Según la EPA, tres de cada cuatro personas que trabajan en España lo hacen en el sector servicios y más de la mitad son mujeres, el 53,6% de los 12,76 millones que había en el sector. Este sector exige una gran dedicación y/o una jornada laboral con una amplitud de horarios que en la práctica impide conciliación de la vida familiar y laboral, conciliación que es importante dado que en este sistema el mayor número de horas del trabajo de cuidados lo hacen las mujeres.
La estructura patriarcal familiar se extiende y replica en el laboral, así los sectores de empleo remunerado que implican cuidados (enfermería, guarderías, tareas domésticas, etc.) están desempeñadas comúnmente por mujeres.
El comercio es el sector económico con mayor número de empleadas, seis de cada diez en pequeñas empresas, de las cuales, el 25% son empleadoras, “efecto emprendedor” que ha provocado la crisis. En Grandes Almacenes representan el 69% de la plantilla, 147.452 trabajadoras.
Más allá de la sobreexplotación que imponen las empresas del sector a los trabajadores y trabajadoras, con condiciones laborales que han empeorado con el nuevo convenio colectivo firmado por los sindicatos amarillos de Fasga y Fetico, la desigualdad de género es manifiesta en la distribución comercial: las mujeres copan la mayoría de los puestos más bajos del escalafón, los de menor retribución y siguen teniendo dificultades para acceder a cargos directivos. De media, el salario por hora femenino es un 15% inferior al que perciben los hombres, la brecha salarial en el caso del comercio es un 25%, y llegaría a alcanzar el 50% en la remuneración por rendimiento. La discriminación se da en el plano horizontal y también en sentido vertical.
El Corte Inglés, símbolo del sector, ha sido condenado por "innegable diferencia de trato" entre hombres y mujeres, los trabajadores cobran un plus que de media llega a los 199,60 euros, mientras que las trabajadoras se quedan en 81,91 euros, un 58,9% menos. También se denunció discriminación a las mujeres en los ascensos laborales, Incumplimiento del Plan de Igualdad, "Falta de transparencia" y "secretismo" en su política sobre puestos de trabajo. La discriminación llega al punto de que las mujeres tuvieron que llevar uniforme corporativo y los hombres no, ahora se han comprometido a uniformar también a los altos mandos. Es un ejemplo de las condiciones en las que trabajan las mujeres en el comercio, a lo que hay que sumar la obligación de “buena apariencia” dictada por el estereotipo de belleza femenina.
Esto es lo que nos ofrece el capitalismo y su aliado el patriarcado, igual explotación y mayor discriminación, aun siendo mayoría social o laboral.
Tatiana Delgado