Desde el comienzo de la última (de momento) crisis capitalista y hasta la fecha, hemos asistido a una caída en picado de nuestros salarios tanto en términos absolutos como relativos y de su poder adquisitivo.
Tenemos una cuarta parte menos del poder adquisitivo que teníamos antes de la crisis.
Las crecientes dificultades del capital para valorizarse, fruto de su inexorable decadencia, nos han salido a la clase obrera por un ojo de la cara.
Hoy somos conocidos en la Eurozona por estar entre los más baratos y baratas con un coste de la mano de obra un 27% por debajo de la media.
El capital prepara una nueva ofensiva.
Aún esto a la patronal, al gobierno capitalista y a las organizaciones imperialistas de las que forma parte, les parece poco. Proyectan desvincular por Real Decreto el salario del IPC, el Banco de España clama por una nueva contrarreforma laboral, la CEOE pide más facilidades para despedir, el FMI apuesta por endurecer el impuesto sobre los productos básicos y aumentar el re-pago sanitario y educativo.
El paro no cede y el empleo que se crea es basura. Más del 90% de los contratos registrados en mayo son temporales, y el 29M el Consejo de Ministros aprobó un Reglamento que daba barra libre a las ETT, arrasando con los Organismos Públicos de Empleo y los derechos de la clase obrera.
Hechos como la pobreza infantil creciente y crónica, o las dificultades insuperables de millones de familias trabajadoras (con empleo) para afrontar los gastos básicos de la supervivencia, muestran que, si las empresas del Ibex aumentaron sus beneficios netos en más de un tercio en el primer trimestre, el milagro de la recuperación lo hizo posible el abaratamiento extremo de la fuerza de trabajo y la destrucción salvaje de fuerzas productivas: 8.600 despedidos y 41 plantas cerradas por las grandes compañías desde 2001. El capital nos exigió arrimar el hombro, esclavizarnos, a cambio de no deslocalizarse a donde pudiera esclavizar más y mejor, y al final acabó haciéndonos las dos cosas.
La clase obrera no ha salido de la crisis.
Puede prestarse a debate si España ha salido ya de la crisis, si aún está saliendo o todavía no, y si afirmativo, hasta cuándo. De lo que no hay duda es de que la clase obrera no ha salido de ella.
La manera como las grandes marcas remontan sus beneficios multimillonarios, vampirizando los salarios, es el resultado de una correlación de fuerzas en la que van ganando las fuerzas del capital, a pesar de las grandes luchas tenaces y duras que ha protagonizado y está protagonizando la clase obrera en este período.
Cuidado con el "nuevo" oportunismo.
La división y debilidad del movimiento obrero y sindical, fruto de la entrega de sus cúpulas a las posiciones de la colaboración de clases y el Pacto Social, se agravarán si seguimos dejando campo libre al avance de las "nuevas" posiciones que intentan colocar al movimiento obrero bajo la dirección de la burguesía y la pequeña burguesía penetrándolo de consignas y planteamientos ciudadanistas e interclasistas que ocultan la contradicción entre capital y trabajo y la lucha de clases.
Es necesario convertir cada lucha económica en conciencia de clase y organización.
La lucha por el empleo, por el salario, pensiones dignas y derechos colectivos, contra el desmantelamiento de los sectores productivos (obediente al dictado de la UE), por la abolición de todas las reformas, leyes y decretos antiobreros, necesita unidad férrea y fortalecer las organizaciones obreras, que hemos de defender de la persecución patronal y judicial a sus militantes, despedidos y despedidas, e imputados e imputadas por luchar, que busca dejar a la clase obrera descabezada e indefensa.
Los avances en el próximo período dependerán de si volvemos a morder el anzuelo de la intoxicacion antiobrera y antisindical, promovida por la clase dominante y secundada con entusiasmo por la pequeña burguesía, o somos capaces de hacer avanzar las posiciones de la unidad e independencia de la clase, construyendo unidad obrera en cada centro de trabajo y sector y creando, al calor de cada lucha, organización. Haciendo avanzar las posiciones de los trabajadores y trabajadoras bajo nuestro propio Programa de Clase.
Marína Quintillán