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Editorial Mayo 2025
EL MUNDO VA A CAMBIAR DE BASE
Vivimos en la época de la transición del capitalismo al socialismo, pero ese proceso necesario, debe partir del compromiso y la lucha por parte de la dirección revolucionaria, así como de su capacidad de ligazón con las masas transmitiéndole la ideología revolucionaria, para concretarlo en una realidad material efectiva sustanciada en la toma del poder por la clase obrera. De lo contrario, no será.
En este periodo determinado por el propio proceso de acumulación del capital que provoca una creciente dificultad para valorizarlo, vemos cómo se multiplican las contradicciones, reflejadas en los efectos que provoca la guerra sobre los pueblos por parte del imperialismo, encabezado por EE.UU. y organizado en torno a la OTAN.
Siendo claros, al imperialismo, hoy, le sobra la mitad de la humanidad, y la gran mayoría de la otra mitad debe estar sometida y sobreexplotada a sus intereses (incluido el Planeta). El resto, un porcentaje ínfimo, son los monopolios que lo representan, la oligarquía enemiga de la humanidad, que dicta qué se hace y cómo se hace a cada momento. Por lo que es necesario acabar con esta situación ya.
UNA GUERRA TOTAL EN VARIOS FRENTES, QUE EXIGE AVANZAR HACIA UN FRENTE MUNDIAL ANTIIMPERIALISTA
La guerra arancelaria de Trump busca abrir un nuevo paradigma en la forma de la dominación del imperialismo. Ni los consensos previos, ni las estructuras internacionales de las que se dotó internacionalmente los EEUU para imponer su posición hegemónica. (ONU, OMC, FMI, BM…) le son útiles para continuar con su posición privilegiada e imponerse en un mundo cambiante donde nuevas potencias le cuestionan su dominación, por lo que necesita recurrir a la violencia generalizada para contrarrestar su decadencia económica y política.
Por un lado, sacudir el mundo a través del chantaje y la extorsión de los aranceles y la guerra económica, para arrebatar más margen de beneficio, expoliar recursos esenciales e imponer sus productos; por otro, la tendencia hacia la fascistización de la sociedad, con el auge de la represión del estado sobre los sectores más oprimidos de la sociedad (las medidas represivas con la población migrante o la propuesta de legalizar el trabajo infantil en Florida es un claro ejemplo de ello) y la guerra total a través de su inmenso poderío militar con el fin de controlar vías de transporte y distribución, y para desatar la violencia contra los pueblos que, en defensa de su soberanía, definen como un obstáculo para sus planes de dominación, empleando las más modernas y últimas tecnologías al servicio de la muerte, el genocidio y la barbarie absoluta.
Es una misma guerra del imperialismo en varios frentes, donde cada uno de los actores que componen la alianza imperialista, organizados en torno a la OTAN (EE.UU. y su apéndice sionista-Reino Unido-Unión Europea,etc.), a pesar de las contradicciones puntuales que puedan existir entre estos, cumplen un papel en la función general del mantenimiento de la dominación imperialista mundial. Desde el carácter más abiertamente fascista del genocidio del ente sionista contra el pueblo palestino y su obsesión por destruir Irán, pasando por la falsa retórica de la sumisa Unión Europea rendida y entregada al amo yanki (demostrada por la cándida e inexistente respuesta de la U.E. a los aranceles e imposiciones de compra de mercancías a EE.UU.), que mantiene la guerra contra Rusia; pasando por las casi 800 bases militares de EE. UU. alrededor del mundo la constante agresión a los pueblos de Ámerica y África, y principalmente en su papel la confrontación directa contra China y Corea del Norte.
¿Cuál es la respuesta necesaria ante esta guerra total? Llevar a cabo el más intenso trabajo político de la militancia revolucionaria, para hacer madurar ese amplio movimiento de solidaridad con Palestina, hacia la unidad de los distintas luchas contra las agresiones del imperialismo. Sentando las bases de lo que debe ser un amplio Frente Mundial Antiimperialista, que, desde el avance de la coordinación del Movimiento Comunista Internacional actuando como motor de impulso en ese sentido, aglutine a las fuerzas antiimperialistas de todo el mundo, para golpear a la bestia imperialista a través de la coordinación y las acciones concretas. A nivel local, partiendo desde la organización democrática de base de espacios de lucha antiimperialista, entendiendo que, el internacionalismo proletario no solo requiere de la solidaridad con los pueblos agredidos, sino también de confrontar los planes que el imperialismo tiene en cada estado y nación.
Espacios que, alejados de toda instrumentalización, desarrollen el más amplio e intenso trabajo posible, por la paz, contra el auge belicista y los presupuestos militares, contra la OTAN y contra la presencia y ocupación de las bases militares de EE.UU. en el estado español, como tarea esencial para el desarrollo de la lucha antiiimperialista, que hoy sigue parcelada en distintos espacios (Cuba, Palestina, Sáhara, lucha contra la OTAN y las bases) y que es necesario ir unificando en un propósito común antiimperialista.
Al respecto, la campaña contra la guerra y la OTAN del pasado 12 de marzo ha sido un ejemplo en el necesario trabajo de organización de base, con avances concretos en varios territorios.
LA SOCIALDEMOCRACIA, GARANTÍA PARA LA ESTABILIDAD DEL ACTUAL ORDEN
Son múltiples las ocasiones en las que la socialdemocracia ha demostrado su compromiso con el papel de dar estabilidad al orden imperialista a través de sus distintas formas (con más gesticulaciones o menos, según los sucedáneos: PSOE, Sumar, PCE, IU, Podemos, Compromis…) todas estas formaciones han formado o forman parte del sostenimiento de este status quo.
En esta ocasión, ante los aranceles de Trump, en menos de 48 horas, y con la absoluta complicidad de las dos grandes centrales sindicales, el Gobierno presentaba un plan de 14.000 millones de dinero público, para inyectar directamente a la patronal española, como buen gestor de los intereses de la burguesía patria. La misma patronal que el año pasado provocó miles de accidentes laborales y muertes en el trabajo, como el ocurrido en la mina de Cerredo, la misma que obligó en la Dana a ir a morir por los beneficios del capital, la que se niega a actualizar el salario frente a las subidas del IPC, etc…
Sin ninguna prisa por parte de este Gobierno con cuestiones que afectan a nuestros derechos como clase de forma urgente, ley de dependencia (900.000 personas han fallecido en lista de espera, desde su aprobación), ley mordaza (1.200 millones en multas y represión), el abaratamiento del despido, la privatización progresiva de la sanidad (los seguros privados crecen a ritmo de un 7% al año). Cuestiones que irán a peor debido al incremento del gasto militar por las imposiciones de la OTAN, gasto que algunos estudios sitúan hoy en la actualidad en el 3,6 % del PIB español1.
NUESTRO PARTIDO, CON NUESTRA CLASE, HACIA LA VICTORIA FINAL
Desde el PCPE, enfrentamos esta tarea desplegando el más intenso trabajo para organizar a la clase obrera, a la vez que, hemos estado desarrollando los trabajos de preparación de nuestro XII Congreso, celebrado ya los días 25, 26 y 27 de abril, y que, a la publicación de este periódico habrá culminado, a buen seguro exitosamente, armándonos con unas tesis actualizadas y una nueva dirección, que continúen impulsando las tareas que hemos señalado, así como por el fortalecimiento de las posiciones de la clase obrera, frente al capital y su secuaces. La necesidad de avanzar hacia la unidad sindical y la unidad obrera, mediante la recuperación de prácticas sindicales de clase confrontadas con el pactismo sindical al servicio de la patronal y sus gobiernos, es una necesidad de primer orden para el que el PCPE revalida su compromiso y sitúa el proyecto unitario de los CUO como opción estratégica sobre el que construir desde la base la unidad obrera. Pero igualmente, señalamos a la Federación Sindical Mundial y a su Comité Estatal como referente inequívoco hacia el que deben confluir todas las estructuras sindicales de clase. .
La tarea es ardua, pero el compromiso del PCPE es inquebrantable.
1 El gasto militar español en 2024 fue de 62.126 millones de euros, 1.130 € por habitante, el 3’46 % del PIB.
https://www.grupotortuga.com/El-estado-espanol-gasto-mas-de-1