de Chile, donde cientos de profesores y alumnos esperaban aún al presidente Salvador Allende para asistir al discurso que debía pronunciar allí.

A Víctor lo reconocieron: "¿Tú eres ese maldito cantante, no?", le diría uno de sus captores (1) al tiempo que lo golpeaba en la cabeza, odiando la firmeza de sus principios y, seguro, buscando golpearlos también. Como a tantos otros hombres y mujeres, lo llevaron al Estadio Chile y allí lo volvieron a reconocer: "Venga, canta hora si puedes, hijo de puta! " fueron las palabras que el sanguinario fascista apodado El Príncipe le dirigió, sin imaginar la fuerza inacabable del cantor.

Víctor Jara alzó su voz de trovador obrero y cantó el himno de la Unidad Popular, "Venceremos" (

) que había acompañado a Allende en el camino hacia a la presidencia de Chile.

Antes le había dado tiempo a escribir su testimonio del horror que vivió, que vieron tantos, el cual, con la ayuda de sus compañeros y compañeras de infierno, lograron rescatar del silencio. De eso, y de la victoria segura, habla su último poema, "Somos cinco mil" (

) :

Somos cinco mil aquí.

En esta pequeña parte de la ciudad.

Somos cinco mil.

¿Cuántos somos en total
en las ciudades y en todo el país?

Somos aquí diez mil manos
que siembran y hacen andar las fábricas.

¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!

Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.

Un muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.

Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores,
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.

¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!

Llevan a cabo sus planes con precisión artera sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.

(...) En estas cuatro murallas sólo existe un número que no progresa.
Que lentamente querrá la muerte.

Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona lleno de dulzura.

¿Y Méjico, Cuba, y el mundo?
¡Qué griten esta ignominia!

Somos diez mil manos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?

La sangre del Compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.

Así golpeará nuestro puño nuevamente.
¡Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto !.

Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto.

De verme entre tantos y tantos momentos del infinito
en que el silencio y el grito son las metas de este canto.

Lo que nunca vi, lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento...

Lo mataron, claro está. Como antes otros habían asesinado al Ché, aunque, igual que ya había sucedido, el crimen no pudo acallar su ejemplo. Víctor Jara, junto a Salvador Allende y Pablo Neruda sigue hablándonos de Chile, de la lucha de su pueblo, de sus obreros y obreras, por construir una vida mejor para la humanidad.  (Arado:

).

Aprieto firme mi mano,
y hundo el "arao" en la tierra
hace años, que llevo en ella
Cómo no estaré "agotao"?

Vuelan mariposas, cantan grillos
la piel se me pone negra
y el sol brilla, brilla y brilla
el sudor me hace zurcos,
yo hago zurcos a la tierra sin parar

Afirmo bien la esperanza
cuando pienso en la otra estrella
nunca es tarde me dice ella
la paloma volará

Vuelan mariposas, cantan grillos
la piel se me pone negra
y el sol, brilla, brilla y brilla

Y en la tarde cuando vuelvo,
en el cielo apareciendo una estrella
nunca es tarde me dice ella
la paloma volará, volará, volará
Cómo yugo de apretao
tengo el puño esperanzao
porque todo cambiará...

Tiempo después, en la obra de un chileno, cantor como Jara, sabemos con certeza, que el "momento" que nos anticipara Víctor, aún sigue vivo en el quehacer de otros, latiendo a contracorriente , enfrentando al imperialismo. La canción se titula: "Mi derecho a soñar; su autor, Francisco Villa (

) y su letra (a continuación, abajo), como las nos legó la voz de la lucha de Chile, Víctor Jara, representan lo que el filósofo revolucionario cubano, Fernando Martínez Heredia definiera recientemente como la combinación necesaria que la cultura ha de provocar, en la construcción del socialismo (2): “la cultura tiene que ser capaz de participar en la lucha socialista con sus conocimientos, sus valores, su capacidad de hacer que la gente se sienta superior a la mera y mezquina reproducción de la vida material cotidiana; debe contribuir a que los valores penetren verdaderamente en la gente, que se comuniquen entre sí, que lo que unos conocen lo conozcan todos y se eleven los criterios y la conciencia. Para lograr todo esto es necesario combinar el saber con el sentir”....

...."Yo no quiero entregarme sin dar dura batalla
Yo lo que quiero es aventurar ir donde vayan
Aquellos que siempre han sabido bregar y no descansan
Aquellos que hoy día escasean y dan luz de esperanza
Yo no pretendo dejarme arrastrar por la corriente
Yo lo que quiero es ser digno y llevar alta mi frente
Fijarme un camino distinto, buscar mis alamedas
Dejar testimonio por los que no están y los que quedan

Y en tanto me anime un soplo de aire
Y en tanto me quede amor que entregar
Y en tanto me habite una gota de sangre
Yo defenderé mi derecho a soñar

Yo me resisto a tener que cantar lo conveniente
Yo no he venido a esconder la verdad la de mi gente
Aquella que se ha mantenido leal y aguarda el alba
Aquella que vuelo a su vida le da y no vende el alma
Yo no pretendo sumarme al festín y al despilfarro
Yo no ando en busca ni quiero servir a un Dios de barro
Yo no renuncio y me quedo a intentar mejores tiempos
Aunque me arriesgue a perder mi lugar entre los cuerdos".


Notas:

(1) Los detalles de los últimos días de Víctor Jara han sido extractados del relato escrito de su esposa, Joan, titulado Víctor Jara, un canto truncado. Ediciones B (serie De Viva Voz). 1999.

(2) La reflexión de Fernando Martínez Heredia, director general del Instituto Juan Marinello de La Habana fue hecha en el I Simposio Nacional de Investigaciones Culturales, celebrado del 11 al 14 de junio de 2013.

ML.González

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