El gobierno Rajoy se encuentra totalmente desbordado por la multitud de frentes que, día sí y día también, le abre la crisis del capitalismo español. Un gobierno absolutamente colocado a la defensiva, y contra las cuerdas, que ya no puede seguir aparentando mantenerse impasible ante la sucesión de tensiones, conflictos y corrupciones que le estallan por todas partes. La percepción social de esta situación se refleja en la última encuesta sobre intención de voto, donde el PP, como partido del Gobierno, pierde un alto porcentaje de votos con respecto a las últimas Elecciones.

La pasada crisis del ébola, como consecuencia de la acción irresponsable del gobierno Rajoy, puso de manifiesto, una vez más, tanto la incompetencia de su gobierno, como la esencia clasista del mismo -culpabilizando a la trabajadora contagiada-, y las consecuencias trágicas que tiene para la clase obrera la privatización del sistema sanitario público, donde, precisamente, la Comunidad de Madrid se ha situado en posición de avanzadilla.

El fracasado intento de modificación de la Ley del Aborto es una muestra más del carácter esencialmente reaccionario de este gobierno, así como su alianza continuada con la Iglesia Católica. La dimisión del ministro Ruiz Gallardón, deja al descubierto las tensiones internas de los distintos grupos dentro del Gobierno, que también se pusieron de manifiesto en relación a la ministra Mato con ocasión del caso de Teresa Romero. Un Gobierno que hace aguas por todas partes, y cuya capacidad política viene mediatizada por estas disensiones internas.

La alternativa de gobierno habitual de la oligarquía, el PSOE, trata de recomponer su imagen pública, muy dañada tras su último periodo de gobierno. Como ya hiciera con el nombramiento de Rodríguez Zapatero como Secretario General, maniobra para presentarse ante la clase obrera con un rostro renovado, marcando distancias con “la derecha”, como es habitual siempre que es oposición y se acercan procesos electorales, con un cosmético viraje a la izquierda, de escasa eficacia hasta el momento; influyendo en ello también la irrupción de Podemos en competencia por el mismo espacio político. Sin embargo, parece resistir el desgaste de su acción de gobierno en Andalucía, esencialmente contraria a los intereses de las clases populares, donde su amplia implantación, y el miedo al PP, siguen asegurándole altas cotas de “voto útil”

El bloque de las clases dominantes también se resquebraja, la crisis capitalista aumenta las dificultades de los grupos monopolistas españoles, que pierden aceleradamente posiciones en el tablero internacional. Cada uno de ellos – El Corte Inglés, FCC, Sacyr etc- trata de salvar sus intereses propios sin conseguir mantener una estrategia general de las clases dominantes. Hoy no existe el consenso interno necesario para mantener la unidad del bloque oligárquico-burgués; unidad que desde el fallecimiento de Franco había permitido mantener un cómodo dominio sobre la clase obrera. Unas veces con un gobierno conservador, otras con gobierno de la socialdemocracia, y en todas las ocasiones necesarias con el apoyo de las distintas burguesías periféricas o, donde cuadraron los números, con apoyo del reformismo político.

Así en Catalunya las fuerzas burguesas, con el apoyo del reformismo político, se embarcan en un proceso de recolocación que tensiona internamente la totalidad del bloque oligárquico-burgués. Una parte importante de la burguesía catalana se radicaliza tratando de buscar -ilusoriamente-, en la independencia de Catalunya, una mejor defensa de sus intereses clasistas. Arrastrando a la clase obrera catalana a una posición subsidiaria, con la engañifa de un supuesto proceso de autodeterminación, que no tiene otro objetivo que consolidar la hegemonía de las clases parasitarias de siempre en el difícil contexto de la crisis actual, así como el mantenimiento de la explotación de esa clase en mejores condiciones.

El gobierno Rajoy no tiene siquiera capacidad económica para mantener sus compromisos militares dentro de la OTAN, lo cual debilita, aún más, la posición de España en la pirámide imperialista (actualmente bajando al puesto 14 o 15). El gobierno trata de hacer valer la posición geopolítica del territorio, y ofrece Andalucía (Rota, Morón) y Canarias (Fuerteventura, aeropuerto de Gando, USAID en el puerto de Las Palmas) como base de las fuerzas militares y de ingerencia imperialistas en sus criminales acciones de guerra en África y Oriente Medio, con las consecuencias que ello tiene para la soberanía del país. La actitud servil del Estado Español hacia el imperialismo norteamericano vuelve a primera línea de la actualidad política, precisamente por el uso de las bases de EEUU en España, como lugar de estancia temporal para las tropas que retornan tras ser destacadas en países con alta incidencia del ébola.

En el terreno policial se incrementa la violencia intrínseca de los distintos cuerpos de policía, la represión cada día más violenta de las manifestaciones, los asesinatos protagonizados por los agentes de distintos cuerpos de policía en estos últimos años, el aumento de las sanciones económicas a las organizaciones obreras y populares, el encarcelamiento de sindicalistas por el ejercicio del derecho a huelga, el entrenamiento del ejército en técnicas antidisturbios, la ampliación de las acciones de violencia extrema y muerte contra la clase obrera africana en las fronteras de Ceuta y Melilla, la persecución racista de inmigrantes residentes en España, los CIES, son ejemplo de ello. La burguesía tiene como objetivo disuadir a los/as activistas sociales mediante su aparato judicial, con duras sanciones económicas cuando no el ingreso en prisión; y cuando esto no basta para frenar al movimiento obrero y popular disponer y conformar unos cuerpos policiales que sometan a un estado de terror a la clase obrera y a los sectores populares. La llamada “Ley de seguridad ciudadana” (Ley Mordaza) ampara y acrecienta estos elementos represivos, así como la impunidad policial, y desprotege más los derechos individuales y colectivos.

La desesperación ante la ineficacia de las distintas medidas para tratar de recomponer la tasa de ganancia, lleva al gobierno Rajoy a un aventurerismo que no tiene límites. Así se adentra en la autorización del fracking, y se van impulsando prospecciones petrolíferas en el mar territorial (Tarragona, Valencia, Baleares, Canarias, Mar Cantábrico, …) que suponen un altísimo riesgo para la seguridad ambiental. El proyecto Castor es un claro ejemplo de este tipo de decisiones irresponsables que, ante la evidencia de la sismicidad que provocaba, tuvo que ser paralizado costando a las arcas públicas no menos de 1.350 millones de €. En este sentido las previsiones del cambio climático, con la subida del nivel del mar y alteración del ciclo de lluvias , colocan a España en una situación de alto riesgo.

Recientemente la artimaña de sustitución, por la vía de urgencia, del Jefe del Estado, ante la acumulación de escándalos y el descrédito de la monarquía, es una muestra más de la desesperación y de la política de huida hacia delante de Rajoy y sus ministros. La monarquía es una institución que ha perdido en buena medida la capacidad para jugar el papel que en la llamada Transición resolvió importantes objetivos políticos a la burguesía española. Esta monarquía, carcomida por la corrupción, que también se extiende a las principales instituciones del país (gobiernos locales, partidos burgueses y reformistas, banqueros, grandes monopolios, etc.), con menos protección mediática que antaño, tiene hoy una menor eficacia para las necesidades del bloque dominante de poder.

La planificada publicidad de los escandalosos casos de corrupción, parece formar parte de una estrategia de búsqueda de salidas por parte de las clases dominantes, creando el ambiente de alarma social necesario para legitimar soluciones de recambio que pueden bascular desde el temporal avance de las opciones reformistas, tipo Podemos, hasta opciones de gobiernos de gestión de carácter más autoritario.

Parte primera de la resolución del Comité Central del PCPE: RESPONDAMOS A LA CRISIS DEL CAPITALISMO ESPAÑOL LEVANTANDO UN AMPLIO MOVIMIENTO DE MASAS POR EL PODER OBRERO Y LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA

HAY QUE GOLPEAR AL UNÍSONO, Y SIN TREGUA, A LAS FUERZAS CAPITALISTAS, HASTA SU DERROTA

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