En un contexto histórico global marcado por la opresión y represión, con una alta precarización laboral y la pérdida acelerada de derechos sociales y laborales, la unidad de clase, expresada en la unidad sindical, se presenta como una herramienta indispensable para la defensa de los intereses de las masas trabajadoras. Sin embargo, el panorama actual es desolador. Aunque históricamente el movimiento sindical ha enfrentado divisiones internas, fragmentaciones y estrategias que han debilitado su capacidad de acción, el escenario actual podría considerarse uno de los más difíciles que el proletariado y las masas trabajadoras hayan vivido.

Debemos, como primer paso, comprender la importancia de la unidad sindical, los obstáculos que enfrenta y las estrategias necesarias para consolidarla, de modo que se puedan garantizar mejores condiciones sociales y laborales. La unidad sindical genera un frente común ante la opresión y represión del capital.

En el estadio histórico del imperialismo, donde los Estados y sus gobiernos están dirigidos por corporaciones y multinacionales monopolistas que determinan políticamente los designios de las masas, se imponen leyes para ejercer la dictadura de la burguesía, dictadura que, se enmascara tras unas democracias de formalidades burguesas con una apariencia de libertad que, en realidad, niegan cualquier resquicio de verdadera libertad a las masas trabajadoras. Ante esto, solo una respuesta unitaria de la clase obrera, mediante un movimiento sindical fuerte, podrá contrarrestar esta dictadura.

El sindicalismo de clase debe ser un instrumento político que eduque a las masas trabajadoras en la cultura proletaria de unidad y solidaridad, combatiendo la división. También debe combatir el pacto social, el más peligroso de los gérmenes que afectan los intereses de las masas trabajadoras, pues pretende hacer comunes entre las clases las contradicciones inherentes al sistema capitalista. De esta manera, los convenios colectivos y demás "acuerdos" se convierten en herramientas que favorecen los intereses del capital.

La unidad sindical de clase debe tener como principal objetivo derrotar el sindicalismo revisionista y oportunista del pacto social. Sin esta derrota, los capitalistas siempre contarán con la complacencia o la "inanición" política de grandes masas de trabajadores. Esta derrota solo podrá lograrse si el sindicalismo de clase está organizado en un frente común y único, superando la actual situación de extrema división que padece. Hoy esta división está alimentada por la separación del sindicalismo del sujeto ideológico marxista, labor que culminó el eurocomunismo en los años noventa del siglo XX, mediante una feroz lucha por expulsar del seno de CC.OO a los y las marxistas, principalmente enmarcados en el PCPE. Somos conscientes de que, sin unidad política, jamás se logrará la necesaria unidad sindical. Al mismo tiempo, sabemos que, sin una sólida ideología revolucionaria y marxista en el seno del sindicato, este siempre estará al borde de caer en las garras del capital.

Los y las trabajadoras deben exigir que el sindicato en el que están afiliados inicie o propicie el acercamiento a otros sindicatos autodefinidos de clase, para llevar a cabo acciones e intervenciones conjuntas. La defensa de un trabajador o trabajadora ante las acciones represoras de la burguesía no debe recaer únicamente en el sindicato donde están afiliados. El proletariado, como vanguardia de las masas trabajadoras, debe encabezar la batalla por la unidad de clase para superar la actual situación de indefensión ante el capital.

Conclusión

Ante la actual crisis generalizada del sistema capitalista, crisis que el capital monopolista pretende superar mediante su inherente lógica de destrucción de fuerzas productivas, condenando a millones de obreras y obreros a la miseria, la unidad de clase es esencial. Esta crisis, que en última instancia podría desembocar en una guerra mundial destinada a destruir y reconstruir para apropiarse de recursos, evidencia que el sistema capitalista es una dictadura sustentada en la explotación y opresión de las masas trabajadoras. Su existencia se basa en la explotación y apropiación de la riqueza producida por la clase obrera.

Los diversos escenarios generados en la sociedad capitalista están dirigidos al mantenimiento de la dictadura del capital. En cada uno de ellos, la respuesta del proletariado y de la clase obrera debe estar a la altura de su papel histórico como sepulturero del capital. Solo a través de la unidad será posible derrotar al opresor.

Pongamos fechas en el calendario. Marquemos en rojo el día en que iniciemos el trabajo de unidad sindical y de clase. No dejemos en manos de líderes con limitaciones políticas o intereses egoístas esta magna labor, cuya meta histórica debe ser la derrota del capital y la llegada del proletariado y las masas trabajadoras al poder.

Juan J. Sánchez

 

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