Aparece un cadáver de una mujer en una playa de Málaga. Dado su estado, los vecinos aluden, a un “ajustes de cuentas”. La policía, que ni confirma ni desmiente los corrillos televisivos, acaba deteniendo a su pareja, es un nuevo caso de asesinato machista. Este feminicidio especialmente cruento por la forma, pero igualmente violento en el fondo, es uno de los once que sucedieron el pasado diciembre y si el año se despidió con una ola de terror machista, enero no ha terminado y ya hay 6 víctimas mortales más. El 23 de enero un hombre con antecedentes por violencia machista fue detenido en Valladolid por asesinar a cuchilladas a su pareja y a la hija de esta.
Saltan las alarmas, se convocan gabinetes de crisis, comisiones interministeriales y todo el mundo se pregunta, ¿qué está pasando?
Desde que existen datos sobre estos crímenes (2003), el número de mujeres asesinadas que habían denunciado se movía en una franja en torno al 20 %. Entonces se las culpabilizaba por no haberlo hecho, de las víctimas asesinadas en diciembre, la mitad habían denunciado. De los asesinatos de este enero, en la mitad de los casos los hombres habían sido denunciados en algún momento por violencia de género y constaban en el sistema Viogen, aunque los casos estuvieran inactivos. Según el Ministerio del Interior, en este sistema hay 74.656 mujeres con protección, de las cuales 17 se encuentran en riesgo extremo y 706 en riesgo alto».
VioGen es un programa informático que utilizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para calcular el riesgo de que un hombre pueda volver a agredir a su pareja o expareja. La valoración se hace tras un cuestionario estructurado de varias preguntas a la víctima, la importancia de cada respuesta se pondera automáticamente y se arroja una evaluación de riesgo que, cuando es alta, activa medidas de protección policial. El resultado de la evaluación pasa a un juez, que impondrá las medidas. Es decir, que el análisis se fundamenta en las respuestas, a preguntas estandarizadas, de mujeres que viven en una situación de dominio y que tienen amenazada su integridad física y moral, y a la de sus hijos e hijas y también a la percepción de policía o juez de turno. En muchas ocasiones las medidas son retiradas cuando la víctima no ratifica su declaración en el juicio, sin tener en cuenta la situación de terror en la que viven.
Después del enésimo gabinete de crisis, ola tras ola de asesinatos, ahora han establecido un equipo que analizará mes a mes que ha fallado en los casos que se den, o sea a posteriori y hoy mismo han propuesto que las mujeres víctimas de violencia de género se les proporcione alojamiento y el IMV, parece ser que no sabían que muchas mujeres conviven con sus maltratadores por falta de recursos económicos. De medidas preventivas no han dicho nada y de apoyar las propuestas de especialistas y forenses, que opinan que para mejorar la atención a las víctimas hay que establecer equipos multidisciplinares desde el momento de la denuncia y que el equipo forense pueda tener acceso a la información sanitaria, judicial y social de la víctima y el agresor, antes de emitir una valoración de riesgo, porque es clave saber si el agresor ha cometido más delitos con esa pareja o con otras parejas, porque en este caso, la valoración del riesgo se dispara, no han dicho nada, se ve no les ha parecido una medida urgente.
El Ministerio de Igualdad reclama más recursos, fondos y medios personales y Grande-Marlaska contesta en rueda de prensa, que la herramienta está en constante revisión y cambio y que los medios puestos en marcha por Interior son suficientes. Si no viviéramos en este país nos sorprenderíamos de que fueran del mismo gobierno y fueran al mismo Consejo de Ministros.
Pero como sí vivimos aquí, y conocemos de las políticas de parches y paños calientes de la vieja y nueva socialdemocracia española, nos preguntamos por qué no han hecho caso de los múltiples manifiestos, análisis, estudios, elaborados por el movimiento feminista, que apuntan a acciones y medidas concretas desde el conocimiento del trabajo con y para las mujeres, por qué los famosos planes integrales de lucha contra la violencia sexual y de género, están vacios de contenidos, de ficha financiera y sobre todo de equipos multidisciplinares, que atiendan a las víctimas, las acompañen y protejan, por qué la sensibilización y formación sigue siendo un reducto de las ONG con proyectos parciales y charlas a salto de mata, por qué no se ha implantado una educación afectivo sexual en todos los niveles formativos tanto formales como informales, por qué parte de los recursos se gastan en suntuosas jornadas de debate con reputadas ponentes y después no hacen caso de lo que allí se propone, por qué aunque llevan gobernando 3 años juntos, la violencia contra las mujeres no cesa, pues porque no atajar las causas y solo actuar y escasamente sobre las consecuencias, no solo no soluciona, sino que ni transforma ni erosiona este sistema patriarcal en el que vivimos.
Tatiana Delgado Plasencia.