Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.

Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. C. Marx 1859

Socialismo o desaparición. Sin más, esta es la disyuntiva del momento histórico.

Si en ese momento crítico, en el que se han formado las condiciones para la revolución social, ya se ha formado el sujeto político que tenga la capacidad de entender la coyuntura histórica, y actuar en consecuencia, bien. Si la formación de ese sujeto va rezagada en el tiempo, y nuestras capacidades colectivas no alcanzan a comprender estas coordenadas, mal, muy mal.

Alguien, incluso de buena fe, puede preguntar: ¿Pero de verdad es tan crítico el momento presente? Respuesta: Si.

Se puede afirmar que no hay ningún aspecto de la vida que hoy no se encuentre ante el riesgo de la quiebra de su continuidad existencial.

Sobreexplotación de la clase obrera internacional

Sobreexplotación: Situación en la que la cuantía del salario es inferior a aquella cantidad socialmente necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo.

En esas estamos.

La plusvalía es una sola a nivel mundial (Marx). El capitalismo acumula sujeto a esta lógica. Por ello el capital compra una parte de la fuerza de trabajo disponible por salarios miserables, de incluso un euro al día, que luego, en las cadenas de valor, terminan creando mercancías absolutamente inalcanzables para sus productores. Pero, con esta artimaña, en ese proceso mundializado los dueños de los medios de producción obtienen ingentes ganancias. Se lo apropian todo.

Una de las consecuencias más violentas de esta lógica antisocial es la existencia de numerosas poblaciones humanas, en las que se dan importantes crecimientos vegetativos producto del desarrollo histórico de las fuerzas productivas, pero que, privadas de cualquier posesión, viven en la indigencia y la miseria más absolutas.

Esta es la base material de las migraciones más desesperadas y del negocio con la pobreza. Las migraciones de las poblaciones más expoliadas dejan una cadena infinita de muertes, con la indiferencia más absoluta de las élites de los países del capitalismo central, que además las reprimen violentamente con leyes de extranjería y otras directivas europeas. Ni tan siquiera hay una mínima protección para la infancia migrante. Trump los separó de sus padres y los encerró en jaulas, no lo olvidemos. 

Hoy, más que nunca en la historia, la clase obrera es una sola clase mundial. Los centros imperialistas ocultan esto con todo tipo de estratagemas, creando un velo que impida a la misma clase obrera la toma de conciencia de esta condición. Sencillamente porque esto provocaría a nivel planetario una onda revolucionaria imparable. La producción de hasta las más pequeñas mercancías precisa hoy de la participación de toda la clase obrera mundial. La paralización, en una huelga sostenida, de cualquiera de las diversas etapas de esta producción mundializada provocaría el colapso del sistema. Esa es la fuerza inmensa que tienen las organizaciones obreras en esta situación.

Destrucción del nicho ecológico de la especie humana

Un continente de plásticos se ha formado en el Pacífico. Una superficie de 1.600.000 km2 es una medición ampliamente aceptada. Los microplásticos lo inundan todo y se han introducido ya en el mismo organismo humano.

Se desarrolla un proceso imparable de destrucción progresiva de las tierras fértiles, como consecuencia de toda una serie de impactos derivados de la lógica de la acumulación capitalista, tanto por sobreexplotación como por contaminaciones químicas diversas (uranio empobrecido, glifosato, derrames de combustibles fósiles, minería, urbanización, etc). Las grandes maquinarias facilitan el arrasamiento de millones de hectáreas en el más breve plazo.

Se esquilman los recursos pesqueros por la lógica depredadora de la competencia de los grandes monopolios del sector. Se empobrece a las poblaciones ribereñas por la acción de las artes de arrastre, las localizaciones por satélite y las maniobras militares. Fukusima vierte al mar, de forma continua, agua contaminada con componentes radiactivos.

Las masas boscosas son destruidas de forma acelerada bajo el impulso de las madereras, y de la agroindustria que necesita extensiones inmensas para el cultivo de soja y para la ganadería intensiva. Se quiebra el ciclo del agua. Sequía. 

Millones de personas mueren de hambre, aunque se producen alimentos suficientes para alimentar a toda la población mundial de forma sobrada. El mercado, el precio y la ganancia imponen su dictadura. La muerte. 

Millones de personas, especialmente niños, mueren por enfermedades fácilmente curables, porque las multinacionales farmacéuticas no renuncian a su criminal negocio. La sanidad es un derecho cada día más privatizado y sometido a la lógica del mercado.

Guerra permanente interminable

La guerra es el recurso más extremo que tiene el imperialismo para tratar de resolver sus crisis. En esta fase terminal esa guerra tiene una dimensión planetaria total y absoluta. Es una guerra sin normas ni principios. Todo vale para el objetivo de ganar. Palestina.

En buena medida la guerra, en la medida que fracasa como vía de salida, va siendo sustituida desesperadamente por el terrorismo de Estado más brutal y cobarde. Haniya, Al Arouri, Soleimani, Kadafi, ….

Jugar al tiro al blanco con centrales nucleares es la incontestable imagen de la irracionalidad más absoluta de la guerra imperialista. Amenazar con pasar al armamento nuclear es ya el delirio. 

La guerra imperialista solo puede ser frenada bajo la dirección de un movimiento revolucionario mundial que tenga la capacidad de mantener una millonaria y combativa movilización de masas, sostenida con firmeza en el tiempo, hasta alcanzar el objetivo último: finalizar la guerra imperialista y abrir el proceso revolucionario de inicio de la construcción de la sociedad socialista.

Las armas de guerra consumen presupuestos de forma insaciable y, además, contaminan amplísimos territorios, el aire y el agua, provocando todo tipo de enfermedades a millones de personas. A pesar de ello no cesa hoy el uso de ese armamento, por ejemplo en Ucrania o en Palestina. Hiroshima, Nagasaki, gas naranja en Vietnam, uranio empobrecido en Afganistán o Irak, es el rastro de la muerte y de la destrucción del planeta por el capitalismo imperialista.

La guerra es hoy un elemento consustancial al proceso de acumulación de capitales. Dicho a la inversa, no es posible ya la acumulación capitalista sin guerra permanente. 

No hay límites para esta guerra, todo puede ser destruido, todo puede ser asesinado. No hay normas.

Alienación y embrutecimiento de las sociedades humanas 

Las masas son embrutecidas y, así, son alejadas de cualquier posibilidad de desarrollo cultural y/o intelectual. Masas más manipulables mientras más embrutecidas están. 

El genocidio de Palestina se realiza con el consentimiento, cuando no con el aplauso, de las principales potencias occidentales que se llaman “Comunidad internacional”. El futuro de las intervenciones militares del imperialismo se desarrollará con esta misma lógica, se acabó la guerra tradicional y se acabaron sus normas. Ahora cualquier crimen es aceptado, no hay reglas, no se respeta nada.

La vigilancia universal en tiempo real está implementada y coordinada por las grandes potencias del capitalismo imperialista sobre toda la población. Cientos de millones de personas en bases de datos, con sus perfiles, sus movimientos, y la IA modelando las previsiones de actuación de cada una de ellas. No hay privacidad, no hay libertad.

Las agencias centrales de seguridad, CIA, MOSSAD, MI6, CNI, …., tienen una batería clasificada de enemigos a batir, a nivel regional y a nivel mundial, según los cambios de la situación. Cuentan con la información y la tecnología precisas para ello. Pueden dar muerte a una selección de miles de personas de forma casi inmediata.

Racismo, colonialismo y supremacismo, alimentan el avance hacia un nuevo fascismo internacional. La UE y la OTAN son superestructuras productoras y legitimadoras de todo tipo de violencias sistémicas. Esa dictadura de clase deriva hacia el fascismo según persisten sus dificultades, y se apoya en el sionismo, como el nuevo nazismo necesario para provocar la barbarie sin barreras. 

Por si no fuera suficiente todo lo que aportan las últimas tecnologías, el capitalismo encuentra un recurso más de su deriva actual en la reactivación de las violencias más ancestrales. Tira de lo más degradado y atrasado de la especie humana, de todo aquello que el proceso de cambio histórico no terminó de eliminar. Racismo, xenofobia, religión, misoginia, ….. Una y otra vez se retroalimenta la violencia contra las mujeres con los valores más reaccionarios, la religión, la apropiación privada, el amor posesivo. Matar/violar a la mujer del otro es un botín de guerra, una forma de humillar al enemigo, que no es capaz de defender a “sus mujeres”. Siempre en todas las ocasiones, Esto es posible a partir de la perpetuación del papel subordinado y cosificado de la mujer en la sociedad patriarcal de todos los días.

Se podrían seguir analizando otros aspectos más, pero valga lo expuesto como indicativo de la situación actual, para a continuación entrar en el análisis de algunas causas y conclusiones

Contradicción entre el desarrollo de fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalistas

La triunfante Revolución de Octubre debió dar inicio a un ciclo de cambios revolucionarios en la escena mundial que llevara a la civilización a una etapa superior de su desarrollo, con la progresiva demolición del sistema capitalista internacional. Esto fue así durante un tiempo, y los avances fueron extraordinarios, pero las potencias capitalistas consiguieron frustrar la continuidad de este proceso y recuperar su ventajosa posición anterior.

La historia no es lineal. Tiene avances y retrocesos, aunque en otros tiempos pensamos que eso no podría ocurrir con esa dimensión.

El capitalismo consiguió contener y bloquear la extensión del proceso revolucionario, pero para ello tuvo que dar un gran impulso al desarrollo de las fuerzas productivas, para conseguir una posición de ventaja en la competencia con las experiencias socialistas que estaban en construcción, y que eran entonces un referente excepcional para la clase obrera mundial.

Se produce así un salto cualitativo extraordinario dentro de la formación capitalista –lo que entonces se denominaba la revolución científico-técnica-, sin que ello conllevara el desarrollo de nuevos procesos revolucionarios. Analizar cómo esto fue posible es una tarea que no está concluida.

Como consecuencia de estos cambios, de amplia hegemonía ideológica del capitalismo, se empieza a formar la base material necesaria para el tránsito revolucionario a la sociedad socialista y al comunismo. Al tiempo que se contenía el desarrollo de procesos de cambios políticos revolucionarios, en una compleja lucha ideológica.

El comunismo occidental tiene mucho que ver con el hecho de que las cosas ocurrieran de esta forma. Las organizaciones revolucionarias no fueron capaces de interpretar estos grandes cambios, y tuvieron una alta responsabilidad en el desarme ideológico de la clase obrera del entonces llamado primer mundo. Eso quedó escrito con todo detalle en “Eurocomunismo y Estado”, Carrillo.

La introducción masiva de la robótica más avanzada y de la IA, en una sociedad socialista, significaría reducción del tiempo de trabajo y aumento del tiempo libre para otras actividades humanas. En el capitalismo ese proceso de innovación tecnológica significa aumento del paro y reducción mayor de los salarios.

Conscientes los capitalistas de esta contradicción creciente sus centros intelectuales desarrollan toda una variada batería de estrategias para que la clase obrera, y la sociedad en su conjunto, no adquieran conciencia de estas condiciones concretas del momento histórico.

Cuando estas estrategias tienen la capacidad incluso de cooptar a una parte del mismo campo revolucionario el capitalismo consigue la estabilidad necesaria para perpetuar su barbarie, con paz social.

Algunos personajes

Hoy el capitalismo internacional imperialista se personifica en una serie de líderes que realizan un muy estimable trabajo de legitimación de la barbarie dominante. Brevemente algunos de ellos:

Pedro Sánchez, envía barcos de guerra a Asia occidental para apoyar el genocidio contra el pueblo palestino. Legitima con toda frialdad la masacre de la valla de Melilla en 2022. Se considera no solo un demócrata, sino un progresista.

Felipe 6, vive de las rentas ideológicas del pasado. Su objetivo es parar el tiempo histórico. Mientras dure hay lujos y dinero. Si un día se acaba habrá una gran fortuna depositada en otro país para garantizar su futuro. Se vende como apolítico. Es clave de bóveda del capitalismo español.

Biden, (ahora K. Harris), es el ala progresista del imperialismo yanki. Comete crímenes de guerra con total impunidad en Afganistán, Yemen, Palestina, …. Capataz al servicio de las petroleras, y de otros monopolios, que arrasan el planeta y destruyen nuestro nicho ecológico. 

Macrón, desde la República, sigue conspirando para derrotar los procesos soberanistas que se levantan en el Sahel. Igual que hicieron sus antecesores asesinará a cualquiera que le lleve la contraria. Patricio Lumumba, Crhis Hanny, Thomás Sankara, Kadafi, ,,,,, Hoy tiene en la mira de su sistema judicial a Durov, en defensa de la libertad de expresión ….

Bukele, singular personaje al que se le permite todo tipo de violaciones de los derechos humanos, pero en ningún caso los media del sistema hacen la más mínima crítica de este dictador de comic futurista.

Mohamed VI, es el valido del eje imperialista anglosajón en el continente africano. Tortura, asesina, viola, desaparece, invade, roba, ….., pero nunca será denunciado por tales actos. Es la democracia de occidente. La que dicen que quieren llevar a Cuba estos maestros de todas las dictaduras.

Netanyahu, el carnicero. Sin ética, sin moral. Capitalismo en estado puro.

Todos estos sujetos, y otros en su misma línea, pueden cometer cualquier tipo de acción criminal sin que se les pida responsabilidades por ello. Son elementos imprescindibles para el mantenimiento del statu quo actual. Son su careta política. La esclavitud asalariada, la militarización y la guerra, el recorte de libertades, la impunidad, la destrucción del nicho ecológico, los golpes de Estado, el colonialismo, ……, todo está permitido a estos civilizados sirvientes de los oligarcas mundiales.

El camino a la revolución

La descripción de la actual barbarie podría ser más extensa y diversa, es necesaria una comprensión más abarcadora de la violencia que impone el capital para tratar de perpetuar su reproducción mediante la esclavitud asalariada. A partir de ello será posible desarrollar las capacidades de la transformación revolucionaria de la sociedad actual.

El camino hacia la revolución social, socialista, se recorre a través de la práctica, y de la confianza en las masas

Estos dos factores son decisivos para salir del impase actual. Partido Comunista.

Sin teoría revolucionaria no hay práctica revolucionaria. Sin práctica revolucionaria no habrá avance hacia la revolución social, y sin confianza en las masas no se encontrará salida a la actual situación.

Estos dos elementos constituyen el reto mayor para el pensamiento revolucionario occidental, hoy atascado en una indolente generalización de las ideas del cambio social, y del mismo análisis de la crisis terminal del sistema capitalista internacional. Ello le sitúa en una incapacidad paralizante para tocar la realidad concreta de la lucha de clases, y la hegemonía actual de la oligarquía internacional monopolística.

Frente a esta parálisis resulta oportuna, una vez más, la consigna imprescindible en los grandes momentos históricos: ¡Audacia, audacia y más audacia¡ 

El camino a la revolución se recorre mirando a Lenin, Ho Chi Minh, Fidel, Sankara, Bumedian, ….

Partido de la revolución, militantes de la revolución

El Partido revolucionario, desde los postulados ideológicos más rigurosos, tiene que definir su programa en función de las condiciones más concretas de la lucha de clases, de la correlación de fuerzas y del acumulado de las luchas anteriores en su contexto. La violencia revolucionaria es parte de la acción del Partido de vanguardia, hay que asumirlo, hay que preparar a la organización.

Es un reto constante definir la forma concreta del Partido, lo que en concepción leninista son las normas.

Un Partido revolucionario, cuya limitada acción quepa dentro de los límites del sistema de dominación burgués, sin crear ningún tipo de conflicto, tiene que revisar su concepción práctica política, y analizar qué aspectos de su accionar no se corresponden a las exigencias del momento presente.

Elevar la conciencia de las masas requiere de un ejercicio práctico, muy concreto, de conducción revolucionaria. Esa es la gran tarea del Partido de vanguardia hoy.

Internamente eso se tiene que concretar en un fortalecimiento del centralismo democrático y del carácter colectivo de la Dirección política. Una línea política de intervención, elaborada colectivamente, y aplicada por toda la organización de forma unitaria. Sin más. 

Un Partido que no se sujete a los límites impuestos a su intervención política por la clase dominante, sino un Partido que decide su intervención política en función de sus objetivos de conducción revolucionaria de las masas. Creando las estructuras de seguridad y protección adecuadas a esta situación, para no naufragar en la primera confrontación.

Recuperar las mejores tradiciones militantes de la III Internacional, ajustadas a las condiciones concretas del momento actual. Recuperar el reconocimiento y el liderazgo del Partido Comunista entre las masas. Eso se gana a pulso.

El MCI avanzará por el camino de su recuperación político-ideológica cuando algunos Partidos revolucionarios (la vanguardia de la vanguardia), con su práctica concreta diaria, vayan colocando los referentes y las posiciones que se corresponden con el actual momento histórico de la lucha de clases y de avance hacia la revolución socialista. La resolución de las actuales debilidades del MCI no será producto de un acuerdo por arriba, en lo esencial, será producto de un proceso que se desarrollará bajo el impulso de Partidos, y prácticas concretas, que cambien la subjetividad de la fracción de la clase y de las masas que tienen mayor disposición y potencialidad para el combate

El socialismo, y el comunismo 

La sociedad socialista, como transición hacia la sociedad comunista, es una sociedad nueva, completamente nueva.

La ruptura mental/conciencia entre el presente capitalista y la era del socialismo será producto de un acumulado de experiencias prácticas. También de una radical y combativa lucha ideológica, vinculada a las masas obreras y populares.

Pero los avances del presente deben ser valorados como factores decisivos del cambio superestructural por el cual combatimos. Cuba, China, Vietnam, RPDC, ….., también otros procesos recientes -que pueden llegar a ser o no-, son valiosísimas experiencias prácticas, sobre las que hay que apoyarse como baluartes frente a lo que viene, y frente a lo que es necesario hacer. 

Médicos y no bombas. Magnífica síntesis de la confrontación entre dos mundos, dos cosmovisiones. 

El mundo nuevo que es la sociedad socialista representa un sistema de valores superiores a cualquier momento de la sociedad capitalista. Hay que hacer bandera de esos valores, contraponerlos, exaltarlos, hasta que se conviertan en el programa de aspiraciones de las grandes masas obreras y populares, en sus sueños.

Millones de militantes comunistas han de aprender este arte de la explicación de las grandes ventajas del nuevo mundo socialista. Las direcciones centrales han de trabajar para su formación en el plazo más breve posible.

Todo está preparado, existe ya la base material necesaria, las fuerzas productivas altamente desarrolladas no caben dentro del viejo y rancio capitalismo imperialista, que intenta constreñirlas para que no se desarrollen más, porque su desarrollo significa un incremento mayor de la crisis del capitalismo.

En esta situación la formación capitalista imperialista actúa a dos niveles para tratar de sobrevivir:

  • En lo micro hay un sistema permanente de parcheo a todo tipo de situaciones que manifiestan la crisis. La socialdemocracia en primer lugar. El fascismo-sionismo después.

  • En lo macro, la dictadura de clase explícita, la rapiña mundial y la guerra sistémica y permanente. El terrorismo de Estado sin límites. Colapso informático del suministro eléctrico en Venezuela. Terrorismo mundial.

Pero de ninguna de las formas consigue el capitalismo imperialista parar el mundo. Ni darle marcha atrás, que es aún más ilusorio. 

Epure si muove, y se mueve hacia adelante y de forma incesante. Se profundiza la crisis general sistémica. Cae y cae, y cae la tasa de ganancia, y se hace necesario movilizar ingentes cantidades de capital para mantener la cuenta de resultados. La deuda crece y crece. El dólar es un papelito verde con un valor simbólico. La deuda es impagable.

La concentración y centralización del capital no cesa. Cada crisis económica cíclica termina con un nuevo impulso a este proceso centralizador. Gigantescos monopolios se forman. Recursos inmensos de la economía mundial quedan en cada vez menos manos. Una cada vez más reducida oligarquía mundial concentra un inmenso poder, que no para de crecer. Algunos de estos oligarcas sueñan con un gobierno mundial absoluto bajo condiciones capitalistas. Un sistema de alta fragilidad que se mantiene en pie por la velocidad con que se mueve.

Con la desaparición de la propiedad privada la sociedad humana pasará a estar formada por productores libres asociados. Esa será la base material necesaria para la construcción de los nuevos valores comunitarios que elevarán a la Humanidad a un estado superior, totalmente imposibles en el capitalismo. La justicia social, la igualdad, la paz y la libertad es el mundo que está por venir. Los capitalistas se esfuerzan todos los días por ocultar esta verdad incuestionable a las más amplias masas.

No hay que esperar más. Al asalto del poder y a la conquista de la nueva sociedad.

Todo empieza.

¿No sabes cómo? No importa, lo aprenderás en la lucha práctica. Empieza ya.

La urgencia inaplazable del momento histórico

Se rompe, estalla, salta hecha añicos, la estructura sistémica que en el período histórico anterior tuvo la capacidad de mantener la cohesión de un sistema de dominación que en su nacimiento fue transformador y progresista. Hoy precisa destruir toda la superestructura anterior: ONU, Comisión de DD HH, Acuerdos de desarme, UNESCO, etc. Ya es imposible contener su proceso de implosión. Los intentos de la clase dominante por remendar esas situaciones se convierten en una nueva agresión, que afecta al equilibrio general de la especie humana en su relación con su nicho ecológico, a la vida toda.

Cada día que pasa millones de seres humanos sufren violentamente en la mayor indigencia. Cada día que pasa el mundo avanza un escalón más en su proceso de degradación, el capitalismo no para en la destrucción de nuestros medios de vida. Cada día que pasa aumenta el riesgo de una guerra nuclear que lo destruya todo. 

La acción libre de las bárbaras fuerzas capitalistas, multiplicadas en sus capacidades destructivas por el altísimo desarrollo de las fuerzas productivas, está haciendo colapsar aceleradamente todos los sistemas humanos, naturales y artificiales. La muy alta movilidad internacional de mercancías y personas, que exige el proceso de acumulación de capitales, traslada de forma casi inmediata cualquier disfunción del sistema desde lo más local a toda la sociedad mundial.

Ante semejante situación histórica se plantea como inaplazable y urgente el tránsito revolucionario a la nueva sociedad, aquella que disponga todas las fuerzas productivas al servicio de la construcción de la sociedad socialista.

¿Capitalismo? No gracias.

Poder obrero y revolución socialista.

La victoria es nuestra.

C. Suárez

 

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