En mayo de este año se cumplen 70 años de la victoria popular contra el nazifascismo, 70 años de la liberación de Berlín por parte del Ejército Rojo.

El 9 de mayo, según el huso horario en oriente, el ejército nazi capitulaba ante el Mariscal Georgi Zhúkov. Se daba por finalizada en Europa la llamada 2ª Guerra Mundial por la historiografía liberal. La rendición ante el Ejército Rojo y el izado de la hoz y el martillo sobre el Reichstag fueron y son un símbolo del papel que jugó el Movimiento Comunista en la lucha contra el fascismo.

Un rol fundamental que es ignorado y camuflado en la actualidad y que si buscamos el papel de otros movimientos de “izquierdas” sonrojaría a más de uno/a. Algún día habrá que analizar quién luchó contra el fascismo y quién no, pero eso es otro debate.

70 años después de dicha foto, si hiciéramos una encuesta sobre quien venció a la Alemania nazi o sobre el papel de los/as comunistas en esa lucha, las respuestas serían radicalmente distintas por países y clases sociales pero además cambiarían si la hacemos en el 2015 que si la hubiéramos hecho en 1946. La historiografía liberal-burguesa se ha encargado de situar el acento en determinados hechos históricos buscando magnificar el papel de los EEUU en dicha lucha. Han manipulado la Historia para que el desembarco de Normandía sea el acontecimiento crucial en la guerra y el Ejército Rojo parezca el ejército ocupante. Mienten al no decir que el desembarco fue un año y medio después de la primera derrota nazi en la batalla de Stalingrado (febrero de 1943) y al “olvidarse” comentar que los PC’s llegaron al poder arrasando en diversas elecciones.

¿Pero es esta la única mentira 70 años después? No, el proceso de manipulación va más allá y se busca, y en parte se ha conseguido, desvirtuar el fascismo. Durante la Guerra Fría, la burguesía y sus intelectuales consiguieron lanzar el concepto del “totalitarismo” para situar en el mismo plano y como iguales al fascismo y al comunismo. La clave estaba en decir que dichos estados eran diferentes a una dictadura militar de derechas para así justificar el apoyo de los EEUU a las dictaduras militares en Chile, Grecia, etc, y seguir aparentando que eran los grandes vencedores contra el nazismo. Se creaba así un nuevo concepto ideológico que respondía a unos intereses concretos para infravalorar el papel de la Unión Soviética en el antifascismo y justificar la política imperialista de los EEUU. En la actualidad el concepto está muy en boga por izquierdistas y modernos/as que tratan de mirar hacia otro lado ante la foto de la bandera comunista en el Reichstag.

Gracias al desclasamiento ideológico que vivimos, dicho concepto ha conseguido gran parte de su propósito. Hoy en día el fascismo no está asociado a un fenómeno sociopolítico concreto, con un análisis de clase y económico detrás. La tergiversación hace que se utilice el fascismo casi como concepto-paraguas donde todo cabe, “¿no estas de acuerdo conmigo? ¡Eres un fascista!”, “¡comunista-fascista!”, etc. Lamentablemente, esta manipulación no existe sólo en la prensa burguesa sino en muchas organizaciones de “izquierdas” para atacar expresiones organizativas del comunismo como son: la organización colectiva, el centralismo democrático, la disciplina consciente, la dictadura del proletariado, etc. La cuestión es que cuando se pierde una posición en un frente de masas ante la lucha del Partido Comunista, el recurso suele ser ese.

70 años después de que el Ejército Rojo y el Movimiento Comunista vencieran al nazifascismo, tenemos que poner en valor que la liberación de Berlín fue algo más que una foto. Detrás de todo aquello estaba el socialismo y la dictadura del proletariado, la lucha colectiva de la clase obrera y los pueblos con sus respectivos Partidos Comunistas a la cabeza. 70 años de manipulación ideológica no pueden esconder una realidad histórica, el comunismo no es fascismo y fueron comunistas los/as que vencieron al fascismo.

Alvaro Luque

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