Los tiempos que corren me han hecho recordar un poema de Bertolt Brecht: “La guerra que vendrá no es la primera. Después de la última entre los vencidos el pueblo llano pasó hambre, entre los vencedores el pueblo llano la pasaba también”. Utilizando los medios de comunicación a una escala que haría poner verde de envidia al Ministro de Propaganda Josef Goebbels nos repiten machaconamente “información” tergiversada para que compremos la idea de que es vital que estemos de acuerdo en gastar una parte cada vez mayor del dinero público (que es de todos, no lo olvidemos, pues a veces parece como si no fuera de nadie) en gastos militares y “seguridad”.
Comencemos por la primera mentira: el gasto militar es insuficiente, la UE depende casi en exclusiva del ejército estadounidense para su defensa y no podríamos defendernos en caso de ataque. Pero según el Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa, Europa cuenta hoy en día en su conjunto con 1,97 millones de soldados. Es la segunda fuerza militar del mundo, tras China, y la primera en cuanto al nivel de profesionalización de sus tropas. Junto a ello, ocupa el primer lugar en el ranking mundial de posesión de tanques y blindados, submarinos y fragatas, y el segundo en potencial aéreo. Pero después de hacernos creer lo contrario para que lo aceptemos la CE ha acordado por unanimidad (Estado español incluido), rearmar fuertemente Europa con un incremento del gasto militar en 800.000 millones de euros, de los que 150.000 correrán a cargo al propio presupuesto comunitario y los 650.000 restantes serán aportados por los distintos países miembros. En definitiva, habrá que añadir al gasto militar del 2% del PIB (Producto Interior Bruto) ya comprometido en la OTAN por Pedro Sánchez, un 1,5% más, dejándolo finalmente en un total aproximado del 3,5% del PIB. La razón dada es el peligro en el que vivimos debido a una supuesta amenaza rusa aunque todos los expertos militares serios indican que Rusia tiene comprometido a su ejército en el conflicto ucraniano por lo que no puede estar en activo en otros frentes y necesitaría dos o tres años como mínimo para recuperar sus fuerzas al término de dicho conflicto.
¿Por qué entonces tanto ruido? En el Estado español los gastos en educación y sanidad de 2022 fueron un 4,71% y un 6,8% del PIB, respectivamente. Es decir, cuando se alcance dentro de cuatro años el 3,5% del PIB mencionado, estaremos dedicando al gasto militar una cantidad que rondará el 75% del presupuesto público destinado a Educación y el 50% del asignado a Sanidad: la enseñanza y la sanidad pagarán los platos rotos viendo crecer los ratios en sus clases y las listas de espera en sus centros sanitarios.
La auténtica razón es -como siempre- puramente económica: en el régimen capitalista la única forma de salir de una crisis si no hay una nueva revolución industrial que la impulse es lo que eufemísticamente llaman “destrucción creativa”: en román paladino una o varias guerras que destruyan el excedente tanto de seres humanos como de productos para después realizar la “reconstrucción” y volver a recuperar la tasa de ganancia (la famosa creación de 'valor'). Por eso si nos fijamos ya se habla sin tapujos de utilizar armamento nuclear -las bombas recubiertas con uranio empobrecido más perforantes y usadas ya en la antigua Yugoslavia y en Irak- y que se debe volver al servicio militar obligatorio (prepara carne de cañón para la próxima matanza) a la vez que se abandonan los convenios limitantes en cuanto a cometer atrocidades que se firmaron.
La Unión Europea (UE), cada vez más extremoderechizada, con países en su seno donde gobiernan partidos de extrema derecha abiertamente racistas y un fuerte aumento de éstos en los demás que predican abandonar la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la paz y la construcción de un espacio social y ecologista mínimamente progresista. El pasado febrero, su Comisión Europea (CE) flexibilizó – palabra que significa en el lenguaje de los tecnócratas de Bruselas eliminar de hecho- las medidas que exigían a las empresas ajustar tanto su producción como sus negocios a unas exigencias básicas de respeto a los derechos humanos. Junto a ello, se retrocedió también en lo referente a disminuir el uso del carbón como combustible, a la par que amplió la posibilidad de relanzar la generación de energía atómica. Por último, se ha acordado igualmente que la expulsión de migrantes no regularizados se realice mediante unos procedimientos más rápidos y expeditivos. Al mismo tiempo se subvenciona a las empresas -sobre todo las que fabrican armamento- y se les exime de pagar impuestos y contribuir a la hucha común: es el famoso “anarcoliberalismo” económico que significa que las multinacionales, grandes empresas y multimillonarios (que en el fondo es lo mismo) no paguen NADA de impuestos y al mismo tiempo puedan meter la mano en los fondos públicos regalándoles miles de millones y financiando sus gastos de todo tipo.
Para llegar a ese 3,5% del PIB en gasto militar, solo hay tres opciones.
La primera es endeudarse, lo cual supone que en los próximos años los presupuestos públicos deberán hacer frente a la amortización de esos créditos y sus intereses.
La segunda es aumentar los ingresos públicos subiendo los impuestos. Pero no a las grandes fortunas por lo que es más que probable que sean el IVA y el IRPF los que más crecerán (los que afectan especialmente a la gran mayoría de la población que tiene menores ingresos), y no el de Sociedades o el de Patrimonio, que gravan los beneficios empresariales y las propiedades de las clases más pudientes.
La tercera forma de cubrir el incremento del gasto militar es recortar otras partidas presupuestarias. Lo que hizo el gobierno de Rodríguez Zapatero (“el más progresista de la historia de España”) para hacer frente a la crisis bancaria y de la construcción de 2008: congelar las pensiones durante un año, reducir los sueldos del funcionariado un 5%, alargar progresivamente la edad de jubilación hasta los 67 años....No olvidemos que el precio político de todo aquello fue abrir las puertas al PP para que ganase las siguientes elecciones por mayoría absoluta y se derivara de ahí una regresión democrática y social generalizada: reforma laboral, reforma de las pensiones, Ley Mordaza...
El poder político y económico precisa crear falsos enemigos para así ocultar mejor sus propias responsabilidades y justificar sus mensajes, llamando a la aceptación de recortes democráticos y sociales. ¡Rusia amenaza nuestra existencia!, braman ahora cuando es Occidente quien más pueblos ha invadido en las últimas décadas y siglos, y hoy alimenta guerras y genocidios (África, Palestina...) por doquier. Las cúpulas empresariales (CEOE, CONFEBASK...) aplauden hoy el rearme de Europa y la industria de la guerra no cabe en sí de gozo. Karl Liebknecht ya afirmaba antes del estallido de la Guerra mundial, asesinado en 1919 por militares de su país, “El enemigo de cada pueblo se halla en su propio país”. Años después otro alemán, Bertolt Brecht, frente a la II Guerra mundial señalaba: “Quien te habla del enemigo, él mismo es el enemigo”.
Marcos M. Rodríguez Pestana