Foto de Carlos G. Kindelán
No es el título de un insufrible (menos los de Leone y Morricone) spaghetti western. Es algo bastante peor que ese pueril subgénero cinematográfico. En lo que intento contar no hay pizca de ficción. Es pura y ultrajante realidad por mucho que la camuflen. Bueno, a lo que iba. Quería decir que mientras el criminal sionismo consumaba día a día el genocidio palestino con total impunidad en Gaza y Cisjordania, el gobierno “más progresista de la historia”, el que “adelanta por la izquierda”, formalizaba a través del Ministerio del Interior un contrato de compra de armas a Israel (15.300.000 balas del calibre 9mm Parabelum para la Guardia Civil por valor de 6.642.900 euros) en contra de la promesa formal que el Ejecutivo español había hecho el pasado mes de octubre de no adquirir material militar a la entidad sionista. Lo que, al parecer, “cabreó” a SUMAR y a Izquierda Unida el pasado 23 de abril. ¡Hostias, Pedrín! Incluso al reaparecido coordinador de esta última formación política, Antonio Maíllo, se le cruzaron los cables y largó abruptamente que si no rescindían el contrato balístico los de IU se las piraban. ¡Rehostia! Y es que esas organizaciones oportunistas y reformistas (tanto monta, monta tanto) han engullido tantos sapos desde que apuntalan sumisamente al Gobierno de Pedro Sánchez, y juntos gestionan el sistema capitalista patrio, que de seguir por ese camino tenebroso, además de perder la jeta, si es que les queda alguna, lo de estar a la izquierda del PSOE les va a ser más difícil de demostrar que la inveterada cuadratura del círculo.
Tragaderas profundas
Fundamentalmente porque estos valedores del “libre mercado”, como llaman ellos gustosamente al capitalismo, gozan de unas tragaderas tan profundas que degluten todo lo que le echen sin apenas rechistar. Hagamos un sucinto recuento y veréis con algunas muestras los batracios que se han jalado ya. Por ejemplo, el tema venezolano versiones Juan Guaidó y Edmundo González. ¿Recordáis a estos patéticos cantamañanas? Dos fantoches al servicio del Imperio que quisieron ser presidentes de la patria de Bolívar a cualquier precio. La farsa fue brutal y ridícula, pero al paladín de la democracia y libertad, Superman-Sánchez, le faltó tiempo para exigir la destitución de Nicolás Maduro, el presidente electo venezolano. La cosa trajo cola y también sangre, y los de Podemos, que durante la larga crisis creada compartían poder con los del presidente madrileño, adoptaron un despreciable perfil bajo. Otros sapos que deberían habérseles atragantado a estos asaltadores de cielos y otras osadas aventuras, y que sólo tuvieron la aceptación como respuesta, han sido, por ejemplo, la prórroga del uso de las bases norteamericanas de Rota y Morón, la autorización del refuerzo de sus tropas, la defensa incondicional de Zelenski y de su guerra, o la decisión del gobierno de coalición de aumentar este año el gasto militar de 11.000 millones de euros (el 2% del PIB, esperando el 5%, como exige Washington).
Una soberana patada
Y esto que cuento, porque para el capitalismo y su insidiosa burguesía, el mejor revolucionario es el revolucionario muerto, y en el peor de los casos, un Mujica cualquiera, vilipendiado cuando guerrillero tupamaro y adulado como inofensivo místico anacoreta. Por lo demás, después de todo lo promocionado políticamente por el poder en estos últimos tiempos, y en caso de elecciones generales (quizás más próximas de lo que parece), precisaros que a la izquierda del PSOE sólo estamos los/as comunistas que ponemos en el punto de mira la superación del capitalismo. Lo demás es más de lo mismo dentro de un sistema explotador, corrupto y belicista que en su desesperada agonía exige sin saberlo darle una soberana patada en el trasero y derribarlo.
José L. Quirante