Manifestación de apoyo a Palestina en Madrid
A día 19 de mayo, tras algo más de un año y medio después del rearme palestino del 7 de Octubre, el Ministerio de Salud de Palestina ha informado de casi 53 300 personas fallecidas y más de 120 600 heridas. Asimismo, los datos de Amnistía Internacional marcan en 1.9 millones las personas desplazadas. Solo en estas últimas 24 horas, el ejército de la entidad sionista israelí asesinó a 146 palestinas y palestinos, al mismo tiempo que pretendía blanquear su imagen a través de Eurovisión.
Al principio de la agudización del conflicto, el ente sionista no contaba con apoyos populares en prácticamente ningún lugar del mundo. Ni siquiera en Estados Unidos, su principal aliado, donde se produjeron encierros estudiantiles en las universidades que recordaron a lo vivido durante la invasión de Vietnam. De igual forma, solo el gobierno de Estados Unidos manifestó su apoyo explícito a la entidad sionista. A día de hoy, se está rearmando y los medios de comunicación están eliminando la situación palestina de la parrilla informativa, al mismo tiempo que presionan a las entidades culturales para mostrar una imagen contraria a la realidad de la mayor base militar del mundo.
Así, Eurovisión muestra su verdadera cara: una máquina de captación de fondos para el proyecto angloyankisionista. A través de la instrumentalización del colectivo LGTBI, busca dar un aire nuevo a la cultura de la guerra. A nadie debe extrañarle que el arma de agresión imperialista, denominada Israel, fuese el país más votado por la audiencia al mismo tiempo que perpetraba crímenes de lesa humanidad contra los habitantes de la Franja de Gaza.
De igual forma, cabe destacar que la empresa israelí de cosméticos Moroccanoil financia el festival desde 2003. Algunas informaciones de los medios reformistas apuntan a esta relación comercial como la razón principal por la que el ente sionista sigue concursando, obviando de forma flagrante que la entidad participa desde 1973 sin interrupción, que el genocidio hunde sus raíces en el acuerdo Sykes-Picot y la declaración Balfour y que tras 1948 la Nakba no ha dejado de implementarse. Igualmente, algunas televisiones, como la RTBF belga o RTVE, hicieron gala de su hipocresía y realizaron críticas simbólicas al ente denominado Israel que, lógicamente, no lograron modificar el curso de los acontecimientos. El reformismo es incapaz de romper lazos con los intereses del sionismo.
En esta línea, durante estos últimos días, diversos grupos de la escena musical alternativa del Estado español llamaron al boicot a determinados festivales de música financiados por el fondo de inversión Kohlberg Kravis Roberts (KKR), entre los que se encuentran el Viña Rock, el Resurrection Fest, el Morriña Fest y el O Son do Camiño, la apuesta institucional de Alfonso Rueda en Galiza, por la que pagó 3.3 millones de euros públicos a dedo. El sionismo está intentando captar el favor popular a través de la financiación de gustos alternativos.
Por si esto fuera poco, mientras se escribe este artículo, el ente sionista de Israel está desplegando la Operación «Carros de Gedeón», llevando a cabo hasta un total de 30 ataques aéreos en Khan Younis, la segunda ciudad más grande de Gaza, en tan solo una hora. Esta ofensiva es, probablemente, la más letal desde el 7 de Octubre, y tiene como objetivo invadir el norte y el sur de la ciudad vía tierra, pero con apoyo aéreo. Paralelamente a estos ataques, Netanyahu ha anunciado que permitirá la entrada de ayuda humanitaria en Gaza por las presiones de sus aliados internacionales, pero será una ayuda de mínimos. Tampoco ha especificado cuándo se hará efectiva esa orden.
El pueblo palestino ha dado un ejemplo el 7 de Octubre y ha colocado ante los ojos del mundo la realidad de un genocidio que viene de lejos. El ente sionista necesita recuperar el favor de los sectores populares del mundo (o al menos su indiferencia) para continuar la masacre como hasta ahora. La clase obrera no puede dejarse engañar por los trampantojos del imperialismo. La barbarie ya ha llegado: luchemos por el socialismo.
Gabi