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Editorial Marzo 2015

 

Las Elecciones Autonómicas Andaluzas del 22M se celebran en un contexto de agudización de la crisis en la cúspide por la que transita el capitalismo español. Una gran movilidad, en la capacidad de legitimación de las distintas opciones partidarias, caracteriza a esta convocatoria. El origen de la misma convocatoria se sitúa en la diputa directa entre dos versiones de la socialdemocracia sistémica: la del PSOE y la de IU que, a fin de cuentas, pretenden ocupar el mismo espacio político. 

Los esfuerzos de la superestructura por hacer avanzar la estrategia de lo que hemos denominado Segunda Transición, se van plasmando en unas expectativas electorales donde Izquierda Unida paga el precio mayor y con fuerte impulso emerge la nueva versión socialdemócrata versus “izquierda radical” (PODEMOS). 

La clase obrera andaluza —que ha sido especialmente castigada por la gestión que de la actual crisis capitalista han realizado los partidos sistémicos, IU-PSOE—, se enfrenta a este escenario como actor principal en el primer ensayo electoral de la estrategia de recomposición en que trabaja el capitalismo español. Y, por ello, la decisión de su voto tiene un papel de trascendencia especial en esta convocatoria para la clase obrera de todo el Estado.

La opción de voto por la que se decante la clase obrera andaluza pondrá a prueba la solidez de las mejores tradiciones comunistas del proletariado andaluz, que en muchas ocasiones en su historia ha expresado con valentía una conciencia de clase de claro compromiso revolucionario.

Por ello, las trabajadoras y los trabajadores de Andalucía tienen su opción de voto más consecuente en las candidaturas obreras que presenta el PCPE en las ocho provincias. Un avance electoral del PCPE será hoy el mejor punto de apoyo para levantar las luchas futuras de la Andalucía trabajadora.

¿DEBATE DEL ESTADO DE LA NACIÓN?

Los pasados 24, 25 y 26 de febrero se desarrolló en el Congreso de los Diputados el último Debate sobre el estado de la nación.

Si hemos de citar un elemento que destaca en común en los rifirrafes dialécticos de los distintos grupos presentes en ese foro, hay que mencionar la total ausencia de los intereses de la clase obrera en ese debate. La ausencia total de cualquier representación política del proletariado español. Todos los discursos emitidos se limitan a expresar las diferentes variables con que se disfrazan las clases dominantes españolas.

La utilización, por varios de los protagonistas de la llamada oposición, de la situación de la clase obrera y los sectores populares (en algunos casos solo de las clases medias), mencionando diversos datos económicos que ratifican cómo la crisis se ha cargado sobre las espaldas de la clase obrera, como la subida de las tarifas eléctricas, la alimentación básica, etc., se hacía en el terreno de los reproches al gobierno. Pero en ningún caso se analizaba en el sentido de que son las políticas favorables al capital monopolista, y a la UE, la razón de esas subidas de precios y de esa miseria de la clase obrera. Todo el debate se limitaba a discutir diversas formas de gestión capitalista — supuestamente más eficaces—, y el grado de honradez o de corrupción de cada formación política.

El gobierno de Rajoy —como los restantes actores, en plena campaña preelectoral—, trata de vender los indicios de recuperación de la tasa de ganancia por parte de los grandes grupos monopolistas que sobreexplotan a la clase obrera española, como una salida de la crisis. Propaganda desmentida en la calle y en nuestros barrios por el empobrecimiento generalizado de las masas, por los salarios de miseria y por la concentración del capital en la mano de los grandes monopolios.

Un debate, sin la presencia del Partido de la clase obrera y sus propuestas transformadoras, se queda en vacía retórica y en demagogia insultante frente a la continuidad de la crisis y del sufrimiento para la clase obrera y los sectores populares.

SYRIZA NO ES LA IZQUIERDA RADICAL

No ha sido necesario mucho tiempo, desde las pasadas elecciones griegas del 25 de enero, para que el engaño de SYRIZA se destape ante la clase obrera griega, y ante la clase obrera internacional. Las mentiras de la socialdemocracia tienen las patas cortas.

Una cierta escenografía sin corbata no sirve para combatir la dictadura de los monopolios. A los monopolios —al imperialismo—, se les combate con la clase obrera organizada en su Partido Comunista, con la determinación de tomar el poder e iniciar la construcción de la sociedad socialista.

La utilidad de SYRIZA, para las clases dominantes griegas, es la de ser un instrumento para ayudar a parar un mayor crecimiento de los apoyos obreros al KKE.

Este rápido posicionamiento servil del gobierno griego tiene consecuencias en España, y coloca a quienes se sacaron la foto electoral con Alexis Tsipras en una difícil situación, y en la necesidad de desmarcarse de su rápida rendición ante las primeras presiones del imperialismo de la UE. 

Si a ello sumamos la profundización del ataque imperialista contra Venezuela, con lo que supone de agudización de la lucha de clases internacional, la situación se clarifica aún más. Así vemos como los PODEMOS-IU-GANEMOS rápidamente sienten la necesidad de desmarcarse de cualquier atisbo de simpatía hacia las “revoluciones bolivarianas”, y se alinean disciplinadamente con la campaña orquestada por el imperialismo yanki a favor de los intereses de los grandes monopolios.

El combate ideológico contra todas las variantes de la nueva socialdemocracia ocupa un espacio central de las organizaciones revolucionarias. En Grecia el KKE combate con firmeza al gobierno de SYRIZA-ANEL, llamando al pueblo a no caer en la desilusión y a levantar las banderas de lucha contra el gobierno socialdemócrata.

En España es el PCPE la fuerza determinante del combate contra los intentos de la oligarquía de dar camino a la Segunda Transición, confrontando abiertamente contra sus nuevos capataces: PODEMOS, CIUDADANOS, y las otras variantes a las que se les asigna una menor fortuna. El Partido combatirá con firmeza la estrategia de la Segunda Transición y, por ser la más engañosa, especialmente a PODEMOS como principal fuerza de refresco del capital.

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