Al calor del anuncio de la ampliación de la base norteamericana de Morón y recordando el regalo que a final de su mandato hizo el gobierno de Zapatero al Departamento de Defensa de los EEUU permitiendo la instalación en Rota de 4 buques del escudo antimisiles, le viene a uno a la cabeza la declaración que “acerca del carácter de la guerra” aprobó el POSDR en su Conferencia realizada entre febrero y marzo de 1915 y que literalmente afirmaba:
“La guerra actual tiene carácter imperialista. Esta guerra es producto de las condiciones de una época en la que el capitalismo ha alcanzado la fase superior de desarrollo; en la que tiene ya la importancia más esencial no sólo la exportación de mercancías, sino también la exportación de capital; en la que la cartelización de la producción y la internacionalización de la vida económica han adquirido proporciones considerables; en la que la política colonial ha conducido al reparto de casi todo el globo terráqueo; una época en la que las fuerzas productivas del capitalismo mundial han rebasado el marco limitado de las divisiones en Estados nacionales; una época en la que han madurado por completo las condiciones objetivas para realizar el socialismo”.
Han pasado ya 100 años, pero, por su vigencia, bien podría utilizarse el mismo texto para cualquier declaración política de un partido comunista.
Hoy, igual que en 1915, la agenda principal de la Humanidad sigue siendo la misma: librarnos de la guerra genocida y la barbarie en la que, de forma permanente, nos sitúa el Imperialismo, y vincular todas las energías militantes de la lucha por la Paz al camino de superación definitiva del Imperialismo y la consecuente construcción del Socialismo.
Una península portaviones
En España, donde la geografía nos concede el horrible honor de albergar dos de las principales bases de la OTAN para el desarrollo de la guerra imperialista en África y el Oriente Medio, la tarea de levantar un amplio movimiento popular por la Paz que centre su actividad en la lucha contra las bases militares y la OTAN debe constituirse en tarea principal del Partido Comunista. Un movimiento que, tras la derrota del No en el referéndum sobre la pertenencia a la OTAN de 1986, es necesario construir desde casi la nada y diferenciarlo de la senda de los restos del naufragio de un pacifismo endógeno que, pese a todas las evidencias, sigue creyendo en “el humanismo de la burguesía”. Una tarea que requiere de un amplio compromiso militante del conjunto del Partido y la Juventud Comunista y que, con la orientación global de vincular la defensa de la Paz con la lucha internacionalista y contra las bases y la OTAN, debe situar a todas nuestras organizaciones a la ofensiva en cuanto a la organización y/o participación en cuanta actividad de masas se propicie con cualquiera de estos tres objetivos.
Una tarea que, más alláde la movilización concreta contra las bases de Rota, Morón o Torrejón o denunciando el uso de campos como el de las Bárdenas o radares como el de Aitana, debe propiciar un espacio de lucha y organización continuada en el tiempo que vincule a amplios sectores de la clase obrera y el pueblo. La consigna hoy es una: ponerse manos a la obra ya en la tarea de hacer realidad la pata antiimperialista del Frente Obrero y Popular por el Socialismo para que, en torno a ella, el pueblo trabajador pueda armar la contraofensiva popular contra los planes belicistas del imperialismo.
Hagámoslo realidad sabiendo que no es una tarea ajena al proceso de construcción del Partido y que todo el esfuerzo que volquemos en esta tarea se convertirá, más pronto que tarde, en semilla fecunda que nutra las filas de la Revolución Socialista