Nacida en Madrid un 31 de agosto de 1910, con 2 años emigra junto a su familia. Desde bien joven, lucha contra la dictadura en Cuba y participa en tareas clandestinas introducida por su progenitor, quien también la orienta a la práctica del tiro olímpico.
Siendo prácticamente una adolescente, con 17 años, al llevar armas a los huelguistas de Santa Clara para defenderse de patronos y esquiroles, es detenida por primera vez. Los años siguientes estudia música en el conservatorio Hubert de Blak de La Habana, participa en el movimiento estudiantil y en cuanta movilización fuera convocada contra el gobierno de Gerardo Machado. En 1933, ya afiliada al Partido Comunista Cubano, participa en la huelga general que terminó con Machado y es nombrada interventora de la escuela normal Kindergarten durante el gobierno de Guiteras. Cuando los militares con Batista dieron al traste con aquel gobierno progresista, se inicia para ella un periodo de semiclandestinidad, de represión y de serias dificultades económicas, aunque la casa familiar en La Habana continuo siendo un centro de actividades y organización de la lucha contra la dictadura.
1935 fue el año que se inició con el nacimiento de su hijo Roberto, al que dejó al cuidado de su madre, cuando tras la huelga de marzo contra la dictadura tanto ella como su marido, el activista revolucionario Pedro Vizcaíno, tuvieron que poner rumbo al exilio para evitar la muerte en el caso de él y la prisión ella. A bordo del vapor “orbita” en mayo de ese año llegan a España.
La pensión “La Cubana” en la que recalaron, se convirtió en un centro político de donde surgiría el Comité Antiimperialista de Revolucionarios Cubanos y María Luisa, además, se vinculó al socorro Rojo internacional y participó activamente en actividades a favor del Frente Popular. Tras el golpe fascista, ella será la única mujer del contingente cubano en las brigadas internacionales. Participante en la toma del cuartel de la Montaña, más tarde sería destinada al hospital de Maudes en el que inicia una profunda amistad con Tina Modotti y allí permaneció hasta finales de 1938.
Regresa a Cuba a principios de 1939, con la amargura de la derrota que se presiente en el país del que parte y, a uno que la recibe para sentenciarla: “Usted no puede volver a las clases, ha ido más allá de las frases. Su presencia es un mal ejemplo para los estudiantes”. Maestra de música como es, no le permiten volver a la docencia, acusada de ser agente de Moscú.
Años duros de marginación profesional y personal hasta la caída de Fulgencio Batista. Pero tenaz, revolucionaria, coherente y comprometida como era, siempre mantuvo su compromiso político. Falleció a los 93 años el 22 de diciembre de 2004.
Lola Jimenez