En la situación actual de crisis del sistema capitalista, las distintas patronales española y europea, demandan mano de obra técnica, barata, con la que volver a recuperar sus tasas de beneficios, y por ello, España, en su posición económica dependiente, incentiva por mandato europeo detener el crecimiento de una masa sobre-cualificada de universitarios y potenciar las salidas técnicas de FP. Recordemos que la media europea es de un 46% de profesionales técnicos frente al 23% de España.
Por esto, a principios de curso académico, conocíamos la noticia de que el alumnado matriculado en los cursos de Formación Profesional había crecido más de un 29% mientras que las becas destinadas a cubrir esos estudios se habían reducido un 5,2%. Esto se traduce en que en el último curso más de 90.000 estudiantes se han integrado en ciclos formativos y otros 60.000 en el ciclo de FP básica que ha canibalizado los antiguos programas de Cualificación Profesional.
Evidentemente, todos aquellos que estudiamos ciclos de FP, sabemos que desde 2013 no se han construido nuevos centros educativos, no se han abierto salas ni aulas, ni contratado más profesorado, sino que se ha masificado el acceso a estos estudios, se sustituye a los estudiantes que faltan los primeros días -independientemente de la causa, como ser trabajadores temporeros, incompatibilidad de horarios- y se ocupan las plazas intentando maquillar las enormes listas de espera. Del mismo modo, esas aulas masificadas se convierten en auténticos embudos cuando hablamos de ciclos técnicos con uso de maquinaria, donde las rotaciones hacen que en un año solamente puedas trabajar con una máquina-herramienta durante un par de meses.
Todo esto, podría ser justificado por alguien que ignora la coyuntura de la FP, argumentando que “se lo han encontrado de repente” o “debido a la crisis no hay posibilidad de inversión”. Estos argumentos se demuestran falsos cuando resulta que desde el estado se incentiva la entrada en la FP mediante marketing y anuncios con el fin de maquillar las tasas del paro y sacar ingentes masas de jóvenes parados de las listas del paro, y, de forma más sangrante en el tema de los presupuestos, se avanza a pasos agigantados hacia una privatización total del sistema de Formación Profesional, mediante la imposición de tasas elevadas que muchos no pueden ni podrán pagar.
En los últimos años, sobre todo desde 2012, se han impuesto una serie de tasas a la matriculación en varias comunidades autónomas, entre ellas de forma más descarada en Madrid, Aragón y Cataluña, que van desde 120 euros hasta 400 euros, con la particularidad de que en Cataluña se tuvo que reformar la normativa que prohibía el cobro en éste segmento de la educación.
En concreto, las tasas en Madrid pasaron de ser gratuitas a 180 euros el año siguiente, mientras que en el curso 2013-2014 ascendieron hasta los 400 euros. Además, aquellos que deseen matricularse en sólo algunos módulos deberán pagar una tasa por asignatura, y quienes suspendan, deberán abonar 120 euros por asignatura suspensa a repetir. Este tasazo, supone multiplicar por 10 las matrículas anteriores, y excluir a más de 10.000 estudiantes del ciclo de FP. Si a esto le sumamos, el gasto en materiales de estudio, libros y herramientas, significa que estudiar una Formación Profesional en Madrid en un centro público, cuesta casi tanto como cursar un Grado universitario.
A esta sangrante situación, debemos añadir que las becas no se emplean para que los estudiantes puedan cursar gratuitamente estos estudios, sino que se invierten en que los centros privados puedan mantener su competitividad con la pública a base de subvenciones, fomentando claramente el trasvase de estudiantes entre la privada y la pública.
Evidentemente, esta situación sólo puede revertirse mediante la lucha organizada del estudiantado, a través de sus asociaciones estudiantiles, y a través del fortalecimiento de la juventud comunista en cada centro de estudios.
RBTR